Repsol no volvió a comprar al país.La petrolera española dejó de adquirir unas 400.000 toneladas de este biocombustible.
El 17 de abril pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la expropiación de la parte que la española Repsol controlaba en YPF. Después, el gobierno español avisó que suspendía las compras de biodiésel argentino.
Así, España se privaba de su principal proveedor de este biocombustible (que le aportó el 45% en 2011) y la Argentina perdía su principal mercado (de unas 720.000 toneladas, por US$ 985 millones).
La Presidenta dijo que España estaba en su derecho de pagar más caro el biocombustible y de que la Argentina estaba «en condiciones de absorber esa producción». Además, señaló: «No vamos a hacer ningún planteo a la Organización Mundial del Comercio (OMC) ni vamos a decir que nos cierran las exportaciones».
No era cierto. La demanda doméstica, similar a la del mercado español, ya estaba abastecida. Desde entonces, las plantas de biodiésel trabajaron al 30 o 35% de su capacidad, sostienen en Carbio. En agosto, la Argentina notificaba a la OMC su solicitud de consultas con la Unión Europea (UE) acerca de las medidas tomadas por España, instancia previa a la constitución de un panel.
Pero, en octubre, España dio marcha atrás. Sin embargo, las exportaciones, que se habían derrumbado 43% en septiembre, repuntaron en cuentagotas: en diciembre rondaron las 80.000 toneladas, ni la mitad de las de un año antes. Un poco por inercia, otro poco por resquemor y, sobre todo, porque si bien la UE obliga a España a no dejar de comprarle a la Argentina, no obliga a ninguna empresa a hacerlo.
Y el que no volvió a hacerlo, dicen en el sector, fue Repsol, que con unas 400.000 toneladas era el principal comprador español.LA NACION/SUPLEMENTO CAMPO.