Al mismo tiempo que crece el consenso entre científicos y ambientalistas sobre la urgencia de impulsar un cambio en la matriz energética mundial, crece también la certeza de que este cambio es técnica y económicamente posible. Oportunidades y desafíos para las energías renovables en el escenario actual. Las perspectivas en nuestro país.
El agotamiento de las fuentes tradicionales de energía y el impacto que su uso intensivo tiene en el proceso de cambio climático a nivel global, abren un signo de interrogación sobre el funcionamiento de nuestras economías y obligan a revisar las formas actuales de producción, distribución y consumo energético en el planeta.
La discusión no es abstracta: el cambio climático, provocado por la incesante acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, hace mucho tiempo que dejó de ser una hipótesis para convertirse en una realidad cada vez más inquietante, cuyos efectos tangibles se confirman en catástrofes naturales, destrucción de ecosistemas, sequías, inundaciones y la amenaza creciente de hambrunas y enfermedades para millones de personas.
¿Se puede contener este proceso? Sí, pero para esto se debe reducir de forma drástica la emisión de gases de efecto invernadero, especialmente de dióxido de carbono (CO2), que es el principal responsable del calentamiento global y cuyo origen está asociado fundamentalmente a la quema de combustibles fósiles para la energía y el transporte.
Lentamente, asistimos a una nueva era energética. Aún con resistencias de algunos sectores, la mayoría de los países industrializados aceptan la necesidad de impulsar, de forma urgente, un cambio en la matriz energética mundial que permita reducir la actual dependencia de las fuentes no renovables y avanzar en la incorporación de nuevas fuentes de energía. Porque el desarrollo de las energías limpias constituye, en efecto, la medida de mitigación más eficiente en la lucha contra el cambio climático.
UN ESCENARIO POSIBLE
De forma muy general, se denomina energía renovable o energía limpia a aquella que es obtenida de fuentes inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen o porque son capaces de regenerarse por medios naturales. Están incluidas en este grupo la energía eólica, la biomasa, la solar (o fotovoltaica), la termosolar, la geotérmica, la de las olas (o maremotriz), la hidroeléctrica y los biocombustibles.
A pesar de ser muy diferentes en muchos aspectos, todas tienen algo en común: emiten cantidades ínfimas o ninguna de gases de efecto invernadero y se basan en fuentes naturales prácticamente inextinguibles. Si bien en la actualidad las energías renovables representan apenas el 13% de la demanda energética mundial (el 80% del suministro proviene aún de los combustibles fósiles y el 7% restante de la energía nuclear), diferentes estudios aseguran que están dadas las condiciones para que este porcentaje se multiplique con el tiempo.
Un estudio reciente de la organización internacional WWF titulado “100% de Energía Renovable para el año 2050”, asegura que las necesidades energéticas del planeta pueden ser satisfechas para ese año de forma limpia, renovable y económicamente posible. El informe, que llevó más de dos años de investigación, muestra que para el año 2050 la generación de energía para el transporte, las actividades industriales y las necesidades domésticas, puede ser provista con tan sólo una minúscula fracción de combustibles fósiles y nucleares. Para esto, detalla el análisis, “la eficiencia energética en edificios, vehículos e industrias será el ingrediente clave, junto con el abastecimiento de energía a través de la electricidad generada de manera sostenible”.
LA SITUACIÓN EN LA ARGENTINA
Si bien la producción de energías renovables en la Argentina es aún muy incipiente, los expertos coinciden en señalar que nuestro país reúne condiciones privilegiadas para su desarrollo. La gran diversidad de suelos y climas, el caudal de luz solar y la calidad de los vientos, configuran un escenario ideal para el despegue del sector en el ámbito nacional.
Un primer paso en este sentido pareció darse en el año 2007, con la sanción de la ley 26.190. Esta ley establecía que, en el término de diez años, al menos el 8% del consumo eléctrico del país fuera satisfecho con energías de ese origen. Nada de eso ocurrió, sin embargo: hoy el aporte de las renovables al sistema eléctrico representa poco más del 1%, muy lejos de la meta fijada por aquel entonces.
¿Qué pasó? “Si bien se realizaron algunas licitaciones públicas que pusieron a la luz el interés de diversos actores para desarrollar proyectos, fueron muy pocos los adjudicados que avanzaron en su instrumentación. El obstáculo principal radicó en la obtención de financiamiento, pero también tuvieron su peso las garantías que se ofrecían, la confiabilidad del contrato de suministro y la seguridad del marco jurídico regulatorio”, explica Dolores Duverges, directora de Política Ambiental de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Hace dos semanas, sin embargo, la Cámara de Diputados de la Nación sancionó una nueva ley de energías limpias (la N° 27.191) que retrasa un año, hasta el 2017, el objetivo del 8% de la ley anterior, y establece que ese porcentaje llegue al 20% en 2020. La norma introduce, además, exenciones a los impuestos de importación a los bienes de capital y equipos para los proyectos de este tipo, y plantea diversos beneficios fiscales, como la devolución anticipada del Impuesto de Valor Agregado (IVA).
UNA TENDENCIA GLOBAL
Más allá de lo que ocurre en nuestro país, el mundo se está tomando en serio esta migración energética. Recientemente, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó, con motivo de la próxima cumbre del clima a celebrarse en París en diciembre de este año (COP21), una edición especial del World Energy Outlook (WEO) titulado “Energía y Cambio Climático”. El informe describe las implicancias en el sector energético de los compromisos climáticos nacionales presentados de cara a la cumbre (INDC, por sus siglas en inglés), y concluye que, si todos los países cumplen con sus objetivos, el crecimiento relacionado con las emisiones energéticas, que representan dos tercios de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, se desacelerará o comenzará a reducirse en 2030.
“El hecho de que más de 150 países –que representan 90% de la actividad económica mundial y casi el 90% de los gases de efecto invernadero relacionados con la energía mundial (GEI)– hayan presentado compromisos para reducir las emisiones es, en sí mismo, notable”, dijo el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol. “Estos compromisos, junto con el aumento de la participación de la industria energética, están ayudando a dar el impulso político necesario en todo el mundo para sellar un acuerdo climático con éxito en París”.
EL ROL DEL SECTOR PRIVADO
¿Qué puede hacer el sector privado en la promoción de las energías alternativas, en el contexto actual de cambio climático? Para Juan Mitjans, gerente de Asuntos Institucionales de Cervecería y Maltería Quilmes, el uso eficiente de la energía –y de todos los recursos naturales– debe estar contemplado en las distintas operaciones de la empresa: desde la logística, hasta la distribución y la venta a los consumidores. “La sustentabilidad es parte esencial del negocio”, asegura Mitjans.
A modo de primer paso, Quilmes empezó a implementar biodiesel como combustible alternativo para su flota de camiones. Hoy, 50 vehículos de la compañía operan con este combustible para el traslado de productos, lo que permite reducir hasta un 30% sus emisiones de dióxido de carbono. “Para 2016, proyectamos estar operando con 150 camiones provistos con biodiesel”, detalla Mitjans, y agrega que uno de los logros ambientales más significativos durante el período 2009-2014 fue la reducción del consumo de agua en un 37%. “Esto nos posiciona entre las compañías de bebidas con los más altos estándares de eficiencia”, sostiene.
Por su parte, tras la reciente promulgación de la ley 27.191 de energías limpias, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) realizó días atrás una mesa de debate con empresarios y referentes del sector de las renovables. La actividad, que tuvo como objetivo intercambiar las distintas posturas sobre la ley y aunar esfuerzos para alcanzar las metas propuestas, contó con la participación de Erico Spinadel, presidente de la Asociación Argentina de Energía Eólica, quien sugirió tres medidas para hacer efectiva la nueva legislación: “escalonar los porcentajes en el tiempo, aumentar la capacidad de producción local y buscar un esquema de producción conjunta a nivel Latinoamericano”, detalló.
En tanto, Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables, recordó que a través de las energías renovables podríamos fortalecer no sólo el trabajo local sino también las economías regionales del país. “En Argentina, nos sobran las posibilidades de generar energía mediante fuentes limpias”, expresó.
En definitiva, al mismo tiempo que crece el consenso entre científicos y ambientalistas sobre la necesidad de operar un cambio estructural en los patrones actuales de producción y consumo de energía mundial, crece también la certeza entre los empresarios de que este cambio es técnica y económicamente factible.Por Rafael Otegui /LA RAZON/ARGENTINA.