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Ronaldo, el Pelé del campo

Ronaldo-ColzaFue uno de los que desarrolló la siembra directa en la Argentina y transformó su explotación agropecuaria en un ejemplo para los ojos del mundo. Su empresa, además, incluye un semillero, una planta de acopio y un emprendimiento ganadero en la Patagonia.

Y junto a ocho productores está construyendo una planta de biodiesel en el Parque Industrial. Con ustedes Ronaldo Kuhlmann. Un crack.

Curtido después de tantas conferencias y disertaciones dadas para productores agropecuarios y empresarios de la Argentina y del resto del globo, Ronaldo Kuhlmann propone empezar la entrevista proyectando la presentación en Power Point sobre su empresa, que preparó hace semanas para la visita de unos australianos. Una muy buena decisión, porque de otra manera hubiera sido imposible tener un completo pantallazo del mundo Kuhlmann en apenas 60 minutos de charla.

Ingeniero-productor-empresario, este neuquino de 51 años está en permanente expansión y parece no encontrar fronteras a la vista. «He tenido buenas oportunidades y supe aprovecharlas», asegura, ensayando una explicación de su asombroso desarrollo profesional y comercial.

Ronny nació en un campo que administraba su padre, ubicado sobre la ruta de Los Siete Lagos, a 30 kilómetros de San Martín de Los Andes. Hizo la primaria en una escuela rural, el secundario en Bariloche y se recibió de agrónomo en Balcarce. Con el título todavía fresco, empezó a trabajar en un establecimiento en Gonzales Chaves, para luego sumarse al estudio del ingeniero Alfredo Orfanó. En 1985 comenzó con su periplo en busca de conocimientos: vivió en Dakota del Sur, Estados Unidos, capacitándose en riego y supervisando la campaña maicera de un campo del West Fargo Bank. De vuelta en la Argentina, y ya en forma independiente, Kuhlmann se dedicó al asesoramiento en campos de distintas zonas (Necochea, La Dulce, Balcarce, Tandil, 9 de Julio, Merlo -San Luis-) en los que empezó a desarrollar la siembra directa. Su gran aliada.

«Empecé con la directa en 1989, cuando nadie sabía de qué se trataba», cuenta Ronny, socio de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) desde su creación. Y quien hoy integra la comisión directiva y el comité internacional de la entidad, además, de tener en su haber la fundación de dos regionales: Tres Arroyos (2003) y hace muy poco, Patagonia Noroeste.

Inquieto y emprendedor, en 1992 el ingeniero decidió transformarse también en productor y dedicarse de lleno al desarrollo de la directa. Y ya nada fue igual. «Arrendé La Maravilla, un campo en San Cayetano, y comencé a trabajar en siembra directa cuando en la zona todavía nadie la hacía», recuerda. Y agrega: «Fue muy importante transformarme en productor porque pude desarrollar herramientas, tecnologías, fertilización, herbicidas, manejos, hacer interactuar a la ganadaría con la directa. Y además intercambiaba mucha información con todos mis asesorados. De ese modo fuimos organizando el sistema», detalla mientras ceba mate en la coqueta sala de reuniones de su oficina ubicada en la ruta 3.

La evolución le llevó a Ronny una gran inversión de tiempo y dinero. Sin Internet y con la directa en pañales, la información se recababa a fuerza de viajes a Estados Unidos, Europa y Australia, y muchísima investigación. Con el agregado de que eran pocos los que creían en el novedoso sistema. «La mayoría decía que era una moda. Localmente no recibí apoyo», comenta Kuhlmann. «Gracias al sistema y a la combinación de ser técnico y productor, fui creciendo. Era muy valiosa la información que lograba con mis clientes. Así fue que empecé con un campo de 670 hectáreas y hoy estamos alquilando casi 4000 en las que hacemos agricultura y ganadería», completa.

Si bien hoy todavía continúa asesorando a algunos clientes, el mayor tiempo se lo dedica a su empresa, que además de la explotación agropecuaria se compone de otras actividades, obviamente, relacionadas con el sector.

«La empresa se conforma con la producción agropecuaria: 4000 hectáreas alquiladas. El semillero Andino. El emprendimiento de las carnes en la Patagonia, con el engorde y campos de cría en zonas que antes se llamaban marginales. La planta de biodiesel. Y la planta de acopio que tenemos en la oficina para almacenar nuestros granos, limpiar y acopiar lo del semillero y también la mercadería que utilizamos para el engorde en el sur». Además, forma parte de Bioceres, la empresa dedicada a la investigación de eventos biotecnológicos. Qué tal. Leído así de corrido, tal lo devuelve el cañón que está conectado en la notebook, hasta parece poco…

Pero para entender el mundo Kuhlmann lo mejor es ir de a poco. Entonces, bien vale una corta explicación de cada actividad.

La explotación agropecuaria incluye la producción propia y la del semillero. «Recibo los materiales prebásicos y hago la primera multiplicación de los trigos BioINTA (NdR: hay un convenio entre Bioceres e INTA) y de las sojas de ALM. A cargo de la comercialización de esas semillas está el ingeniero Facundo Roca. En lo que sería la parte práctica, la siembra y cosecha de cultivos, está al frente el ingeniero Santiago Vanhoute. A su vez, dentro del campo tenemos una organización muy particular, dividida en áreas y basada en la buena comunicación (ver: Un buen conductor).

Kuhlmann se define como ganadero por vocación. Además de tener vacas en los lotes no aptos para la agricultura, le arrienda a su familia un campo de cría en Benito Juárez. Allí posee un rodeo de 300 madres. Pero si bien está desanimado con la producción ganadera en esta región, desde hace tres años decidió apostar fuerte por los vacunos en las tierras que lo vieron nacer: «Tengo un emprendimiento en el sur, en Las Lajas, una localidad cercana a Zapala, a 950 kilómetros de Tres Arroyos. En un campo propio y en otro alquilado estamos desarrollando un engorde a corral». La primera etapa la completará en este 2007, alcanzando el encierre de 1500 cabezas. Para 2010, el plan es llegar a las 6000 vacas.

«A la par estamos armando allá el mercado de la carne, que es muy especial. Inclusive, a nuestras carnes ya le pusimos nombre: Las Araucarias», explica (ver página 6). La mayoría del alimento (maíz y pellet de girasol) lo produce en los campos de esta zona y lo transporta en un camión propio.

Y si de proyectos novedosos se trata, Ronny también anotó su nombre en la planta de biodiesel que se está construyendo en el Parque Industrial. Es el presidente de la sociedad anónima que conformaron nueve productores nucleados en Aapresid y en el CREA Cascallares. «El disparador de hacer la planta fueron los problemas que tuvimos con el abastecimiento de gasoil durante varios años. En una oportunidad yo tuve las cosechadoras paradas, y eso es muy peligroso por la inversión que uno realiza al sembrar», dice el ingeniero.

Según las estimaciones que tienen los involucrados, a partir de enero ya se comenzarían a realizar las primeras pruebas para comenzar a poner a punto la planta.

El manejo de las distintas actividades que abarca la empresa de Ronny se realiza desde la oficina de Tres Arroyos, donde hay cuatro personas en forma permanente. «La central es el nexo con el campo, con los bancos, donde se resuelven todas las cuestiones administrativas y de gestión», comenta Kuhlmann, quien está al tanto de todo. Porque está encima de todo, no físicamente, sino a través de un aceitado sistema de información. «Todo esto está conectado con muy buenas comunicaciones. Todo el personal tiene celular y todos los vehículos tienen radio, hasta los tractores. Entonces, todos saben lo que pasa», resume.

Claro que todo funciona porque Kuhlmann se ha sabido rodear de gente capaz. «Lo importante es aprender a delegar y a confiar en las personas. Hoy tengo un equipo de trabajo de primera. Es un grupo de gente joven, todos están aprendiendo, se están formando y se capacitan permanentemente».

Ronny se define como «una persona muy optimista» que se crió en un ambiente de respeto, humildad y trabajo. Dice que siempre se plantea objetivos. Y que los trata de cumplir. Y que es más exigente con él mismo que con el resto. ¿La receta del éxito? «Primero hay que entender la economía argentina. Después, saber aprovechar oportunidades y ser humilde y persistente en los proyectos, a pesar de que al principio parezca que no funcionan. Hay que aprender que a veces hay que trabajar a pérdida para tener renta en el largo plazo».

Otras de las cosas que aprendió Ronny fue dedicarle tiempo a sus afectos. A su esposa Graciela y a sus hijos Federico (15) y Mercedes (12). «Mi mujer me hizo ver un montón de cosas y logré incorporar a mi familia a todo esto». Todo esto es el mundo Kuhlmann. Un mundo para el asombro.

Verdadera agricultura de punta

Desde sus comienzos, y tentado por lograr el desarrollo de la siembra directa, Ronny Kuhlmann se transformó en un verdadero productor de vanguardia. Así es que fue de los primeros en comprobar que la ganadería es compatible con la directa, en sembrar soja de segunda y también, en incluir a la colza en sus rotaciones.

«Hace 15 años que hacemos directa. Primero nos preocupamos por ajustar el sistema; luego de la soja de segunda; hace dos años empezamos a trabajar con intersiembra, en esta zona hacemos girasol-soja, y más hacia Tandil trigo-soja; y ahora estamos comenzando con lo que es posicionamiento satelital, mapeos de suelos y aplicaciones diferenciadas especialmente en maíz y girasol», comenta Kuhlmann, quien maneja unas 4000 hectáreas arrendadas y cuenta con toda maquinaria propia.

Para el ingeniero son claves la rotación y la cobertura, no sólo con rastrojos, sino con algún cultivo verde y con raíces en desarrollo. «Entonces estamos tratando de hacer dos cultivos en el año, que contra la creencia, no son extractivos sino que nos traen beneficios ya que aprovechamos mucho más la humedad, la luminosidad. Siempre bien fertilizados y con un manejo productivo para el suelo», aclara.

Ronny destaca la importancia del trigo «para agregar carbono al suelo», y de la soja que «al contrario de lo que muchos creen, bien utilizada en la rotación, es muy beneficiosa». Entre los cultivos de invierno, además de trigo, Kuhlmann siembra cebada y colza. Esta última, desde hace ocho años: «Estamos tratando de aprender a manejarla y desarrollar tecnología, y ya la tenemos bastante dominada», dice. También ha hecho varias veces arvejas, «un excelente antecesor para soja de segunda porque libera el lote bien temprano. Aunque este año los contratos no eran atractivos».

En tanto, en cultivos de verano, el orden es soja, girasol y poca cantidad de maíz («las lluvias no nos ayudan, y lo que hago es para tener parte del grano para el engorde del sur»). Además, en todos los lotes que libera la fina entra la soja de segunda. A eso hay que sumarle las nuevas experiencias en intersiembra de trigo-soja y girasol-soja.

«Hoy hay que estar muy en el detalle, desarrollar muy bien los cultivos. Y nosotros somos de la idea de que todo debe hacerse con alta inversión. Fertilizantes, protección de cultivos, calidad de semillas, cosecha, maquinaria… Si no es con alta inversión, en la actualidad es muy difícil producir», asegura.

Fuente: La Voz del Pueblo

Fimaco

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