Expertos en el tema aseguran que la ciudad se convertirá a mediano plazo en el centro neurálgico de la producción de biocombustibles, elaborados en base a productos vegetales · Se prevén inversiones millonarias.
Rosario se convertirá a mediano plazo en el centro neurálgico de la producción de biocombustibles, sobre todo el biodiésel. Ésa es la conclusión a la que llegan varios protagonistas del sector privado y público, que tras la sanción de la ley de biocumbustibles -que aún falta reglamentar- coinciden en que el desarrollo de este carburante -mezcla de gasoil y productos vegetales, como soja y colza de maíz- captará inversiones millonarias en la zona del Gran Rosario, donde conviven puertos sojeros y refinerías de combustible. Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles (AAB), calcula que en los próximos cuatro años en la Argentina se podrían invertir unos mil millones de dólares. El cálculo que hace el referente de AAB se basa en las proyecciones de demanda interna y externa.
Según al informe de esa organización no gubernamental, para abastecer el mercado interno de biodiésel se requerirían unas 18 plantas con capacidad de 35 mil toneladas promedio, que demandarían unos 13 millones de dólares cada una. Para la demanda de bioetanol, harían falta cuatro plantas de 40 mil toneladas cada una, que sumarían 80 millones de dólares.
El texto de la nueva ley crea un mercado interno de biocombustibles para sustituir los derivados del petróleo, al establecer que, a fin de esta década, las naftas deberán llevar un corte mínimo de 5 por ciento de bioetanol, y el gasoil, uno de 5 por ciento de biodiésel.
Así, el biodiésel, que se produce con aceite vegetal o grasa animal, tendrá para 2010 una demanda local de 632 mil toneladas anuales, y el etanol, derivado del procesamiento de caña de azúcar, cereales, maíz o residuos orgánicos (como restos de madera), de unas 160 mil toneladas. La flamante normativa de biocombustible ya despertó interés de varias empresas multinacionales, de pequeñas y medianas empresas, y del propio Concejo Municipal, donde surgió una iniciativa para que la Intendencia cree una planta de biodiésel, cuya producción sea utilizada, entre otros fines, para el consumo del transporte público de pasajeros.
Hace unos meses Repsol-YPF anunció que estudia levantar una planta de biodiésel en San Lorenzo. La idea de la
empresa «es reemplazar en forma paulatina al gasoil por este nuevo combustible nacido de la alianza estratégica
de Repsol y el campo argentino, y que a fin de 2007 esté disponible en todos los puntos de despacho de la red de
la empresa».
Según voceros de la multinacional consultados por El Ciudadano la inversión para producir biodiésel en la
región no se llevará adelante hasta que se reglamente la ley.
Los cambios que se llevaron adelante en la ley no conformaron a las petroleras, ya que la normativa prevé dar incentivos fiscales sólo a las pymes y las economías regionales.
Santa Fe, el lugar ideal.
Otro de los interesados en desarrollar este negocio en la región es Cargill. El jueves pasado, durante la puesta en marcha de la planta de molienda de soja y el puerto en Villa Gobernador Gálvez, Ricardo De Francesco, director de logística de la multinacional, aseguró que «Santa Fe tiene posibilidades de ser la provincia con mayor potencial para la radicación de plantas de biodiésel, porque -según señaló- «la materia prima del biodiésel es el aceite vegetal y la mayor concentración de producción se produce en esta zona».
De Francesco dijo que la empresa tiene planes de invertir en una planta de estas características en la región, aunque -como Repsol-YPF- aclaró que «el tema todavía está en pañales porque hay que ver en detalle la nueva ley de biocombustibles».
Los grandes jugadores que quieren apostar a este nuevo negocio están pendientes y alertas a la reglamentación de la ley. Tienen esta postura porque las reformas que le introdujeron a la ley no hacen ninguna referencia a los beneficios fiscales sobre la venta directa y la exportación de biodiésel.
El dato clave será, según advierten, si el gobierno impondrá retenciones a la exportación de biocombustibles. La que sí ya se lanzó de lleno al negocio del biodiésel fue la aceitera Vicentín, que anunció que invertirá 75 millones de pesos en la construcción de una planta en la localidad de Ricardone.
El emprendimiento estaría listo en un lapso cercano a los 15 meses y -según destacaron en la empresa- producirá alrededor de 300 mil toneladas anuales del combustible, que se basará en el aceite de soja refinada. La estrategia de Vicentín es destinar la totalidad de la producción para la exportación, básicamente a Alemania.
Autoabastecerse, un sueño cercano.
Desde la Federación Agraria Argentina apuestan desde hace tiempo a cumplir un sueño: el autoabastecimiento de
biodiésel del productor agropecuario. Y ese objetivo lo piensan cumplir con el desarrollo del programa BIOFAA,
que ya desarrolló media docena de plantas en campos de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Marcelo Rasetto,
director del programa, sostuvo a este diario que la producción del biodiésel se realiza por medio de una
planta modular elaboradora y harina proteica a partir de la semilla de colza o canola. El proyecto se desarrolló
en conjunto con la Universidad Tecnológica Nacional de Villa María y las primeras pruebas se realizaron en
Tancacha, Córdoba. Según los estudios que realizaron en FAA, el costo del litro del biodiésel es de un peso, por
lo cual el productor agropecuario se ahorra 45 centavos por litro.
Fuente: www.valorlocal.com.ar