biodiesel

Biodiésel, una solución práctica

El gasoil que se vende en la Argentina contiene por ley un 7% de biodiésel. Esta proporción se incrementaría en los próximos meses (tres en forma consecutiva) al 10 por ciento. ¿Afectará esto a los motores? La respuesta es no, aunque hay que tener ciertos recaudos.

El biodiésel es un éster. Su composición química en nuestro país está básicamente formada por metanol (alcohol), álcali (soda cáustica) y ácidos grados, que se combinan mediante un proceso denominado transesterificación.

La materia grasa que se usa para producir biodiésel, como se sabe, se obtiene por reacción química de lípidos, tanto aceites vegetales (soja, girasol, colza, etcétera) como grasas animales. Incluso de desechos como el aceite utilizado para freír alimentos de un restaurante.

Se espera que la inminente cosecha de la soja sea muy buena; por lo tanto habría materia prima para producir más biodiésel y aumentar su proporción en el blend con gasoil de petróleo, como proponen diversos actores económicos y políticos.

¿Puede afectar esto la mecánica de nuestros vehículos? A los motores de última generación, para nada. Porque están preparados incluso para funcionar con 100% de biodiésel, y todas las cañerías y los conductos desde el tanque de combustible hasta el motor son de materiales sintéticos no degradables.

En cambio, como se trata de un alcohol, en motores con conductos de goma o plásticos más antiguos, el biodiésel puede disolver, desprender y arrastrar partículas de estos elementos, y obstruir, por ejemplo, los inyectores. Lo mismo vale para vehículos que estuvieron mucho tiempo parados, lo que favorece la decantación de residuos en el fondo del tanque de combustible. El alcohol puede removerlos y que sean absorbidos por el sistema de alimentación del motor.

Según la Secretaría de Energía, el 25% del gasoil que se consume en el país es importado, lo que marca que estamos lejos del autoabastecimiento de combustibles.

Siendo un país agrícola, alentar e incrementar el uso de biodiésel puede solucionar buena parte de nuestros problemas energéticos, además de ahorrar divisas.

Por Gabriel Tomich  | LA NACION

FUENTE: LA NACION

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