Todos los países acordaron un plan para reducir emisiones.El presidente de la COP20, el peruano Manuel Pulgar Vidal, celebra tras la votación del acuerdo. Foto: EFE
LIMA.- Con un día y medio de demora, la XX Conferencia Mundial de Cambio Climático organizada por la ONU alcanzó ayer a la madrugada un acuerdo en el cual todos los países se comprometieron a presentar un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que se sellará en 2015 con un pacto que sustituya el Protocolo de Kyoto.
Después de dos semanas de negociaciones, la cumbre concluyó con un texto denominado «La llamada a la Acción de Lima», en el que, por primera vez en las más de dos décadas de lucha contra el calentamiento global, se fija que todos los países tienen que presentar a la ONU antes del 1° de octubre de 2015 compromisos «cuantificables» de reducción de gases de una manera «clara, transparente y entendible por todos».
La cumbre selló a último momento lo que no pudo lograr durante las dos semanas de debate previo, durante las cuales muchos temieron un fracaso. Las propuestas, cuyo objetivo último es limitar el calentamiento global a un máximo de dos grados Celsius, servirán ahora de base para la conferencia que se celebrará en París a fines del año próximo para aprobar un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kyoto, de 1997.
Tras maratónicas jornadas de deliberaciones por diferencias entre los países desarrollados y en desarrollo, la COP20, que debía concluir el viernes, logró un acuerdo sobre un texto que debe servir de base a un histórico pacto global el año próximo en París. «Damos por aprobado el documento. Con sacrificio, conseguimos nuestro objetivo», dijo el ministro de Ambiente peruano y presidente de la COP20, Manuel Pulgar Vidal, tras someter la propuesta a consulta del pleno de 194 países y no recibir objeciones.
Los compromisos asumidos por cada país en su plan de reducción de gases contaminantes deben ser «ambiciosos» y «justos de acuerdo con las circunstancias nacionales», y deben ir acompañados de información detallada de las acciones que va a desarrollar cada país para que esa disminución de emisiones se cumpla.
En conferencia de prensa, el ministro peruano dijo que los compromisos que presenten los países van a mostrar «si hay brechas o no», y de haberlas, «cuál es su magnitud».
«He escuchado a cada uno de los grupos y tengo la absoluta seguridad de que con el texto que hemos decidido hoy todos ganamos», precisó Pulgar Vidal.
La secretaria de la Convención de Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueres, destacó que el documento adoptado dice claramente que «la adaptación y la mitigación deben estar juntas en pie de igualdad».
Figueres resaltó también que se ha dado un nuevo «entendimiento de las responsabilidades comunes aunque diferenciadas», que ha sido uno de los temas más difíciles en los debates, y que tiene que ver con la responsabilidad histórica innegable de los países industrializados, que son los que más contaminan.
Sin embargo, analistas, críticos y varias organizaciones ecologistas hablaron sobre la vaguedad de «un texto peligrosamente débil».
«Los negociadores han logrado poner el bote en el agua, en las costas de Lima y sin que se hunda. Pero habrá aguas turbulentas hasta llegar a París», afirmó metafóricamente Winnie Byanyima, director ejecutivo de la ONG Oxfam Internacional.
El texto elaborado en Lima, de 37 páginas, arroja más preguntas que respuestas, porque propone diversas opciones no vinculantes para las delegaciones presentes en Lima y que apenas constituyen una primera base de negociación para París.
Las propuestas para los objetivos de reducción de emisiones son bastante laxas. Se aspiraba a conseguir criterios comparables que permitieran medir los esfuerzos de cada país, pero no se consiguió, pues las promesas son voluntarias. Cada nación tiene ahora que presentar sus compromisos de reducción de emisiones durante el año con el objetivo último de limitar el calentamiento a un máximo de dos grados Celsius. Según los estudios de la ONU, para conseguirlo habría que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40 y un 70% hasta 2050 y a casi cero hasta fines del siglo.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) criticó que los gobiernos fracasaran a la hora de acordar planes claros de reducción de emisiones antes de 2020. El nuevo acuerdo sobre clima entrará en vigor ese año, pero es necesario hacer algo antes, porque hay récord de emisiones desde hace años, se quejó la organización.
China, junto a Estados Unidos el mayor generador de gases de efecto invernadero, se convirtió en una piedra en el camino porque, pese a su reciente compromiso de reducir los gases, no ha sido precisa en cuanto a cantidades y se ha negado a que observadores internacionales supervisen ese proceso. La India, también convertida en importante emisor de gases, se ha sumado a la contracorriente, pues no sólo se niega a dar aportes económicos para la lucha contra el cambio climático, sino que, en su condición de país en desarrollo, la que también reclama China, pide ser beneficiario.
China y Estados Unidos, con 9,8 y 5,2 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, son los mayores generadores de gases, seguidos por Japón (1,9 millones), la India (1,9), Rusia (1,7) y Brasil (1,5), según las Naciones Unidas.
En el plenario, algunos países africanos, árabes y latinoamericanos acusaron a las naciones industrializadas de no querer reflejar en los documentos las grandes diferencias entre las responsabilidades y los derivados compromisos que les corresponden a cada uno. Este grupo de emergentes y países en desarrollo cree que los países ricos tienen la obligación por su papel histórico de financiar la adaptación de las naciones de menores ingresos al cambio climático y no quieren ver perjudicado su crecimiento económico a causa de unas promesas de reducción de gases demasiado estrictas.
La delegación argentina estuvo liderada por el vicepresidente Amado Boudou e integrada por la directora de Cambio Climático de la secretaría de Ambiente de la Nación, Laura Juárez; la subsecretaria de Planificación y Política Ambiental, Silvia Révora; y funcionarios del Senasa y del Ministerio de Agricultura.
Finalmente se aprobó el aporte de 10.000 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima, establecido por las Naciones Unidas para asistir a los países en desarrollo a afrontar el cambio climático. Pero sigue siendo un misterio de dónde saldrán los 100.000 millones prometidos hasta 2020.
LAS BASES DE UN LENTO ACUERDO
Responsabilidades, metas y financiamiento del pacto
Compromisos
Los delegados acordaron las reglas básicas sobre cómo los países pueden someter sus contribuciones al nuevo acuerdo durante el primer trimestre del año próximo o máximo hasta antes de julio. Esas Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDCs por sus siglas en inglés) serán los cimientos de la acción climática posterior a 2020, cuando debe entrar en vigor el nuevo acuerdo
Financiamiento
Los gobiernos hicieron avances en la coordinación del aporte de financiamiento climático, así como de los diversos fondos existentes. En apoyo a la adaptación en los países en desarrollo, Alemania anunció el aporte de 55 millones de euros al Fondo de Adaptación, mientras China dará 10 millones de dólares para la cooperación Sur-Sur y afirmó que el año próximo doblará esa cantidad
Fondo Verde
El documento incluye también los anuncios de contribuciones al Fondo Verde para el Clima, cuya meta inicial de 10.000 millones de dólares fue superada en Lima (a 10.200 millones de dólares) durante la COP20, tras los anuncios de aportes por parte de Noruega, Australia, Bélgica, Perú, Colombia y Austria.
Por Víctor Ingrassia | LA NACION
Fuente: La Nación