El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, participó en la clausura de la «Conferencia internacional sobre biocombustibles», en Sao Paulo (Brasil)Foto: EFE.
La crisis alimentaria se debe a la especulación en mercados financieros, en materias primas, y de la industria petrolera; el etanol y el biodiesel, combinan crecimiento con desarrollo ambiental, pero también con responsabilidad social.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, eximió hoy a los biocombustibles de cualquier responsabilidad en la crisis alimentaria mundial, que atribuyó a la especulación en los mercados financieros y de materias primas.
«La crisis alimentaria es provocada por la especulación derivada del alza del petróleo y del alza en los precios de las materias primas», afirmó Lula al clausurar la «Conferencia internacional sobre biocombustibles», celebrada esta semana en Sao Paulo.
Algunos gobiernos, organizaciones internacionales y de la sociedad civil han atribuido a los biocombustibles la escasez mundial de alimentos, porque para su producción se usan materias primas como el maíz y la caña de azúcar, entre otros.
También han acusado a esa industria de poner en riesgo la biodiversidad y de explotar el trabajo en condiciones degradantes.
«Una buena parte del aumento de los precios de los alimentos es porque hay más pobres comiendo en el mundo y es normal que haya un aumento del consumo, pero hay muchas materias primas especuladas en el mercado de futuros a precio absurdos», subrayó hoy Lula.
El presidente criticó de igual manera la falta de reservas de alimentos básicos como el trigo, el arroz y el maíz, que desde el año 2000 «bajaron a la mitad».
El jefe de Estado defendió además la producción y expansión de los combustibles alternativos, como el etanol y el biodiesel, porque «combinan crecimiento con desarrollo ambiental, pero también con responsabilidad social».
«Reconozco que hay preocupaciones legítimas en este debate», dijo Lula, quien acusó a «intereses poderosos» de distorsionar la verdad sobre los biocombustibles.
El representante para América Latina de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Grazziano, que participó en la Conferencia, respaldó la política brasileña de biocombustibles y destacó el potencial que tienen otros países de la región en ese campo.
Sin embargo, los participantes en el seminario internacional «Agrocombustibles como obstáculo a la construcción de la soberanía alimentaria y energética», paralelo a la conferencia, condenaron en su documento final «el modelo y la estrategia de promoción» de estos carburantes.
La Pastoral de la Tierra de la Iglesia Católica brasileña también reafirmó en el marco del seminario sus denuncias de que hay trabajo esclavo y degradante en la industria de la caña de azúcar.
Lula respondió también a las críticas sobre el peligro que corre la selva amazónica por la expansión de las áreas dedicadas al cultivo de caña de azúcar para la producción de etanol.
«En la región de la Amazonía no se tendrá caña de azúcar, pero vamos a expandir nuestro etanol a áreas muy degradadas», apuntó Lula, quien señaló que los biocombustibles pueden ayudar a solucionar la crisis financiera internacional.
«Las crisis son portadoras de amenazas pero permiten oportunidades y nuevos caminos», indicó.
Señaló, sin embargo, que «la crisis no puede ocultar otras cuestiones de fondo como el hambre y la pobreza de centenas de millones de personas, ni ocultar los problemas del cambio climático».
En la conferencia, que reunió académicos, industriales y especialistas, se debatió la relación de los biocombustibles con el cambio climático, con la seguridad alimentaria, las nuevas tecnologías y el mercado mundial, entre otros aspectos.
El canciller brasileño, Celso Amorim, por su parte, pidió que se eliminen las barreras proteccionistas en el comercio internacional de biocombustibles para que los países pobres puedan beneficiarse de esa fuente alternativa de energía desde el punto de vista económico y social.
Además, Brasil y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para ampliar la cooperación científica con terceros países en el área de producción de biocombustibles, que incorporará a Guatemala, Honduras, Jamaica, Guinea Bissau y Senegal a esa iniciativa.
Fuente: El Universal/Mexico
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