BIODIESEL CORDOBA

Biodiesel Córdoba, alumnos fabrican biodiesel en el aula

Alumnos de una escuela de Devoto recolectan aceite desechado en hogares y en restaurantes de la localidad. El combustible que producen es donado al municipio, que lo usa en sus vehículos.

Laboratorio. Los estudiantes lograron producir 60 litros semanales de biocombustible. Ellos mismos construyeron el reactor adaptando un lavarropas viejo. 

Devoto. Son como la compañía petrolera de un pequeño pueblo del este cordobés. Los alumnos del Ipet 89 Paula Albarracín, de Devoto, llevan cuatro años fabricando combustible a partir del reciclado del aceite de cocina usado. Lo recolectan de las viviendas y locales gastronómicos de esta pequeña población de seis mil habitantes, ubicada a 180 kilómetros de la ciudad de Córdoba.

No se trata de un experimento de laboratorio alejado de la utilidad práctica. El biodiésel que producen es usado por los vehículos del municipio.

Las tareas se iniciaron en 2012 gracias a la iniciativa de la docente Silvia Cavagliato y encontró rápido apoyo entre los estudiantes y docentes de Electromecánica y de Industria de los Alimentos, ambas especialidades que se dictan en este centro educativo público.

“Las primeras muestras fueron de laboratorio. Como vimos que funcionaba, pensamos en una producción a gran escala”, recordó Cavagliato.

Los propios alumnos junto con el plantel docente construyeron la planta piloto que funciona en el patio del colegio.

Recibieron donaciones de instituciones locales. También diseñaron los aparatos necesarios para la producción del combustible. Todo fue muy casero.

“Los chicos estuvieron en todo el proceso, desde realizar el contrapiso y colocar las chapas de la planta hasta la fabricación del reactor, para el que se utilizó un lavarropas usado que fue adaptado”, apuntó Cavagliato.

La producción de combustible ecológico en la escuela cuenta con el asesoramiento de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti).

Para la primera prueba, la concesionaria Ford del pueblo prestó un vehículo usado como conejillo de Indias. La docente a cargo del proyecto indicó que funcionó bien. “Comprobamos que servía, pasamos la prueba de fuego sin ningún problema”, dijo.

Luego, ya con la seguridad de que cumplía con todos los requerimientos, se inició la producción de 60 litros semanales. “Se los donamos al municipio, que los usa en sus camiones y en una camioneta. Es una forma de devolverle al pueblo la ayuda que recibimos desde la donación para realizar la planta piloto hasta el aceite que recogemos de los hogares y negocios”, señaló la docente.

Para este año, la idea es ampliar el proyecto. Con la ayuda de la Municipalidad, se compró una nueva paila que permitirá procesar hasta 150 litros por semana. “Nuestra idea es seguir donando una parte de la producción y el resto venderla a un costo menor a otras instituciones de la localidad para cubrir los gastos que tenemos”, explicó Cavagliato.

El proyecto tiene además beneficios para el ambiente porque se aprovecha un desecho contaminante en un combustible limpio.

Enseñar a producir

Gerardo Gastaldi, director del Ipet 89, resaltó este proyecto porque para muchos de los estudiantes es la primera experiencia laboral, lo que implica el aprendizaje adicional de valores de compromiso y responsabilidad.

“Además de los conocimientos en las distintas materias, tanto en la planta piloto como en el laboratorio, también se les exige que cumplan un horario y ocupen distintas funciones y roles en la producción”, indicó el director.

Para la puesta en marcha, se debió llegar a un acuerdo entre alumnos, profesores y directivos que aseguraran sostener el proyecto productivo pero sin descuidar el desempeño académico.

“Se consultó a los alumnos de quinto y sexto año sobre a quiénes les interesaba participar activamente. A partir de ahí, se consensuó un horario para llevar a cabo la producción sin perjudicar el desarrollo de las diferentes asignaturas”, finalizó Gastaldi.

Un proyecto ambiental

Cambio climático. El biodiésel reemplaza a los combustibles fósiles responsables del cambio climático. Además, su combustión no emite sustancias tóxicas como sí lo hace el diésel común.

Desecho. Si no se tratan adecuadamente, los aceites vegetales usados son un problema ambiental porque contaminan basurales y las aguas subterráneas.

Único. No hay localidad cordobesa que tenga un tratamiento diferenciado para los aceites.

Por María Laura Ferrero

Fuente: La Voz del Interior/Córdoba

Fimaco

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