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Brasil: el bioetanol, una carta que revela la alianza con los Estados Unidos

etanol-lula-gabrielli-petroLula con José Sergio Gabrielli, presidente de Petrobrás
Foto: Ricardo Stucker/PR

Uno de los rasgos más elocuentes de cómo Brasil quiere insertarse en el mundo está dado por su voluntad de generar una independencia energética en materia de petróleo, pero, sobre todo con su avance en el desarrollo de biocombustibles a partir de la caña de azúcar. Para esto, también, se alió con los Estados Unidos.

Si bien el complejo etanol aún no logró formar un mercado internacional, hay enormes apuestas a su desarrollo.

De hecho, Petrobrás firmó el jueves último un acuerdo para el desarrollo de la investigación y la comercialización internacional de etanol de segunda generación celulósico con el NREL, Laboratorio Nacional de Energías Renovables del Departamento de Energía de los Estados Unidos, según se anunció en la Conferencia Internacional de Biocombustibles realizada en San Pablo.

El acuerdo es fruto de un memorando de entendimiento firmado el 9 de marzo de 2007 entre la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el ministro de Relaciones Exteriores brasileño Celso Amorim para la cooperación en biocombustibles.

Mientras que el NREL realiza investigaciones técnicas, económicas y ambientales respecto de la sustentabilidad de los biocombustibles de segunda generación, el centro de desarrollo de Petrobrás (Cenpes) conduce investigaciones para convertir el bagazo (residuo de la caña de azúcar) en etanol, el aceite en diésel y la producción de biomasa a partir de derivados del petróleo, mediante el uso de tecnologías termoquímicas.

«El uso de residuos puede incrementar sustancialmente la producción de etanol», indicó el director ejecutivo del Cenpes, Carlos Tadeu da Costa Fraga.

Ambos institutos oficiales colaborarán en cuatro áreas de investigación y desarrollo, siempre con el objetivo final de la comercialización internacional de los productos: procesos de producción bioquímicos, procesos termoquímicos, análisis económico del etanol de lignocelulosa y la evaluación de cortes entre etanol y nafta.

Por otra parte, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), junto con el Centro de Gestión de Estudios Estratégicos (CGEE) de Brasil, la Cepal y la Oficina para la Agricultura y la Alimentación de la ONU (FAO, en inglés), presentaron el libro Bioetanol de caña de azúcar. Una energía para el desarrollo sostenible. Brasil utiliza este combustible desde 1931 y es el máximo referente mundial en cuanto a producción.

Por cada hectárea sembrada con caña de azúcar se genera una productividad industrial de 6800 litros de bioetanol. Lo que se pretende es avanzar en la producción de etanol a partir de los residuos celulósicos: con el 30% del bagazo y mitad de la paja se obtienen 400 litros por tonelada de biomasa celulósica seca.

Fuente: La Nación

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