En Brasil advierten que se requiere una estrategia para reorganizar a la industria.
SERTAOZINHO, Brasil.- Los bajos precios del azúcar y del etanol han alimentado el debate en Brasil sobre cómo impactarán las inversiones y el futuro crecimiento de la industria del sector, que pretende liderar la carrera mundial por los biocombustibles.
Las inversiones previstas en nuevas usinas llegan a cerca de 17.000 millones de reales, pero el mercado sufre con una débil estructura regulatoria y falta de planificación a largo plazo, dijeron funcionarios.
«La industria está creciendo más rápido de lo que sería una tasa sustentable. Es por eso que los precios están cayendo tanto», dijo Plínio Nastari, presidente de la consultora Datagro.
Considerando una demanda esperada de 720 millones de toneladas de caña de azúcar para 2013/2014, el sector no debería crecer más de un 7,3% al año para evitar que se agrave la situación de un excedente de oferta, dijo Nastari durante un seminario sobre azúcar y etanol.
Pero la zafra brasileña de caña de azúcar creció, en promedio, un 9,9 % anual desde 2000, impulsada por la creciente demanda de etanol. Datagro estima que la demanda actual de caña es mayor que la prevista por la consultora hace pocos años, pero las inversiones en nuevas usinas sobrepasaron las expectativas. Existen 138 proyectos de nuevas plantas. De hecho, la transnacional Bunge acaba de adquirir su primera planta de producción de azúcar y etanol en la Santa Juliana, Estado de Minas Gerais.
A pesar de ello, el director de la Comisión Interamericana de Etanol, Roberto Rodrigues, señaló: «Creo que no hay ningún mercado (internacional de etanol). Estamos todos trabajando irracionalmente. No existe ninguna estrategia, ni del sector privado ni del gobierno». «¿Cuánto etanol queremos producir? Nadie lo sabe», afirmó Rodrigues, explicando, sin embargo, que el mercado potencial es enorme.
Los precios del azúcar y del etanol cayeron cerca de un 35% desde comienzos de la zafra de caña 2007/2008, y el efecto de la reducción en la industria preocupa también al gobierno. «El mercado no va a crecer si no organizamos todas las partes de la cadena de producción para mantener la seguridad y estabilidad (de la oferta)», dijo Manoel Bertone, secretario de Producción y Agroenergía del Ministerio de Agricultura. El funcionario afirmó que la forma «desorganizada» con que está creciendo el mercado no estará en línea con el aumento de la demanda, lo que puede provocar una mayor caída de los precios. «Además, si no tenemos una base regulatoria, posiblemente ningún país va a comprarnos etanol», agregó. Bertone descartó una intervención en el sector, pero defendió un diálogo entre los productores y el gobierno.
El lanzamiento en 2003 de vehículos que pueden utilizar indistintamente gasolina o etanol dificultó el cálculo de las proyecciones de la demanda, ya que el consumo en ese caso depende totalmente de la relación de los precios de ambos combustibles. Normalmente, si el etanol cuesta hasta un 70% del precio de la gasolina, el biocombustible es una mejor opción para los propietarios de los llamados vehículos flexibles en el uso de combustible.
«Para desarrollar el mercado necesitamos aumentar la producción más rápido que la demanda, pero ¿a qué precio? Considerando especialmente que este es un mercado extremadamente controlado en el exterior», dijo Bertone.
Agencias Reuters y DPA
Fuente: La Nación