En La Matanza, el plan se aplicará en toda la provincia
Foto: Santiago Hafford
LA PLATA.- La idea de desarrollar un proyecto de recuperación de aceites vegetales para la elaboración de biocombustibles por medio de redes territoriales conformadas por organizaciones sociales surgió de un grupo de docentes desocupados de La Matanza que, desde 2001, trabaja en diversos emprendimientos ligados a las necesidades de la población.
La iniciativa, lanzada modestamente en febrero último, cuenta hoy con una red de 10.000 familias y el respaldo de la comuna local. Más aún: el gobierno bonaerense utilizará la experiencia como prueba piloto para presentar, pasado mañana, un plan de reciclado de aceites en el nivel provincial.
El primer paso del proyecto fue hablar con los chicos que asisten a los jardines comunitarios, bibliotecas y centros de alfabetización que posee la Federación de Entidades de Bien Público General Don José de San Martín, organización impulsora del proyecto. Luego hablaron con los padres y más tarde enviaron promotores a distintos barrios.
Esto cuenta Carlos do Monte, titular de la federación, mientras muestra a LA NACION el trabajo desarrollado en el jardín comunitario Creciendo, uno de los 24 centros de acopio primario (CAP) de residuos de aceite vegetal que tiene hoy la entidad. Cada CAP posee un tambor de 200 litros.
«Nosotros partimos de una ecuación sobre la cantidad de aceite que se desecha en La Matanza. Llegamos a la conclusión de que en La Matanza, donde viven 2 millones de personas, se tira casi un millón de litros por año», señaló Do Monte, quien aseguró que desde febrero juntaron unos 7000 litros y mantienen una producción de 220 litros de biocombustible por día.
Se capacitó a unos 80 promotores, encargados de visitar distintos barrios, y se sumaron al proyecto numerosas escuelas del distrito, lo que dio a la organización una notable fortaleza territorial. El plan incluye la conformación de una banca social para manejar los fondos y garantizar que sean destinados a emprendimientos sociales.
Raúl Magario, responsable del área ambiental del municipio, resaltó que uno de los objetivos, en el mediano plazo, es proveer de biocombustible a los vehículos municipales.
El funcionario explicó: «A todo esto, le vamos a sumar la idea de un «corredor gastronómico ambiental», para comprometer a los cerca de 900 restaurantes que hay en el distrito a entregar su aceite usado y evitar la reutilización, dañina para la salud».
Aumentar la producción
La otra pata del proyecto es la empresa Agroindustrias Madero, de elaboración de aceites y grasas vegetales. Está en el norte de La Matanza y se encargará de convertir el aceite recolectado en combustible. «Su intervención permitirá al proyecto contar con las normas de producción requeridas y dar un salto cualitativo y cuantitativo en el procesamiento. Nuestro objetivo es llegar a fin de año con una producción de 100.000 litros por mes», dijo Magario.
Para aprender sobre la cuestión, los docentes buscaron consejo en profesionales de la Universidad de La Matanza (Unlam) y recibieron la ayuda del profesor Carlos Catz, que aportó, en febrero pasado, los instrumentos para iniciar la producción de 30 litros por hora y por máquina, y se convirtió en director de desarrollo tecnológico y jefe de la planta de producción.
A poco de andar, la iniciativa recibió el respaldo de la intendencia local, que firmó un compromiso de «apoyo ilimitado» y que, a través de su Secretaría de Medio Ambiente, organizó talleres de capacitación.
En la comuna se sostiene que el proyecto está en condiciones de reunir hoy unos 10.000 litros por mes en cuatro localidades de La Matanza: Gregorio de Laferrère, González Catán, Virrey del Pino y Ramón Castillo.
Por Pablo Morosi
De la corresponsalía de La Plata
Fuente: La Nación