Un informe reciente del Banco Mundial considera que la producción de biocombustibles contribuye en un 75 por ciento en el alza del precio de los alimentos. Y señala, a modo de ejemplo, el caso norteamericano: allí, más de un tercio del maíz comenzó a destinarse a la producción de etanol. El caso europeo no es más alentador: más de la mitad de los aceites vegetales se utilizan como materia prima del biodiésel.
Aunque el trabajo apunta en forma más directa a los derivados del maíz, la situación por la que pasan los productores de combustible a base de caña de azúcar tampoco alienta el optimismo.
Lo cierto es que la «buena prensa» con que cuenta no logra impulsar la rentabilidad de este último combustible. De acuerdo con cifras aportadas por el gobierno brasileño, segundo productor mundial de etanol de caña de azúcar, se espera que este año ese país exporte la cifra récord de 5000 millones de litros de ese biocombustible.
Sin embargo, mientras los costos de producción ascendieron un veinte por ciento, los precios del combustible descendieron, en promedio, también un veinte por ciento. Y la fuerte apreciación del real con respecto al dólar complica todavía más el contexto.
Fuente: La Nación