En una conferencia titulada «La responsabilidad social del agronegocio y su vinculación con la inclusión social», el experto brasileño Marcos Fava Neves enunció 10 puntos claves del planeamiento estratégico.
Presión del consumo mundial.
Las economías de los países BRIC superarán a las de los países ricos entre 2020 y 2022, adelantándose 30 años a lo que se había previsto.
El proteccionismo de los países desarrollados ya no es el principal tema, porque la mayor parte de las exportaciones de materias primas y alimentos se dirige a los países emergentes: 60% en el caso de Brasil. En China, cuando hay crisis, crecen 8%; en Brasil, este año, se batió el récord (7%).
Este año, en China se vendieron 10 millones de autos nuevos (hasta setiembre). La población, al emigrar del campo a la ciudad, varía su consumo. Requiere nuevas habitaciones y equipamiento, gasta más energía, y consume azúcar, proteínas y los granos para producirlas. China ya consume más energía que EEUU. ¿Cuánto consumirá en los próximos diez años?, se preguntó Fava.
Del otro lado, sucede que el producto de la tierra va para los autos. En EEUU, un tercio del maíz va para el etanol. Esto abre espacios para nuestra región.
«Las adiciones de biocombustibles suponen una victoria para nuestros países», afirmó.
«El crecimiento del consumo en Brasil en los últimos 10 años equivale a una Argentina entera que ahora come y gasta. Es una pequeña China al lado de Uruguay».
Gestión de riesgo.
Los productores deben lidiar con las variaciones de precios y climáticas… y políticas. Los jóvenes tienen conceptos fuertes de cuidado ambiental y de inclusión social. Quieren que las empresas informen sobre su huella de carbono. Hay que hacer la contabilidad de este tema para defender la imagen mundial de la ganadería.
Sustentabilidad y residuos.
Hay que atender la preservación de los recursos, la biodiversidad y la certificación de procesos. Debatir sobre los costos de la sustentabilidad.
Apuntar a una menor emisión de gases carbónicos. Trazar la huella de carbono. Reducir y re-usar los residuos (equivalen a 40% del producto final). Manejo integrado de inventarios y eficiencia logística. Reducción del uso de energías fósiles. Canales reversos (reaprovechamiento de materiales).
Todo viene de la tierra.
Los alimentos, y ahora los combustibles, como se hace en las destilerías de la caña de azúcar. El 30% del etanol se destina a producir plásticos; ahora viene el biodiesel producido por una bacteria actuando sobre la caña. En un par de años camiones y buses van a usar este biodiesel de caña, que tiene un costo de U$S 60 el barril. También el mercado de la medicina: antioxidantes, vitaminas, cosméticos son ofrecidos por la empresa de alimentos.
Valorización del activo tierra.
La compra de tierras por parte de China, India, Corea y otros países impone un desafío. En Brasil, en los últimos 10 años, una media de 22 há por hora se vende a un extranjero (193 mil há por año).
Comunicación integrada.
Hay que perfeccionar la comunicación de atributos y características de los productos, atendiendo los aspectos de salud alimentaria, la obesidad y, en general, el marketing para consumidores infantiles. Tal vez la desinformación más grosera sea la que afecta a los transgénicos. Se requieren nuevos medios de comunicación, y aumentar la interacción y proactividad con stakeholders.
Gestión integrada de la información.
Es fundamental mejorar la comunicación, y apuntar a una gestión integrada de la información, a la transparencia y difusión de resultados empresariales, y a la implantación de sistemas de información y soporte.
Integración de empresas y acciones colectivas.
Para reforzar las cadenas productivas, mediante incentivos a la asociación. Puso el ejemplo de los productores de café de Colombia: el caso exitoso de la marca Juan Valdez.
Fallas en la gestión de las cooperativas desprestigiaron la idea misma. Hay muchos modelos de captación de valor, que permiten salir del perfil de vendedores exclusivamente de commodities: proyectos integrados, con avances en la cadena productiva que impliquen inclusión, integrando a la mano de obra con una visión de medio y largo plazo. Incentivos con multas y premios en los contratos, visión social y control de desempeño de los productores: mecanismo contractual que valoriza por precio y calidad.
Control de costos y simplicidad.
Transparencia e intercambio de informaciones; innovación en procesos, nuevos insumos mejorados (fertilizantes, defensivos, etc.). El uso creciente de futuros y hedges; propender a las asociaciones, a los contratos a largo plazo, a la masificación de la tecnología. Hay mucha pérdida en esfuerzos duplicados.
Agricultura e inclusión social.
Inclusión de smallholders en las cadenas y clusters. Responsabilidad social, atendiendo a las condiciones de trabajo, al comercio justo, a la distribución de márgenes de utilidad: hay que trabajar muy fuerte en la distribución de ingresos entre productores e industria. Atención a la «neocolonización» (inversión extranjera en la explotación de la tierra).
En cuanto a las transferencias, dijo que mucha gente depende del Estado y deberían trabajar con sus propios pies: hay que enseñar a pescar y no repartir pescado.
Respecto al uso de la tierra, no se necesita comprarla, es mejor con contrato: trabajo en red, el Estado asume una parte, los técnicos de las empresas asesoran a los productores.
Finalmente, no son temas exclusivos del Estado, son cada vez más de las empresas privadas, a las que los consumidores les exigen cumplir con las cuestiones ambientales y de inclusión social.
FUENTE: EL PAIS URUGUAY