El bautizado como proyecto ReShip apuesta por el empleo de residuos forestales para convertirlos en biocombustible, pero investigan la mejor forma de lograr un producto estable en su almacenamiento, que pueda mezclarse con el gasoil y que, por supuesto, sea rentable en su producción. R. Marina. Madrid 12 junio, 2014.
Los grandes barcos de transporte de mercancías son los grandes responsables de las emisiones de azufre a la atmósfera. Europa prepara nuevas restricciones para acabar con la liberación de unas partículas que dan lugar a lluvia ácida que perjudica los cultivos y la salud humana. Por ello, un consorcio liderado por el Consejo de Investigación de Noruega, el Instituto de Investigación del Papel del país escandinavo, industrias locales y la Universidad británica de Aston, entre otros, intenta desarrollar el biocombustible ideal para estos gigantes del mar.
El bautizado como proyecto ReShip apuesta por el empleo de residuos forestales para convertirlos en biocombustible, pero investigan la mejor forma de lograr un producto estable en su almacenamiento, que pueda mezclarse con el gasoil y que, por supuesto, sea rentable en su producción.
“Los residuos de madera son la materia prima elegida porque no compite con la producción de alimentos. En un país como Noruega, la industria maderera genera grandes cantidades de de madera de baja calidad. Sin embargo, este recurso no está siendo utilizado, ya que, por su volumen, implica unos costes de transporte demasiado altos”, explica a EFE Futuro Kai Toven, investigador jefe en biorefinamiento y bioenergía del Instituto de Investigación del Papel y la Fibra de Noruega, uno de los agentes implicados en este proyecto.
El método elegido para conseguir el biodiesel de la madera es la pirolisis rápida, un área donde el profesor Tony Bridgwater, director de Instituto Europeo de Investigación en Bioenergía de la Universidad de Aston de Birmingham (Reino Unido), tiene una gran experiencia. Este sistema consiste en quemar la madera en ausencia de oxígeno, pero el líquido resultante presenta dos problemas, que es no es muy estable y no se puede emplear directamente en el motor de los barcos
“Para solucionar esto -comenta Bridgwater-, lo intentamos estabilizar con un tratamiento de hidrógeno catalítico suave, rápido y a baja temperatura. Después, la idea es mezclarlo con un combustible diésel convencional y un surfactante (sustancia que reduce la tensión superficial de un líquido, y que sirve como agente humectante o detergente) para formar un diesel multicomponente”. El objetivo de implantar a nivel comercial este biodiesel naval para el año 2020. En Noruega el proceso de pirolisis para biofuel está consolidado y la producción de biomasa en el país escandinavo es superior a la que se puede procesar y se han invertido grandes sumas, también en Suecia, en plantas de biomasa por lo que el marco del proyecto, que finaliza oficialmente en 2017, no puede estar mejor elegido.
Fuente: EFEVERDE