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Biodiesel argentino, afectado por cambio impositivo

JorgeCastroEntrevistaBUENOS AIRES (Reuters) – Las inversiones en el sector argentino del biodiésel se reducirían luego de que el Gobierno introdujera en marzo una fuerte subida en el impuesto a las exportaciones del biocombustible, dijeron analistas y fuentes de la industria.

Muchos especialistas auguraban para el 2008 una importante expansión en la capacidad de producción de biodiésel en Argentina, uno de los mayores proveedores globales de granos y derivados, debido a la creciente demanda mundial del combustible y a las ventajas para producir que ofrecía el país.

Pero todo cambió luego de que el Gobierno creara un nuevo sistema de impuestos a la exportación de granos y derivados, que implicó un alza al 20 por ciento, desde el 5 por ciento, en la alícuota que grava el biodiésel.

«El problema está vinculado a nuevos proyectos, donde había inversiones del exterior que decidieron poner un freno a venir a la Argentina,» dijo Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles (AAB).

El biodiésel es un combustible elaborado en base a aceites vegetales o grasas animales, cuya demanda internacional creció fuertemente en los últimos años ante los elevados precios del petróleo y la decisión de la Unión Europea de incluirlos gradualmente en la oferta de combustibles.

Argentina es el tercer exportador mundial de soja y el principal proveedor del aceite y la harina derivados, lo que posicionó al país sudamericano como un potencial líder en el negocio de los biocombustibles.

«Seguiremos adelante con los proyectos que ya tenemos lanzados. Pero los proyectos que son un poco más mediatos (…) esperaremos un poquito,» dijo Julián Echazarreta, subgerente general de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA).

ACA es una de las exportadoras agroindustriales que prevé ampliar su capacidad productora de biodiésel en el 2008.
El cambio impositivo -que también implicó un alza en la tasa a las exportaciones de soja, girasol y derivados- provocó una feroz protesta del sector agrario, que duró tres semanas y generó una crisis al Gobierno argentino.

Las dos partes aún negocian un acuerdo para dejar atrás el conflicto, que ya provocó la renuncia de un ministro, aunque hasta ahora las autoridades decidieron defender el nuevo esquema impositivo.

El cambio en la política impositiva al sector también implicó de hecho un alza en la tasa a las ventas externas de aceite de soja.

Sin embargo, el aumento del impuesto fue menor al que recibió el biodiésel, lo que ajustó la brecha entre los dos productos.

Un analista de la Bolsa de Cereales de Rosario -donde se encuentra en el principal puerto de granos de Argentina- comentó que si la diferencia entre los impuestos a la venta de biodiésel y a la exportación del aceite sigue reduciéndose, la inversión en los biocombustibles ya no será conveniente.

VAIVENES INTERNACIONALES

Si bien el consumo mundial de biocombustibles registró importantes aumentos en los últimos años, en la actualidad muchos países consideran reducir sus metas para incrementar su uso debido al alza de los precios de los alimentos.

Uno de los principales críticos de los biocombustibles es el legendario líder cubano Fidel Castro, que cree que provocarán graves problemas alimentarios en el planeta, ya que su producción reduciría la siembra de cultivos destinados al consumo humano.

Mientras tanto, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, es uno de los mayores impulsores latinoamericanos de la nueva industria.
Según el analista Diego de la Puente, de la consultora Nóvitas, otro factor que limita las incertidumbres del futuro de la actividad son «los contínuos cuestionamientos sobre si convendría seguir aumentando la producción de biocombustibles por los altos precios de los alimentos y la inflación.»

La capacidad de producción de biodiésel de Argentina era de 600.000 toneladas a principios del 2008, pero alcanzaría los 1,5 millones de toneladas a fines de año, según datos de la Secretaría de Agricultura.

Según Molina, al final de este año la capacidad instalada va a llegar a 1,8 millones de toneladas, aunque no se sabe cómo va a evolucionar el sector en el largo plazo.

«El inversor empieza a dudar y si el inversor duda, alguno puede dar marcha atrás en cuanto a invertir en este rubro,» dijo el analista de la Bolsa de Rosario.

(Reporte de Maximilian Heath; editado por Patricia Vélez)

Fuente: Reuters

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