El flamante ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires pide que se utilice el “fondo sojero” para pagarle los sueldos a la policía y comprar más patrulleros. Si hacía falta una imagen para remarcar que el centro de gravedad de la economía argentina se trasladó a la Región Centro, ahora la tenemos.
En esta misma semana tuvo media sanción la Ley de Presupuesto 2013. Quedó tal cual la mandó el Ejecutivo. También avanzó la Ley de Emergencia Económica, la de la década ganada. La combinación de ambas iniciativas consagra la exacción a la Argentina Verde y Competitiva. Veamos.
El fondo sojero se genera en 2009, con el 30% de las retenciones a la exportación de soja. Estas retenciones no son coparticipables. La presión de los gobernadores logró que CFK cediera este tercio con un destino explícito: obras de infraestructura y educación. Ahora un ex intendente del conurbano (la pesada mochila de la provincia de Buenos Aires, que también es verde y competitiva más allá de la ruta 6) quiere pagar gastos de seguridad.
Desde la reimplantación de las retenciones, la Nación succionó, mamando desde afuera del alambrado, más de 50.000 millones de dólares de la Región Centro. Ni obras nuevas ni mantenimiento de las viejas. Uno de cada tres camiones es capturado en el puerto, con el flete pago por parte del chacarero. Los fletes son cada vez más caros porque, entre otras cosas, la infraestructura está colapsada y porque el precio del gasoil ya no es lo que era. Las provincias emergentes de la revolución agrícola, como la muy K Santiago del Estero, no distraen un peso para atender la tremenda emergencia por sequía que amenaza a todo el sector productivo.
Y vean qué curioso. En el mismo período del fondo sojero, apenas cinco años, se levantó en la provincia de Santa Fe un imponente polo de elaboración de biodiesel. Con una inversión de más de mil millones de dólares se levantó una nueva industria, que cuenta con capacidad instalada para producir 3,5 millones de toneladas de este sustituto del gasoil, cuya importación genera un creciente drenaje de divisas. El año pasado el gobierno K, que había dado fuertes señales de apoyo a este desarrollo, decidió que debía duplicarle las retenciones y rebajar el precio para el mercado interno.
El experimento arrojó el resultado esperado: las exportaciones se cayeron, el corte local que apuntaba a llegar al 15% se redujo a la mitad, comenzaron los cierres de plantas y se paró la construcción de otras. Con más de 50 millones de toneladas de capacidad de crushing de soja, hay 10 millones de toneladas de aceite disponibles para agregarle valor.
Sigamos. La provincia de Santa Fe consume anualmente alrededor de 1,5 millones de metros cúbicos de gasoil. Y puede producir hoy, con el parque ya instalado, 3 millones de metros cúbicos de bio. El doble. Visto desde otro ángulo: tiene un balance energético superavitario, mientras el país se desangra en importaciones de gasoil.
Lo mismo va a pasar en Córdoba con el emergente etanol de maíz. Ya hay dos plantas a pleno y en enero inaugura la de ACABio. Entre las tres se podrá sustituir el 10% de la nafta.
No es solo sustitución de importaciones. Es también un salto cualitativo en la matriz energética nacional, al incorporar combustibles renovables con fuerte impacto en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero la mala noticia es que el presupuesto que recibió ahora la media sanción, contempla que el biodiesel destinado al mercado interno siga pagando el 41% de impuestos. Mientras tanto, se mantiene la exención de tributos al gasoil importado. Justo en el momento en que el mundo, acuciado por el aumento de su precio (por la crisis de Siria) está volviendo a cortar gasoil con más biodiesel, una buena noticia que se diluye por el impacto de los derechos de exportación.
Por Héctor Huergo
FUENTE: DIARIO CLARION SUPLEMENTO CLARIN RURAL