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La biomasa, una apuesta limpia y eficiente

ALEJANDRO INURRIETA/La economía mundial se enfrenta a un gran dilema en los próximos años. La coyuntura económica es manifiestamente mala y las expectativas no auguran una recuperación sólida en casi una década. La destrucción de empleo y la pérdida de capacidad productiva en Occidente han supuesto un trasvase de buena parte de la industria hacia Oriente, con el consiguiente aumento de la contaminación, a lo que hay que unir la nula disposición al control de las emisiones por parte de muchas potencias económicas, entre ellas EE UU o Brasil y la propia China.

Con biomasa se puede generar energía 24 horas al día, ya que no depende del viento, del sol o del agua.

El desarrollo de la energía con biomasa puede ahorrar en España hasta 12 millones de toneladas de CO2
Este falso dilema entre producción y contaminación o entre consumo y contaminación está llevando al planeta a una difícil tesitura. Las emisiones de CO2, el efecto invernadero o el calentamiento del planeta están en la agenda política, pero todavía no en el subconsciente social. En este impasse, las energías renovables avanzan, pero todavía no permiten ser optimistas respecto al cumplimiento de las estrategias definidas por los principales organismos multilaterales y políticos.

En el caso de la UE, en 2009 publicó la llamada estrategia 20/20/20, con el horizonte de 2020. En ella se buscaba que el 20% de la energía primaria debería ser producida con fuentes renovables, reducir un 20% las emisiones de CO2 a la atmósfera y aumentar la eficiencia energética en un 20%. Sin embargo, en el caso de España está obligada a redactar un nuevo Plan de Energías Renovables, ya que el PER 2005-2010 no ha alcanzado sus objetivos y las nuevas exigencias para España son todavía mayores. El cumplimiento de los objetivos de la UE requiere que el 64% del crecimiento energético en España se atienda con renovables, frente a un 86% en toda la Unión.

Con estas premisas, el panorama de las energías renovables en España es confuso, pues están confluyendo problemas legales relacionados con fraude, con una cierta inseguridad jurídica y una falta de planificación creíble, lo que está dañando la producción y sobre todo la credibilidad. Estos problemas se concentran especialmente en el sector fotovoltaico y eólico, sectores que han explosionado en los últimos años, en parte debido a las primas elevadas que funcionaban como un efecto llamada en un momento de crisis económica.

Como complemento a las renovables más utilizadas, no hay que olvidar que la biomasa es mucho más barata y, si acaso, más eficiente. Por ello, el nuevo PER supone una oportunidad única para que España impulse el desarrollo de la biomasa forestal, aprovechando las ventajas económicas y ambientales asociadas a su producción y explotación. La producción de electricidad mediante biomasa forestal presenta tres grandes ventajas que la hacen única respecto a otras energías renovables. En primer lugar, es la fuente renovable más beneficiosa para el medioambiente y multiplica la reducción de emisiones frente a los combustibles fósiles. En segundo lugar, como se puede cultivar y potenciar su desarrollo productivo, es la fuente renovable que más empleo genera por unidad de energía producida y su cultivo permite la creación de riqueza y cohesión social, especialmente en ámbitos y zonas rurales degradadas, proporcionando así una alternativa al empleo agrícola. Por último, es la fuente renovable más estable de todas, capaz de producir energía las 24 horas del día, ya que no depende de que haga viento, luzca el sol o fluya el agua. Además, es más barata de producir y España tiene unas condiciones únicas para su desarrollo, lo que contribuiría a reducir aún más las importaciones energéticas.

Yendo algo más al detalle, las ventajas medioambientales son muy significativas. La biomasa presenta un balance positivo en captura de emisiones de CO2. Las plantaciones de cultivos forestales actúan como sumideros masivos de CO2, a lo que hay que unir que el CO2 emitido en la generación de energía es menor que el captado de la atmósfera previamente por los cultivos forestales. Además, el proceso de captura de CO2 es especialmente eficiente en cultivos forestales energéticos. En esencia, el desarrollo de la energía con biomasa en España podría permitir ahorrar hasta 12 millones de toneladas de CO2.

Otra ventaja es la gestión forestal sostenible, específicamente la relacionada con la recogida y limpieza de la biomasa que se acumula en los bosques. Esta tiene tres ventajas esenciales. Una es que reduce el peligro de incendios, otra es la mejor utilización de espacios y por último el apoyo a la regeneración natural de la masa principal. Finalmente, el aprovechamiento de la biomasa repercute en la reducción de vertidos y quemas incontroladas de residuos agrícolas, el cierre de la cadena monte-industria, eliminando residuos por falta de mercado o carencia de tecnología, lo que resuelve los problemas de acumulación y eliminación.

Si a todo eso sumamos que el desarrollo de la biomasa podría permitir generar 2.000 millones de euros de rentas del trabajo y más de 80.000 empleos, estamos ante un reto que no se debería soslayar por más tiempo. No hay que olvidar que el desarrollo de la biomasa permite generar nueve empleos inducidos por cada megavatio instalado, especialmente en el sector rural y forestal.

En conclusión, ante lo que España necesita en el futuro en materia de renovables, hay que tener muy en cuenta la biomasa forestal, sin descuidar el resto, pero sí tener en cuenta las ventajas comparativas de esta forma de energía en materia de soluciones ambientales, empleo y ahorro energético, sabiendo que hay empresas nacionales muy competitivas.

Alejandro Inurrieta es profesor del IEB.

FUENTE: EL PAIS/ESPAÑA

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