En el marco del alza del crudo y la percepción de su escasez, los biocombustibles irrumpieron al mercado, presionando sobre los precios de los alimentos a nivel mundial. ¿Cuánto impactan y a quienes benefician? Un análisis de los programas adoptados en los diferentes países, por el economista y profesor de la Universidad de Indianápolis.
El mercado de los ingredientes del alimento animal –granos, oleaginosas, harinas y otras fuentes de energía y proteína–, ha cambiado significativamente en los últimos dos años. Pero las causas subyacentes fundamentales de este cambio resultan algo novedoso para el comercio mundial: no se trata de una situación de escasez de producto sino más bien de una mayor demanda por los mismos.
Lo que acontece es muy distinto a lo vivido históricamente, excepto contadas ocasiones, como el ingreso súbito en el mercado de Rusia en la década del 70, que hizo aumentar los precios de manera substancial. “En el año 73 eran los rusos los que ingresaban en el mercado de granos del mundo adquiriendo todos los excedentes que pudieran encontrar. En ambos casos, el resultado es que el costo de los alimentos animales se ha duplicado o triplicado en muy poco tiempo”, enfatizó el Dr. Thomas Elam, economista y profesor de la IUPUI (Indianápolis, EE.UU.), en el Seminario de Nutrición de Rumiantes organizado por Elanco.
La diferencia principal entre aquel entonces y la coyuntura actual, según Elam, es que el fenómeno ruso fue temporario, mientras que hoy no se observa ningún final a partir del aumento de la demanda de petróleo de China y India, entre otros.
Actualmente, se da una combinación de gran demanda por alimento con un aumento aún más rápido de la demanda de granos para su conversión en biocombustible. Por primera vez en la historia, los precios de la energía alcanzan niveles récord sin interrupción de la oferta, lo que ha aumentado también la demanda por fuentes alternativas de petróleo.
Hemos tenido casos de valores muy altos de la energía en el pasado, pero todo estaba relacionado con acciones políticas en el Medio Oriente que causaron interrupción de la oferta y aumento en los precios. En este caso, estamos produciendo cantidades récord de crudo sin interrupción de la oferta”, señaló.
Las políticas gubernamentales promoviendo el uso de granos para la producción de biocombustibles han colaborado también con el aumento en la demanda y han presionado sobre los precios de granos y oleaginosas a nivel mundial.
UNA TENDENCIA INEVITABLE
Contrario a lo que sucede en la actualidad, a partir del 2001 se percibió en el mercado una caída del stock de granos –se producía menos de lo que se consumía– con poco impacto inicial sobre los precios. “Por esa época, los precios estaban muy bajos pero el de las oleaginosas estaba lo suficientemente alto como para atraer a la producción, lo que pronosticaba un inevitable aumento de precios. Ya nos estábamos preocupando de eso a fines de los 90, y aún antes de saber que se iba a ver impactado además por los biocombustibles”, aseguró el economista.
Menores saldos exportables de la Unión Europea en los últimos dos años también han llevado –según el Dr. Elman– a un aumento de la presión sobre los precios agrícolas. “La Unión Europea tomó la decisión política de reducir las tierras cultivables porque estaba produciendo demasiado, con excesivos gastos para subvencionarla. Como resultado, se convirtieron en importadores neto reduciendo la oferta mundial de estos productos”. Entre el 2007 y el 2008, la balanza alcanzó un saldo negativo de doce millones de toneladas de grano.
Analizando el consumo mundial de granos para alimento animal y para usos industriales, es posible asegurar que prácticamente todo el aumento en el consumo a partir del 2000 –de 820 millones de toneladas métricas a 1.000 millones–, se ha destinado a la producción de etanol. “Desde 2006 ha existido una verdadera explosión; y en parte esto se debe al hecho de que el combustible tiene mucho más valor y estamos buscando nuevas fuentes de energía”, enfatizó Elam.
Tres países o regiones son las dominantes en la producción mundial de estas fuentes alternativas:
– EE.UU. con una participación del 43% a partir del etanol y, en menor medida, la producción de biodiesel.
– Brasil, con un 32% del mercado mundial de etanol en el año 2007, basado en la caña de azúcar.
– La Unión Europea, un mercado predominantemente de biodiesel, con el 15% del mercado internacional.
Fuera de Brasil –donde el etanol representa el 20% del combustible para automóviles– solamente un 1% de la oferta de biocombustible proviene de Sudamérica. “Hay una enorme diferencia entre Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea. Brasil está utilizando un proceso muy eficiente de conversión que no necesariamente compite con la oferta de alimentos, mientras que los otros están convirtiendo cultivos para alimentos –ya sea soja o maíz– a etanol y biodisel respectivamente. Esta creciente producción de etanol en los Estados Unidos se está volviendo muy polémica”, relató.
El precio del crudo es actualmente el determinante número uno del precio del maíz en los Estados Unidos, y esto se ha puesto en evidencia claramente a partir del primero de julio, cuando la caída en los precios del crudo se vio acompañada de una disminución de los precios del etanol y, por tanto, de la cotización del maíz en el mercado. Pese a esta reciente caída, los precios de este cultivo en el país del norte se han duplicado –de 2,50 a 5 dólares/bushel– en los últimos diez años. Para el Dr. Elman, otra variable que también cambió es el riesgo: “El coeficiente de variación del precio del maíz es ahora tres veces lo que era a principios de la década. Los precios no solamente son más altos sino que son más difíciles de predecir”.
UNA LEY MAS QUE POLEMICA
Las políticas gubernamentales de los EE.UU. han tenido un considerable efecto en el precio global de los granos. La ley de energía del año 2007 –denominada “Ley de Seguridad e Independencia”– estableció una mayor utilización de maíz para ser convertido en etanol, lo que produjo una suba manifiesta del valor del grano en el mercado internacional. Lo mismo ocurrió con la soja. Establecido por ley el uso de aceite de soja para biodiesel, el precio de la oleaginosa subió hasta alcanzar el rango de los 13 a 15 dólares por bushel (520 a 600 US$/ton), nivel en el que aún se encuentra. “El costo del alimento animal se ha duplicado prácticamente respecto de lo que era dos o tres años atrás. La buena noticia es que, si yo hubiera dado esta presentación a principios de julio, hubiéramos estado hablando de una triplicación del costo… los precios han bajado bastante”, indicó.
El Dr. Elam dedicó especial atención al análisis del programa que adoptó EE.UU. en el tema de los biocombustibles: “Parte de la razón fundamental por la cual Estados Unidos está haciendo esto es porque queremos ser independientes de energía, no nos complace tener que importar aceite comestible del resto del mundo. Si nosotros transformamos todo nuestra producción de maíz en etanol podríamos reemplazar apenas un 15% de nuestras importaciones de petróleo, y esto no puede lograr la independencia energética. Estas políticas se basan en supuestos erróneos. De esta forma, no solamente dependemos de Medio Oriente para el suministro de petróleo sino que esto tiene un impacto en la seguridad de nuestro propio suministro de alimentos”.
Otro punto importante es –para el profesor– el impacto de los subsidios a la producción de biocombustibles en el costo de los alimentos a nivel mundial. “Según el Banco Mundial un millón más de personas han pasado, en los últimos 18 meses, de raciones ‘apenas adecuadas’ a ‘totalmente inadecuadas’ y nos estamos empezando a dar cuenta de que estas políticas son regresivas económicamente: toman de los pobres y les dan a los ricos. Sin duda, no es la mejor política pública y hay que reconsiderarla”.
Además de un mercado protegido por aranceles y subsidios directos –que representan el 25 % del valor de la producción de etanol–, en EE.UU. se ha establecido un uso obligatorio, para el año 2008, de aproximadamente 2.400 millones de litros de etanol. “Según mis estimaciones, si no tuviéramos este estándar obligatorio, los créditos fiscales y los aranceles –en un mercado libre–, estaríamos produciendo aproximadamente 1.200 millones de litros. El efecto total de todo esto es desviar cantidades importantes de alimentos a la producción de combustible, con el consiguiente aumento de costos y precios para todos”.
Mirando en perspectiva, la exigencia de 2.400 millones de litros estaría utilizando un cuatro del suministro total de todos los granos –una gran suma, si se considera que supera la producción de Argentina e Indonesia juntas– y la ganancia neta sería de apenas un 0,2% del suministro de petróleo mundial. “Si tuviéramos que convertir la producción mundial de granos –2.100 millones de toneladas– en etanol, nos daría el contenido bruto de energía del suministro de nafta de los Estados Unidos, que representa el 10% del consumo global de petróleo”, advirtió Elam.
OTRAS LEGISLACIONES
En la Unión Europea también se ha establecido un programa de biocombustibles, que se limita mayormente a programas de uso obligatorio. Lo que allí se impone es el uso de estas fuentes energéticas alternativas en un 2% de todo el suministro de combustibles, llegando en el año 2020 a constituir el 10%. “Este número está cambiando; bajó bastante este año al establecer –un informe interno– que el costo neto de este programa representaría de 33.000 a 65.000 millones de euros por año”, explicó Elam.
Con un programa bastante similar, la Argentina establece un uso obligatorio del 5% para el año 2010. De cumplirse con esa meta, se necesitarán 700 millones de litros de biodiesel y 250 millones de litros de etanol, provenientes de los cultivos de soja y maíz respectivamente. “Yo no entiendo todavía cómo este programa va a lograr su objetivo, porque tiene ciertas contradicciones que probablemente sean difíciles de resolver. Por la manera en que está configurado, aún con las retenciones, las exportaciones van a ser más atractivas que el mercado interno”, inquirió Elman con preocupación.
Como resultado del aumento en los precios de los granos en los últimos dos años, algunas de las principales organizaciones en el mundo responsables de la pobreza y programas de alimentación han comenzado a cuestionar las políticas gubernamentales que promocionan la conversión de alimento en biocombustibles. “¿Qué va a suceder en la economía global con el aumento de los costos? Los mercados se van a ajustar a estos niveles más altos de precios reduciendo la producción; ya estamos empezando a ver eso en la producción de carne de Canadá, Estados Unidos y algunos países europeos”, aseguró.
Resulta también interesante observar que no son sólo los productores de alimentos los que sufren con los costos más altos de los granos; los productores de etanol también lo padecen. “A medida que han subido sus precios –desde junio del año pasado– sus utilidades se han visto reducidas, porque no lo han hecho tanto como el precio del maíz, de modo que hay cierta justicia en todo esto. En el período 2005/06, una empresa podía construir una planta de etanol, pedir prestado todo el dinero y pagar su deuda en un año gracias a las utilidades obtenidas, con un margen de dos dólares/galón. Actualmente, con 15 a 20 años necesarios para pagar el préstamo, la tasa de inicio de nuevas plantas se ha visto reducida”, concluyó el economista.
“Las políticas de biocombustibles se basan en supuestos erróneos. De esta forma, EE.UU. no sólo depende de Medio Oriente para el suministro de petróleo sino que esto tiene un impacto en la seguridad de su propio suministro de alimentos”.
Meta-análisis, microtrazadores y compromiso con el cliente.
Con gran afluencia de profesionales del sector ganadero de leche y carne, la empresa en nutrición y sanidad animal, Elanco, organizó en Rodizio Costanera el Seminario de Nutrición de Rumiantes.
Tras las palabras del economista Dr. Thomas Elam, el profesor Todd Duffield –de la Universidad de Guelph, Canadá– presentó la más reciente información técnica sobre el uso de Rumensin en rodeos lecheros. A lo largo de su disertación, el académico expuso diversos trabajos que coincidían en demostrar la amplia relación beneficio/costo –mayor a 15:1– del producto, al beneficiar la productividad, salud y status energético de la vaca lechera.
A su turno, el Dr. Fernando Bargo, gerente de producto para Cono Sur, Centroamérica, Caribe y Área Andina, expuso al público el valor de Rumensin 200 con Microtracers para las plantas de alimento, nuevo producto de la empresa con amplias fortalezas en cuanto a homogeneidad de mezclado; precisión, practicidad, relación beneficio/costo; y trazabilidad.
Finalmente, el Dr. Eduardo Bernal, gerente regional de ventas, insistió en el compromiso de Elanco con la producción de proteína animal, con los más altos estándares de calidad. “Compartimos con nuestros clientes sus mismas preocupaciones”, aseguró convencido.
Gentileza de la Revista Infortambo para Nextfuel Argentina/Biodiesel.com.ar