En Santiago del Estero producen la especie que es viable para biodiésel.

La empresa Cultivos Energéticos, de Santiago del Estero, comenzó a producir plantines de jatropha curcas, una especie que ofrece semillas con altos niveles de óleo vegetal.

Como en otras latitudes del mundo, la Argentina comienza a incorporar a su lista de cultivos no tradicionales alternativas económica y ecológicamente viables para la producción de biocombustibles. 

La jatropha curcas se abre espacio en este juego con varios puntos a favor: es de suma rusticidad, no requiere altos niveles pluviométricos, tiene crecimiento rápido, y puede ser comercializada, entre otros, para la producción de biodiesel o para la obtención de bonos verdes.

Así lo indica Carlos Alberto Torres, gerente comercial de la firma Cultivos Energéticos, mientras relata a La Voz del Campo que la manera en que se vincularon con este cultivo fue tan anecdótica como casual.

«Nuestra empresa se dedicaba hace tres años a la biolombricultura. Exportábamos a Brasil volúmenes cada vez mayores de fertilizante orgánico (humus de lombriz), y desconocíamos la aplicación que le daban. Cuando les consultamos nos contaron que la aplicaban a la jatropha curcas, y después de conocerla y conocer el proceso durante más de un año, decidimos traer la producción a la Argentina», explicó Torres.

El humus que desarrolla la empresa, a base de estiércol de cabra y de equinos, posee tres hormonas de enraizamiento, de crecimiento y fructificación, que permiten que la planta tome vigor desde que comienza su proceso germinativo, y por tanto es buen fertilizante para propagar la jatropha.

Estos conocimientos más los de organización racional de la producción no tradicional, fueron los que los productores argentinos brindaron a sus pares brasileños a cambio de las técnicas de cultivo de este desarrollo alternativo.

Cuando regresaron, comenzaron el negocio con la instalación de un vivero en Santiago del Estero y otro en San Luis, donde hoy producen miles de plantines para ser llevados directamente a campo.

Una alternativa. Según explica Torres, la jatropha es una planta que no requiere de muchos cuidados, puede crecer y sobrevivir en terrenos áridos o semiáridos, con climas tórridos y registros pluviométricos de 400 milímetros anuales.

«Es una alternativa atractiva para las zonas del país denominadas tierras marginales de escasos nutrientes, y permite generar otra renta para productores rurales en aquellos suelos donde hoy no se cultiva», agrega el empresario.

Una de las mejores experiencias que han desarrollado en el país se localiza en el límite interprovincial que une Chaco con Santiago del Estero, en un campo que colinda con un parque nacional que agrupa la reserva de Quebracho Colorado de Santiago del Estero.

Allí, un conocido futbolista número 9 de Argentina, realizó una plantación a partir de plantines colocados a campo. A los 45 días los ejemplares alcanzaron una altura de 80 centímetros y hoy ya están por fructificar.

A nivel mundial, el cultivo se realiza en India, África y Brasil, entre otros orígenes y a la empresa local llegaron inversores franceses con la idea de realizar el cultivo en Camerún.

En el país, las zonas más indicadas serían el NOA (noroeste argentino), San Luis y, según los especialistas, la jatropha podría ser bien recibida en tierras del norte cordobés, zonas circundantes con Santiago del Estero o San Luis.

Escalas. En cuanto a los rindes esperados, las experiencias que ya dieron frutos arrojan parámetros alentadores. En un módulo intensivo con 2.500 plantines se puede obtener al segundo o tercer año, cuando ya se ha desarrollado, tres kilos de semillas por planta. Estas semillas comprimidas generan hasta 40 por ciento (tres mil kilos), de óleo vegetal por hectárea.

Este rendimiento indica que puede ser rentable una producción que va desde las 10 hectáreas, como producción familiar de pequeña escala o en cooperativa, hasta emprendimientos de 30 mil hectáreas, como las que piensan montar empresarios estadounidenses en un campo de nuestra provincia, afirma el gerente de la firma.

Para estas producciones a escala industrial se están desarrollando maquinarias que permiten abandonar la cosecha manual, tal y como se practica en la actualidad, para hacer el proceso mas rápido sin quitar calidad ni dañar la semilla.

Estas son las que se destinan a la producción de biodiésel, que una vez prensadas y extraído el óleo vegetal, dejan una torta rica en fósforo, potasio y nitrógeno, por lo que puede ser utilizada como abono orgánico.

Bonos de carbón. El cultivo aporta oxígeno y retiene dióxido de carbono, secuestra hasta ocho kilos de carbono por planta año. Esta característica permite que los empresarios puedan participar del nuevo negocio verde mediante los bonos de carbono.

Ya son más de 100 las empresas Argentinas que utilizan este instrumento que premia el uso de tecnologías limpias para la producción y ayudan a frenar el proceso de calentamiento global del planeta. El convenio fue acordado y ratificado por 157 países, con el aval de las Naciones Unidas, en el marco del Protocolo de Kioto.

Carina Ambrogi

Especial

Fuente: La Voz del Interior