En los últimos años nuestro país incrementó sus importaciones de combustibles para cubrir las demandas eléctricas, industriales, residenciales y de transporte.
Las importaciones de Gas Natural Licuado que ingresan por Bahía Blanca y Escobar suman unos 6.000 millones de m3 anuales y generan una importante salida de divisas para el país. Para su sustitución harían falta unas 700 mil hectáreas de sorgo y maíz que se podrían combinar con una importante cantidad de residuos orgánicos.
Gracias a sus excelentes condiciones agro-ecológicas, la Argentina es uno de los pocos países donde se podría producir biogás a partir de silaje de maíz o sorgo a un precio competitivo que se podría transportar a través de nuestras redes de gas natural desde las zonas productoras hacia los centros de consumo para sustituir parte del uso del gas natural.
El biogás puede usarse en las turbinas de gas para producir electricidad o como combustible para el transporte, después de un proceso de purificación. Además sirve para producir electricidad y calor en plantas combinadas.
El concepto de cadena de valor, que es la base del pensamiento de MAIZAR, nos permite comprender la relación entre oferta y demanda energética desde un nuevo ángulo. El biogas es una forma novedosa de energía que nos muestra un abanico de oportunidades que podrían ayudarnos a resolver un conjunto de interrogantes: a) empresarios y económicos vinculados con el abastecimiento energético, b) ambientales en relación al tratamiento de los residuos y c) sociales en relación al empleo, el ingreso y la demanda de alimentos y energía. Así lo propuso Maizar en el documento “Desafíos y Oportunidades para las Cadenas del Maíz y el Sorgo”, en 2008.
Qué es el biogás
El biogás es una fuente de energía competitiva en costo. Se genera a partir de cultivos agrícolas, como el maíz y el sorgo, combinados con deyecciones de aves, bovinos, porcinos, residuos industriales orgánicos, residuos sólidos urbanos o aguas cloacales y otros desechos. Esta capacidad de obtener energía a partir de residuos le da a la industria del biogás un rol central en el cuidado del ambiente.
Alemania, un país pionero
Alemania alienta la producción de biogás desde la década del ’80. Comenzó desarrollando pequeñas plantas artesanales que utilizaban como materia prima la bosta de los animales para autoabastecer de electricidad a las fincas y disminuir el impacto negativo de la aplicación de las deyecciones de animales sin tratar en los campos. El proceso que se utiliza para obtener biogás genera un residuo que es un excelente fertilizante ya que concentra todos los nutrientes útiles para los cultivos, habiendo eliminado todos los agentes patógenos.
A fines de los ’90, Alemania sancionó una ley que subsidiaba la producción de energía a partir de fuentes renovables que condujo a la transformación de aquellas plantas artesanales en las nuevas industriales que existen hoy. El principal objetivo era sustituir aquellas energías de las que el país era más dependiente y lograr una mayor autosuficiencia, ya que tenía inconvenientes con el abastecimiento de gas desde Rusia y veía que los precios del gas natural se habían más que triplicado en los últimos diez años y que esto impulsaba la inflación interna.
Hoy Alemania cuenta con una capacidad instalada de 6 mil plantas de generación de biogás, que consumen principalmente silaje de maíz y que brindan energía a 3,3 millones de hogares, además de tratar 15 millones de toneladas de residuos que se utilizan para generar energía. Para esto utilizan alrededor de 600 mil hectáreas de cultivos, en especial maíz. De los 330 mil empleos creados por las energías renovables en Alemania, el biogas ocupa 120 mil seguido por la energía eólica con 100 mil, a pesar que las inversiones anuales en biogas son significativamente menores que las de otros sectores energéticos.PUNTO BIZ.