Después de casi diez años de investigación y desarrollo, la compañía Recursos Renovables Alternativos está lista para entrar en el mercado de este combustible con un innovador proceso de producción.
Un reciente artículo de Bloomberg reporta que empresas petroleras como Shell, BP, Exxon y Chevron han empezado a reducir significativamente —incluso a detener totalmente— su participación en proyectos de biocombustibles en los que ya habían invertido recursos considerables: en todos estos casos, debido a problemas técnicos para implementar nuevas tecnologías a escala comercial, tomaría más tiempo del previsto, con el consecuente impacto sobre la rentabilidad de estas propuestas.
La mayoría de los proyectos afectados involucran tecnologías de primera y segunda generación para producir etanol o biobutanol a partir de granos, soya, celulosa o jatropha.
Aun en los casos en que estas tecnologías han logrado ser exitosas, como el etanol a partir de caña de azúcar, siguen compitiendo con la cadena alimenticia en el uso de suelos, fertilizantes y agua.
Innovación
Actualmente, en México se desarrolla lo que podría ser uno de los mayores descubrimientos de nuestra historia reciente: producir en gran volumen biodiesel a partir de “aceite de algas unicelulares”.
Es decir, producir un combustible absolutamente limpio sin afectar la cadena alimenticia, con un grado de eficiencia muy alto comparado con otros proyectos de biodiesel.
Se trata del proyecto encabezado por Juan Manuel Moller y Antonio Echevarría Parres, presidente y vicepresidente, respectivamente, de Recursos Renovables Alternativos (RRA), empresa 100% mexicana que desde hace casi una década se dedica a desarrollar un plan para sustituir completamente al diesel derivado de petróleo en motores de combustión y que pueda combinarse en cualquier proporción para disminuir significativamente las emisiones contaminantes que tanto afectan al planeta.
El proceso
En entrevista con Vértigo, Juan Manuel Moller explica el proceso mediante el cual se obtiene el aceite, además de los subproductos que se derivan de las algas, como es la proteína para consumo animal y la alimentación humana, y la glicerina a 99% de pureza para la industria cosmética y otros usos. “Se trata de un proceso que se lleva a cabo en fotobiorreactores de circuito cerrado, una especie de canales de tubos transparentes, controlado durante todo el ciclo de producción, cultivado en agua corriente y sin desperdicio de espacio”, dice Moller.
Lo anterior da como resultado el crecimiento y la cosecha de algas de forma muy eficiente y, dado que duplica su masa cada siete horas, se puede cosechar en forma continua las 24 horas del día los 365 días del año y no se tiene que esperar hasta que el fruto esté maduro para cosecharlo, como en el caso de la jatropha o la caña de azúcar. “Nuestro sistema puede producir 25 millones de galones de aceite en un área de 250 hectáreas, en comparación con 60 mil hectáreas de plantaciones de jatropha en el mismo periodo”, indica Moller.
Martha Mejía
FUENTE: VERTIGO POLITICO