El biocombustible no alimentario será comercial en diez años.
Madrid, 11 sep (EFE).- Los biocombustibles de segunda generación, que se obtienen de cultivos no alimentarios, comenzarán a comercializarse dentro de unos diez años, aseguró a EFE Mercedes Ballesteros, responsable de biomasa del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).
Estos nuevos biocombustibles se fabricarán a partir de biomasa no alimentaria, como paja de cereal, restos de madera, residuos sólidos urbanos e incluso aceites vegetales tratados con hidrógeno, unas materias primas baratas y sin otros usos que sustituirán a los vegetales aptos para consumo humano utilizados actualmente.
Sin embargo, su comercialización se ve todavía lejana porque, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en todo el mundo sólo funcionan 66 plantas de demostración de biocombustibles de segunda generación y la viabilidad de estos proyectos todavía no está clara.
España sólo cuenta con una planta, propiedad de Abengoa, que utiliza como materia prima la paja del cereal.
Beatriz Álvarez, de la sección de biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), cree que los primeros biocombustibles no alimentarios serán comerciales en un par de años, mientras el investigador de Repsol Enrique Espí ve esta tecnología como una simple transición hacia los carburantes a partir de algas.
Lo cierto es que el Plan de Acción de Energías Renovables elaborado por el Gobierno no prevé una producción relevante de biocombustibles de segunda generación hasta 2018 y, además, no precisa el porcentaje en que se mezclarán con los fósiles.
Algunos expertos, como la profesora Ballesteros, defienden que los productos de segunda generación se pueden utilizar «en proporciones muy altas e incluso puros», mientras que otros, como Espí, apuntan que la composición del biodiésel y el bioetanol «es la misma, venga de donde venga» y, por tanto, funciona igual.
La Unión Europea (UE) tiene por objetivo alcanzar un 10% de energía renovable en el transporte en 2020, ya sea mediante el uso de vehículos eléctricos, de hidrógeno o alimentados (al menos en parte) por biocombustibles.
Metas intermedias
Hasta este año se han cumplido todas las metas intermedias, pero Europa se enfrenta ahora al reto de la escasez de biocombustibles y a las limitaciones que presentan algunos vehículos para aceptar sin fallos más de un 5% de carburante renovable.
Según Espí, la tecnología para la elaboración de biocombustibles de segunda generación ya está disponible, aunque ahora el problema es producir grandes cantidades y, sobre todo, hacerlo de forma rentable.
Para conseguirlo, la petrolera británica BP ha apostado por un nuevo producto, el biobutanol, que gracias a su estructura química permite mezclas con la gasolina de hasta el 16%.
Desde BP apuntan que «los coches tendrán que funcionar con una mezcla de biobutanol, gasolina o gasóleo, aunque las proporciones aún no han sido establecidas, ya que hay que considerar las características de los motores en los que se vayan a usar».
El futuro, aseguran los expertos, está en la producción de biocombustibles a partir de algas, ya que contienen grandes cantidades de aceites, son fáciles de cultivar, baratas y consumen poca agua.
Sin embargo, las investigaciones sobre la tercera generación -que utiliza como materia prima algas o cultivos terrestres modificados genéticamente- están todavía en sus primeros pasos y el umbral de rentabilidad se ve lejano.
«Hasta dentro de cinco años no sabremos si las algas serán competitivas con los cultivos terrestres» apuntan desde Repsol. EFE
FUENTE: EFE VERDE