Madrid, 4 Ene (Erbol/tomado de Genciencia).-La elaboración de biodiésel a partir de algas está cambiando el panorama de los biocombustibles.
Recordemos que para la obtención de biodiésel ordinario se utiliza un aceite vegetal como el de soja, girasol o palma y se le hace reaccionar con alcohol en presencia de ciertos compuestos químicos para producir ésteres grasos que constituyen el combustible.
El inconveniente es que los campos sembrados de estos cultivos no se pueden dedicar al cultivo de otras especies necesarias para el consumo humano, y para producir unos litros de combustible se necesitan grandes extensiones de terreno. La utilización de otras tierras implica la destrucción medioambiental e incrementa la pobreza o el hambre.
Las algas están compuestas básicamente por proteínas, carbohidratos, ácidos nucleicos y ácidos grasos. Son estos últimos los que luego son convertidos en biodiésel. Obviamente no todas las especies de algas tienen las mismas condiciones, por ello se buscan algas que contengan un alto contenido en lípido y que sean fácilmente cultivables.
En principio, al igual que las plantas, las algas necesitan de tres componentes básicos para su desarrollo: luz solar, CO2 y agua. Por ello son capaces de crecer en un amplio rango de condiciones y se las encuentra en cualquier zona del planeta: sobre sustrato artificial como madera o botellas, en lagunas, ciénagas, pantanos, nieve, lagos de agua dulce o salina, sobre rocas, etc. Así vemos que no es difícil encontrar zonas para cultivarlas.
Existen muchas maneras de cultivar microalgas, pero sin duda los sistemas cerrados de cultivo son los más seguros. Dentro de ellos existe un tipo, los Fotobiorreactores. Estos son los que incorporan luz (blanca y natural) y donde las condiciones (temperatura, CO2, etc) están más controladas que en sistemas abiertos. Son sistemas muy costosos pero que tienen un alto rendimiento en cuanto a la producción de aceite de algas.
Actualmente hay varios laboratorios en todo el mundo dedicados a este objetivo. Repsol-YPF comenzó a trabajar en este campo en el año 2006, dentro del proyecto CENIT PIIBE, en la búsqueda de especies de microalgas ricas en grasas y aceites para su aplicación a la fabricación de biodiesel.
FUENTE: ERBOL