La estrategia conjunta ayudaría a abastecer la demanda de EE.UU.
El ex ministro de Agricultura de Brasil, Roberto Rodrigues, llamó a los países productores de soja, maíz y caña de azúcar de la región a conformar un polo productivo de biocumbustibles.
«Debemos tener una estrategia conjunta. Como países y como productores solemos tener un discurso solidario y una práctica solitaria», advirtió el ex funcionario del gobierno del presidente Luis Inácio «Lula» da Silva, durante su disertación en el 18° congreso nacional Argentina Crea, que comenzó el miércoles y termina hoy en el estadio Superdomo Orfeo, organizado por la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea).
«Sin un mercado de productores va a ser difícil consolidar uno de consumidores, más allá de demandas puntuales que puedan existir por algún combustible renovable. Desde la región podemos cambiar la civilización», destacó este productor de caña de azúcar, ante un auditorio de más de 3.500 productores y asesores técnicos de todo el país.
Luego de su disertación, que resultó uno de las más entretenidas de la mañana, Rodrigues dialogó con La Voz del Campo.
–Usted mencionó la posibilidad del Mercosur en constituirse en un polo de desarrollo para los biocombustibles, ¿cómo se inserta Estados Unidos en esta relación a partir del acercamiento entre los presidentes Bush y Lula?
–Más allá del Mercosur, la posibilidad es para toda América Latina de convertirse en un gran bloque de productores de etanol y biodiésel. Son productos que van a ser crecientemente cultivados entre los trópicos, donde está America Latina. Veo que tenemos condiciones espectaculares para convertirnos, no en una Opep porque eso es un cartel, en los grandes abastecedores de biocombustibles del planeta a corto plazo. Tenemos la tecnología, el sol todo el año, recursos humanos y tierra. Falta la estrategia definitiva, de visión de bloque de crear un mercado de productores para que tengamos un mercado de consumidores. Nadie va a reemplazar el consumo de combustibles por etanol si sólo hay un país exportador. Eso es una locura. Necesitamos un mercado productor y nuestra región tiene todo para hacerlo.
–¿Con Estados Unidos incluido?
–Por supuesto. El presidente Bush declaró que espera que en 2017 el 20 por ciento de la gasolina que se usa en Estados Unidos sea etanol, que es como 100 mil millones de litros y Brasil sólo produce 20 mil millones de litros. Sólo Estados Unidos necesita cinco veces más que lo que produce Brasil. No tendremos la menor capacidad de abastecer esa demanda. Por eso hay que sumarlos.
–¿Considera usted que el etanol sobre la base de caña de azúcar puede aventajar en Sudamérica al derivado del maíz, a partir del cuestionamiento que tiene este último por su competencia con los alimentos?
–No hay ningún problema de esa naturaleza. Le doy un dato real. El año pasado 23 por ciento del todo el maíz producido en Estados Unidos fue para etanol, con lo que los precios subieron de 2,8 dólares por bushel (110 dólares por toneladas) hasta cuatro dólares por bushel (157 dólares), lo que afectó a algunos consumidores, en especial a los mejicanos que consumen la tortilla de maíz que viene de Estados Unidos. Este año, los productores estadounidenses sembraron 15 por ciento más de maíz; resultado, los precios volvieron a caer. En definitiva, el mercado organiza esta situación. A veces con perjuicios para determinadas poblaciones del planeta, pero el mercado finalmente equilibra la oferta y la demanda. No tengo la menor duda de que la disputa entre alimentos y biocombustibles es un falso dilema.
–Para hacer etanol, ¿la caña de azúcar es más eficiente que el maíz?
–Sin duda que la caña de azúcar, por ahora, es la mejor materia prima, por costos de producción, conversión energética, por su productividad por hectárea. Pero vamos a investigar científicamente para que en un futuro podamos tener celulosa como materia prima. La remolacha, que actualmente se produce en países templados, podría tener variedades adaptadas a zonas subtropicales y con eso se incorporaría otra materia prima. Por ahora, la caña de azúcar es la mejor materia prima, pero con la investigación científica se puede progresar.
Para Rodrigues, la llegada de los biocumbustibles no viene a reemplazar, en su totalidad, al petróleo. «Va a ser un complemento y las mezclas cada vez se estirarán más; podrán llegar hasta el 60 por ciento. Hay países donde ya se están utilizando motores ‘flex’ que combinan la tracción a través de energía eléctrica, para zonas urbanas, con el gasoil, en áreas rurales», describió el especialista brasileño.
–¿Cuántas hectáreas aún tiene disponible Brasil para incrementar su área con caña de azúcar?
–Brasil hoy tiene 62 millones de hectáreas sembradas con todo tipo de producción agrícola, de los cuales 3,4 millones son con caña de azúcar para etanol; es decir sólo cinco por ciento. Tenemos 22 millones más de hectáreas apropiadas en todo el país para caña de azúcar pero ninguna de las hectáreas que se van a incorporar está en el Amazonas. Vendrán, principalmente, de pasturas degradadas que serán sustituidas por el cultivo de caña. De esta forma, podemos multiplicar por siete el área cultivada con caña de azúcar, pero la producción se puede multiplicar por 15, debido a que vamos a doblar la productividad de etanol por hectárea en 10 años.
–¿Y cómo compiten en por la tierra en Brasil la caña de azúcar, la soja y la forestación?
–No veo ninguna competencia. En Brasil tenemos hoy 220 millones hectáreas con pasturas. Hace 10 años, un novillo iba al frigorífico con cuatro o cinco años; hoy va con 18 meses. Se produce más carne por hectárea. Entonces, estas pasturas van a ceder sus tierras para caña, soja y maíz, sin perjuicio de la producción de carne. Vamos a seguir produciendo más carne, pero con menos tierra. De estas 220 millones hectáreas, 90 millones son aptas para agricultura en general. Lo mismo pasa con Argentina, México y Bolivia. Se puede seguir creciendo en forma horizontal y también en forma vertical, por mayor productividad. Es por eso que no tengo ninguna duda de que no habrá disputa entre alimentos y biocombustibles.
–¿Cuánto destina Brasil a la investigación en etanol?
–Los recursos disponibles para investigación rondan uno por ciento del PIB agrícola, que es muy poco. De ahí, una parte mínima va a etanol. Es por eso que estamos creando en Brasil, a través del Comité de Agronegocios de la Federación de Industria de San Pablo que presido, una sociedad pública y privada prevista en la ley; de tal manera que las empresas privadas aporten dinero para investigación y los resultados serán divididos en regalías entre los inversores. De esta forma pensamos poner más dinero en investigación.
Según las proyecciones de Rodrigues, el consumo mundial de combustibles aumentará 55 por ciento en los próximos 25 años. “Los países que tengan condiciones climáticas favorables, bajo costo de mano de obra y de la tierra, tecnología y un buen planteamiento estratégico, estarán con ventaja”, aclaró el actual coordinador del Centro de Agronegocios de la Fundación Getulio Vargas y docente universitario.
Mercado global. Si bien las condiciones geográficas que reúne América del Sur son clave para la producción de biocombustibles, la inversión en investigación y desarrollo será esencial para que sus países puedan constituirse en el primer exportador mundial de biocombustibles, reveló.
“Para atraer inversiones internacionales en el sector es necesario implementar un modelo regulatorio claramente definido, líneas de financiamiento adecuadas, zonificación territorial que permita la expansión de la producción agrícola con un mínimo impacto sobre el ambiente, y garantizar un ambiente transparente al sector privado”, enumeró el ex titular de la cartera agropecuaria del Brasil entre los años 2002 y 2006.
A pesar del impulso dado por el Gobierno de Lula al desarrollo del etanol, Rodrigues sostiene que hay grandes cuestiones por resolver. Cuánto etanol se va a producir; para qué mercados y en función de qué condiciones comerciales; quién hará la logística y la infraestructura necesaria para la industria, son parte de los preguntas que aún no tienen respuesta.
Alejandro Rollán
De nuestra Redacción
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Fuente: La Voz del Interior