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Será fija en el 8%; en la industria están expectantes por el conflicto con ese país.Luego del pedido de los Estados Unidos para que la Argentina suba las retenciones al biodiésel, el Gobierno no sólo eliminó el régimen de retenciones móviles para el biocombustible, sino que lo reemplazó por otro en el que las alícuotas serán fijas y subirán al ocho por ciento.
En 2012, por iniciativa de Axel Kicillof, que en ese momento era viceministro de Economía, el gobierno anterior puso retenciones móviles para el biodiésel. Empezaron con una tasa nominal del 22,34 por ciento y un derecho efectivo del 18,26 por ciento. Vinieron subiendo o bajando en función de una fórmula que consideraba, entre otros factores, el aceite de soja, su materia prima, por ejemplo.
Desde junio pasado estaban en el 0 por ciento. Ayer, con el decreto presidencial 1025 se derogó el régimen de 2012 y se estableció, además, que a partir de enero de 2018 pasarán a una tasa del 8 por ciento fija.
Después de que en agosto pasado Estados Unidos impusiera aranceles promedio del 57 por ciento contra el producto argentino (hoy con un derecho definitivo del 71,45 al 72,28 por ciento), por supuestos subsidios, las autoridades del Departamento de Comercio de ese país le pidieron a la Argentina que subiera las retenciones.
Para la industria norteamericana, el diferencial de retenciones en la Argentina (del hasta ahora 0 por ciento para el biodiésel y 27 por ciento para el aceite de soja) constituye una ventaja para las empresas que operan en el país.
Ese fue uno de los planteos que hizo precisamente la National Biodiesel Board (NBB), la cámara que agrupa a los productores estadounidenses, cuando le pidió sanciones contra el biodiésel al secretario de Comercio de EE.UU., Wilbur Ross.
La Argentina pasó de exportar a Estados Unidos unas 170.000 toneladas en 2014 a 1,5 millones de toneladas el año pasado por unos US$ 1200 millones. Las empresas que operan en la Argentina esperan ahora algún gesto de EE.UU. tras la suba de los derechos de exportación por parte del gobierno argentino.
«Tenemos la expectativa de que esto destrabe la negociación con los Estados Unidos», dijo una fuente del sector empresario. En parte del sector interpretan esto justamente como una señal al gobierno norteamericano.
En este contexto, por el momento prefieren ser cautelosos sobre el impacto que tendrá entre las empresas del sector. Admiten que «quita competitividad» el incremento de la alícuota. No obstante, afirman que quieren esperar a ver «cómo se acomoda el mercado».
Hace unos meses se estaba estudiando una retención del 15 por ciento. Algunas empresas habían hecho saber que una tasa ya por encima del 5 por ciento pondría en apuros sus operaciones.
En los fundamentos del decreto oficial se deja abierta la puerta para una nueva suba de los derechos de exportación. El Gobierno plantea que debe haber una «armonización» y «convergencia» entre los distintos derechos de exportación. Vale recordar que el mes próximo comenzará a aplicarse para la soja una reducción gradual del 0,5% por mes hasta 2019, cuando finalice el mandato del presidente Mauricio Macri. «Esto no descarta que sigan subiendo los derechos al biodiésel», confió otra fuente del sector de la industria argentina.
Aunque no está cerrado el año, algunas proyecciones indican que las exportaciones totales de biodiésel podrían ubicarse en un nivel similar a 2016, con ventas por 1,6 millones de toneladas.
Desde septiembre pasado, tras la reapertura de Europa para el producto, se comprometieron negocios por unas 500.000 toneladas, según fuentes empresarias. Muchos apuraron ventas frente a los crecientes rumores de que el Gobierno iba a subir las retenciones al producto.
Hoy, a Europa las empresas llegan pagando una protección arancelaria total que va del 16,5 al 19 por ciento.
Los números del negocio
4,5 millones de toneladas: es la capacidad instalada que tiene la industria de biodiésel en la Argentina. Nació en 2006 con una ley de fomento a la actividad
2,2 millones de toneladas: fue la producción que tuvo el sector el año pasado. En 2017 sería un volumen similar. De ese tonelaje, 1,1 millones de toneladas se colocan en el mercado interno, mientras que 1,6 millones de toneladas van para la exportación
90 por ciento: de las exportaciones realizadas en 2016 fueron a los Estados Unidos, lo que representó un ingreso de 1240 millones de dólares. Ahora ese mercado está cerrado.
POR FERNANDO BERTELLO
FUENTE: LA NACION