A través de un informe el Ifpri indica las medidas a tomar para frenar la escalada de precios de los commodities agrícolas en el mundo. Claves para entender las causas y consecuencias de estos efectos en nuestro país.El plan de acción del Ifpri para la crisis mundial de precios alimentarios aborda ocho aspectos que, según este esquema, contribuirían a solucionar el crecimiento de los valores de los commodities. En uno de estos ítems toca temas sensibles para la economía argentina, como la política mundial de biocombustibles.
En el artículo que explica el cambio, el director general del Ifpri, Joachim Von Braun, sostiene que hay una competencia por las materias primas entre el sector de biocombustibles y la industria alimentaría. Y esto, además de conducir a que países con bajos recursos enfrenten escasez de comida, incide directamente en el alza de los precios de los commodities. En este sentido, Claudio Molina, presidente de la Asociación Argentina de Biocombustibles, opinó que «nada de esto se ha podido comprobar científicamente. Sin embargo, la opinión pública quedó sensibilizada por tal acusación. Producto de ello se desarrolla un intenso debate respecto de la conveniencia de políticas públicas vigentes que promueven el uso de los combustibles renovables».
Von Braun marca tres pilares fundamentales para afrontar la suba de los precios. El primero relacionado con la ciencia y la tecnología: en referencia a que se debería invertir más recursos en acelerar y aumentar la productividad agrícola. Más adelante señala que los mercados deberían reducir al mínimo los costos de transacción de granos, con normas transparentes, basadas sobre resultados.
Finalmente, el tercer ítem que ayudaría en el futuro a detener el alza de los valores gira en torno de un seguro y una política de protección social para aquellos con dificultad para acceder a los alimentos.
El Ifpri lo considera una necesidad dada por la creciente escasez nutricional en algunas regiones del planeta y los cambios en el sistema alimentario que son consecuencia, en parte, según este estudio, de la expansión de los biocombustibles.
En relación con estos pilares, Molina manifestó: «Estoy de acuerdo, he propuesto para nuestro país asignar el producido de las retenciones agrícolas y agroindustriales a un fideicomiso para crear un programa de alimentación para cuatro millones de personas. Además, la adquisición de todos los cereales y oleaginosas consumidos, para acordar con la industria alimentaria un precio de transferencia que asegure precios muy bajos de alimentos en góndolas locales».
Otro aspecto que aborda el artículo es el de los subsidios. Von Braun explica que la manera que algunos gobiernos han decidido estimular la producción es regresiva.
En este sentido, explica que los consumidores de bajos ingresos, si los precios aumentan, pierden mucho por lado de la compra de alimentos y la ganancia es mínima si el valor de la energía disminuye. En contraposición, Molina indicó que no debería efectuarse un análisis estático, sino dinámico, porque también se produciría un aumento de la productividad agrícola y la masividad de las tecnologías de segunda y tercera generación.
La proyección del IGC estima que para la campaña 2007/08 la producción de maíz en EE.UU. destinada a la producción de etanol será de 76,8 Mt, 40% más respecto del período anterior. «Deberá desarrollar biocombustibles de segunda generación, que parten de materias primas no alimentarias y abrir el mercado de etanol a la caña de azúcar”, señaló Molina.
Fuente: Infocampo