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Agricultura sustentable: más allá de la siembra directa

aapresid-Six-carbonoAgro. Las prácticas que contribuyan al cuidado del medio ambiente inciden cada vez más a la hora de diseñar los esquemas de producción agrícola Secuestro de carbono, intensificación y manejo del agua, los temas del congreso de Aapresid.

La sustentabilidad del sistema productivo es la prioridad que se fijaron los productores de punta de la Argentina, un concepto que fue mutando a lo largo de estos últimos viente años y que por estas horas pasa por evitar el agotamiento del suelo y el agua, dos recursos clave para que la agricultura sea lo que es hoy para el país y por tanto cargada de contenido económico para los propios hombres de campo.

Johan Six, de la Universidad de California. «Intensificar la producción aumenta el secuestro de carbono», dijo.
Así aparecen en juego conceptos como secuestro de carbono, rotación de cultivos, intensificación y fertilización, que jugaron un papel esencial en la discusión y el debate desatado durante el XV Congreso de la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid) que cerró esta semana en Rosario.

Y aunque estas consignas siempre formaron parte del menú de sugerencias que la entidad acercó a los productores, ahora —y tras años de experimentación a base de prueba y error— tomaron una nueva dinámica y en algunos casos mutaron hacia nuevos conceptos.

Bonos de carbono

Pero al mismo tiempo, los cambios de rumbo tienen otra premisa, aquella que busca posicionar al sector agropecuario como un actor indispensable en un nuevo y nada despreciable nicho de mercado: la negociación de bonos o créditos de carbono por su aporte a la menor emisión de gases contaminantes al ambiente.

Sin embargo, las aspiraciones no se agotan ahí y mucho menos cuando de negocios se trata. En esta buena coyuntura internacional de precios de los commodities, que consolidó un nuevo piso para la producción primaria, los empresarios del campo no están dispuestos a perder el tren que representan la posibilidad de abastecer la creciente demanda mundial para alimentación y generación de combustibles.

“Comprobamos que es falso, es un mito, el concepto de que el barbecho era una técnica importante y había que dejar descansar el suelo un largo tiempo para que acumular agua y nutrientes para poder hacer con garantía y seguridad el cultivo subsiguiente. La realidad es que hay que intensificar para aspirar a una sustentabilidad mayor y a su vez dar respuesta al incremento de productividad que necesitamos, para poder satisfacer la demanda creciente del mercado mundial tanto de alimentos como de energía”, dijo el presidente de Aapresid, Jorge Romagnoli.

Intensificación

Así, el dirigente explicó buena parte de la tendencia hacia la que camina el sector que puede resumirse en el siguiente paquete: siembra directa con rotación de cultivos, diversificación e intensificación con fertilización.

El esquema, que plantea un horizonte de largo plazo también constituye una respuesta estructural a un problema coyuntural: el aumento de los costos de los fertilizantes merced a la crisis energética. “En la medida que secuestramos carbono también secuestramos nitrógeno y con el aumento de contenido de materia orgánica en el suelo se gana en términos de mineralización porque se produce más nitrógeno mineral y se reducen los requerimientos de nitrógeno sintético a largo plazo”, sentenció Claudio Stockle, de la Universidad de Washington.

Aunque para muchos productores argentinos algunas de estas variables ya son moneda corriente en sus campos, la combinación de todas ellas es lo que hoy la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) define como el concepto acabado de sustentabilidad del sistema, tanto desde el punto de vista económico, como social y ambiental.

El agua

“En los últimos años se incorporó el concepto de intensificación, que no era debidamente considerada”, dijo el secretario de Aapresid, Cesar Belloso, y la definió como la “forma de poner a trabajar el agua ahorrada en siembra directa, es decir, menos barbecho y más cultivo de alto uso del agua”, tales como la incorporación de leguminosas en las rotaciones de trigo/soja y maíz.

Con este nuevo concepto que propicia mantener el suelo todo el año ocupado con algún cultivo se intenta esencialmente eficientizar el uso del agua como recurso.

Y aunque los especialistas de Aapresid expusieron casos testigo del éxito de estas técnicas, los productores que se dieron cita en Rosario —más de 2.000 y con charlas a auditorio lleno— mostraron sus reservas en este punto.

El principal interrogante era determinar hasta qué punto no se estaba exponiendo, con la intorducción de cultivos de cobertura, a una situación de estrés hídrico al cultivo principal.

Para el especialista en suelos y técnico del Inta Castelar, Rodolfo Gil, no hay recetas únicas, pero sí un camino que el productor puede trazarse.

Carbono

“Si decimos que hay que secuestrar carbono y esto es sinónimo de vida, deberíamos decir que el suelo no tiene que descansar nunca ya que en algunos sistemas como el bosque o la pastura se secuestra carbono todo el año y son mucho más estables”, dijo.

Sin embargo, como el productor es un empresario y vive del rendimiento, arriesgó una sugerencia más a su medida.

“En general el suelo no debe descansar en la medida que el agua lo permita y por eso el uso de herramientas como la genética, la densidad de siembra, el control de enfermedades hacen a la eficiencia y a la conversión del agua en biomasa y por tanto en rendimiento”, sintetizó el especialista.

Ajustes

Si en las últimas ediciones del congreso de Aapresid se fue instalando la idea de que con la siembra directa no alcanzaba para conservar los recursos sino que además esto debía ser acompañado por rotación de cultivos, ahora la consigna va por más.

En el encuentro de estos días quedó claro que para que la agricultura como sistema pueda perpetuarse en el tiempo hay que ajustar algunas otras cosas.

De ese modo, los especialistas insistieron con la necesidad de secuestrar carbono del suelo aunque advirtieron que en este proceso hay que prestar especial atención a los métodos, ya que muchos pueden tener un impacto negativo sobre el problema del cambio climático.

“Cuando se intensifica el sistema, mayor es el secuestro de carbono”, sentenció el especialista de la Universidad de California, Johan Six, quien citó un ejemplo: “Con el centeno logra secuestro de carbono, pero combinado con vicia este porcentaje aumenta. Por tanto, no sólo hay que introducir cultivos de cobertura sino propiciar la integración”, dijo.

Ambiente

De todos modos, aclaró que “al intensificar el sistema con agregado de estiércol o fertilizantes, éstos pueden convertirse en una fuente de óxido nitroso, un gas que es 300 veces más potente a la hora de pesar en el calentamiento global”, expresó.

Con lo cual hay que diagramar con cuidado los esquemas porque se puede borrar con el codo lo escrito con la mano. “La emisión de óxido nitroso (N2O) puede contrarrestar el secuestro de carbono”, advirtió Six.

En rigor, desde su nacimiento la práctica de la agricultura trajo aparejada la pérdida de carbono de los suelos, ya que se reemplazaron los sistemas originales (como bosques, por ejemplo) para implantar cultivos para la alimentación. Pero ante la imposibilidad de eliminarla como sistema, lo que queda por hacer son retoques.

“No podemos castigar a un agricultor diciéndole que está perdiendo carbono en profundidad y que quizás pierde más de lo que gana arriba con la siembra porque como agricultor no es culpable de lo que ocurrió en la tierra que posee hace cientos de años. Lo único que puede hacer es manejar la situación de manera de tratar de balancear esta situación y en el largo plazo quizás revertirla”, explicó Stockle, el especialista de la universidad de Washington.

Fuente: La Capital

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