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El déficit del gasoil y la oportunidad del biodiésel

Claudio-Molina.-biodieselEl sostenido crecimiento de la economía de nuestro país ha generado un importante aumento de la demanda de gasoil, insumo clave de la producción. En los primeros años posconvertibilidad, se registraron exportaciones netas de gasoil. Sin embargo, a partir del año 2005 el proceso se revirtió y la Argentina se ha convertido en estructuralmente importadora de este combustible.

El mercado interno de combustibles está lleno de imperfecciones. Lo que ocurre con el gasoil es consecuencia del privilegio que las políticas públicas ejercieron a principios de los noventa sobre este combustible, en desmedro de otros. Y el problema podría haber sido mucho más grave, si no mediara el oportuno aporte que otorgó la generalización de la siembra directa, práctica que permitió ahorrar más de 440 millones de gasoil por año.

Por otra parte el parque refinador de petróleo mantuvo en los últimos años su capacidad sin alteraciones significativas, producto de la inestabilidad de las políticas hacia el sector. Considerando que la destilación de petróleos más livianos viene en franco descenso, al mismo nivel de actividad, cada vez es menor la oferta de gasoil.

El déficit de este combustible, por diversas circunstancias, irá creciendo hasta alcanzar niveles elevadísimos en los próximos años. Y entonces, a priori, adquiere más relevancia que nunca, el crecimiento del mercado del biodiésel.

En los últimos días se ha vertido diversos comentarios acerca del importante crecimiento de las exportaciones de este combustible renovable y entonces muchos se han planteado la cuestión como si fuera una paradoja: exportamos biodiésel e importamos gasoil.

Es necesario entonces, efectuar algunas aclaraciones importantes, a los efectos de entender el problema:

La Ley 26.093, reglamentada por el Decreto 109/07, regula la producción, comercialización y uso sustentable de biocombustibles en la Argentina. Su medida más importante establece que a partir del año 2010 -o antes, si así lo decidiera el Poder Ejecutivo- el gasoil y la nafta que se comercialice en el mercado interno, deberán contener un 5% de biodiésel y bioetanol respectivamente, como mínimo. Este corte no alcanzará a cubrir el déficit proyectado entre producción y demanda de gasoil, pero por el momento, los fabricantes de automotores solo homologaron el uso de biodiésel al 5%, caso contrario se caen en la mayoría de los casos, las garantías que otorgan a sus clientes.

Si bien en la Unión Europea se está probando el uso de biodiésel al 10%, todavía no hay conclusiones contundentes. Por lo tanto, una decisión gubernamental de aumentar el corte de gasoil con biodiésel más allá del 5%, no pondrá en riesgo a todos los consumidores, si y solo si haya un gran acuerdo nacional y las fábricas de automotores acepten extender sus garantías desde los niveles actuales, hasta el nuevo porcentaje de corte.

El Decreto 109/07 estableció que la promoción fiscal de la ley 26.093 estará limitada exclusivamente a aquellos establecimientos que operen en el mercado interno, no correspondiendo a los exportadores de biocombustibles. Por lo tanto, esto es inconsistente con la pretensión establecida en el artículo 1° de aquél, respecto a la prioridad de abastecimiento del mercado interno, con relación a la exportación, que obligaría a los exportadores a atender la demanda nacional con prioridad sobre la externa.

El régimen de la ley 26.093 establece también que las sociedades que provean biodiésel en el mercado interno, para ser promocionadas con los beneficios fiscales, tienen que tener mayoría del Estado o de productores agropecuarios. Y en todos los casos, recibirán un cupo fiscal, el que debería ser otorgado por licitación pública, pero por las señales existentes hasta hoy, esto no va a ocurrir. Surge así una incompatibilidad con la estructura actual de los establecimientos exportadores de biodiésel que se han instalado, los que no guardan esas proporciones ni son sujeto de cupo fiscal en los términos de este régimen legal.

El precio de venta de las operaciones que se destinen a atender el corte obligatorio, lo determinará el Estado. Este es otro factor de incertidumbre, que atenta contra la formación de oferta en el mercado interno.

El biodiésel es un producto premium, naturalmente de mejor perfomance y más caro que el gasoil (aún con niveles de petróleo en US$ 100 por barril). En el mundo tiene una importante y creciente demanda, la que está dispuesta a pagar una prima por encima del precio del gasoil, ya que por ahora, se usa en pequeños cortes con este combustibles, asemejándose a un aditivo. Consecuentemente, resulta lógico que Argentina aproveche sus ventajas comparativas para posicionarse como un gran exportador mundial de biodiésel y al mismo tiempo, importe gasoil para cubrir las necesidades de su mercado interno.

El desarrollo de los biocombustibles en general y el biodiésel en particular, requieren para consolidarse en el mercado, una urgente reforma de la legislación vigente, que aporte seguridad jurídica, tributaria, facilite la programación de la oferta y haga sustentable este desarrollo a largo plazo.

Por Claudio Molina para La Nación

El autor es director ejecutivo de la Asociación de Biocombustibles e Hidrógeno

Fuente: La Nación

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