Argentina lidera las exportaciones mundiales y este año produciría 60% más de biodiesel de soja que en 2010. Pero el aporte de los agroenergéticos en general seguirá siendo muy limitado para diversificar de la matriz energética en el mundo.
Colza. Ya hay varios proyectos en marcha en Mendoza.
En la medida que a nivel mundial crece la necesidad de diversificar la matriz energética, aumenta el interés por los cultivos que pueden constituirse en fuente de energía.
Entre aquellos a partir de los cuales es posible obtener biocombustibles, algunos siguen siendo motivo de investigación; mientras que otros, ya generan atractivos negocios concentrados en muy pocos operadores.
Así, y aunque el aporte de los biocombustibles a la matriz energética mundial es limitado (en el caso de los combustibles líquidos, no supera el 10% o 15%) el sector viene en expansión.
Argentina es un jugador muy importante en el escenario internacional.
Al punto que es el primer exportador mundial de aceite de soja y de biodiesel obtenido a partir de esa oleaginosa. Los millones de toneladas de grano de soja producidas en el país permiten procesar aceite comestible y elaborar biodiesel para comercializar en el mundo.
El Ing.Agr. M.Sc. Jorge A Hilbert, Coordinador Nacional del Programa Bioenergía que se lleva adelante en el Instituto de Ingeniería Rural del INTA, señala que “los biocombustibles han penetrado en los mercados mundiales favorecidos por instrumentos de fomento como son los cortes obligatorios, beneficios impositivos y subsidios”.
Esa expansión comercial ha implicado para el productor agropecuario “sumar estabilidad a los precios (de su producción) dado que se agrega un nuevo factor de demanda” aparte del mercado de productos alimenticios. “Esto se ha podido constatar -apunta- con la reducción del impacto que hubiese producido en el mercado local, la suspensión de envíos de aceite (comestible) a China”.
Mirada estratégica
En un informe al que tuvo acceso FINCAS, el especialista señala que “en el mercado mundial de los biocombustibles el mayor volumen es aportado por el bioetanol proveniente de plantas de altísima eficiencia como son la caña de azúcar y el maíz”; mientras que “el biodiesel se desarrolla desde el punto de vista estratégico para reducir la dependencia del gasoil, elemento vital para mover la agricultura y el transporte en el mundo”.
La materia prima proviene de subproductos de la industrialización de cultivos oleaginosos como la soja, entre otros como la colza.
La investigación avanza
De hecho, el INTA ha implementado una Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Colza (en el marco de su Proyecto Nacional de Oleaginosas), del que participa la Estación Experimental Agropecuaria La Consulta (San Carlos, Mendoza) junto a otras once unidades del organismo nacional de distintos puntos del país.
La iniciativa apunta al desarrollo de material genético y manejo sanitario y agronómico de oleaginosas alternativas en diferentes ambientes productivos. Durante el año pasado hubo muy buenos resultados, particularmente en Mendoza.
Aquí, la Universidad Nacional de Cuyo -a través de tres de sus unidades académicas- lleva adelante, desde hace cuatro años, el Programa de Bioenergía. La iniciativa incluye proyectos agroenergéticos; de producción de biocombustibles y de calidad.
Los primeros están referidos a colza; girasol; jatropha; topinambur; cultivos con efluentes cloacales; biomasa de origen forestal y evaluación del efecto de láminas de riego en la producción de biomasa forestal.
Entre los proyectos de producción de biocombustibles están, entre otros, las plantas piloto de producción de bioetanol y biodiesel y la producción de biogas; mientras que las investigaciones sobre calidad, incluyen una planta (a escala) para la producción de biodiesel; obtención de etanol de topinambur y certificación de biocombustibles, entre otros proyectos.
Interés por la colza
Uno de los cultivos que más expectativas ha generado en Mendoza es la colza. Al punto que hay publicaciones de apoyo a los interesados en producir. En ese sentido, las experimentales Junín y La Consulta del INTA editaron el libro “Producción de colza bajo riego en Mendoza” volcando la experiencia de varios años, que permite contar con información tecnológica.
Incluso hay, en la provincia, empresas grandes interesadas en elaborar su propio combustible a partir del procesamiento del aceite extraído de esa oleaginosa, pero parece que ninguna iniciativa termina de cerrar.
Por lo pronto, en el INTA esperan que en la planta piloto de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la UNCuyo se elabore un volumen importante de biodiesel a partir de aceite de colza entregado por la Municipalidad de Junín y el INTA para ser probado en los móviles de ambas instituciones.
Esa Facultad y el INTA preparan, por otra parte, un acuerdo para que la EEA Junín produzca semilla de colza para que los investigadores de la unidad académica puedan avanzar en sus ensayos.
A mitad de camino
El coordinador de Desarrollo Rural de la EEA INTA Junín, Dr. Ing. Jorge Silva Colomer, recuerda que “en las economías regionales se pensó que, con la ley que potenciaba la integración de productores para elaborar biodiesel para autoconsumo, había una posibilidad interesante para avanzar en el desarrollo local”.
Enfatiza, al mismo tiempo, que “en todas las regiones hay tierras improductivas u otras productivas pero con cultivos de escasa o nula rentabilidad, algo muy marcado en la provincia de Mendoza”. Pero admite que “son escasos los ejemplos de pymes que estén elaborando su combustible (no sólo aquí, sino en el país) lo cual demuestra que no se implementó la ley en todos sus aspectos”.
Señala que “la limitante a la producción local de colza es la comercialización por la distancia a los puertos y ninguna de las plantas que se instalaron o proyectaron instalarse están funcionando. Si esto ocurriera se podría volver al proyecto original que se planteo con los municipios para apoyar el desarrollo local y ayudar a los productores a no depender de los precios variables del gasoil en los surtidores”.
Por su parte, Núñez Mc Leod apunta que, para que los agroenergéticos tengan viabilidad comercial, “es imprescindible que se cuente en la región con un laboratorio de certificación de biocombustibles (la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo ya certifica naftas y gasoil, y podría certificar biocombustibles si recibe algún subsidio para la compra de los equipos necesarios)”.
Explica que “este laboratorio serviría, en principio, para atender la certificación de las plantas que podrían instalarse y que viabilizarían el inicio de los cultivos de agroenergéticos en Mendoza”. Pero, en coincidencia con Silva Colomer, advierte que “sin la demanda industrial en la región, no se ve factible el negocio de los agroenergéticos en Mendoza”.DIARIO LOS ANDES.