FOTO: Eduardo Santillán/ANDES/Ibarra.- Compuesto en su totalidad de productos vegetales, el combustible elaborado en la Planta Experimental de Biodiesel, inaugurada el jueves 13 de mayo de 2010 en Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), sede Ibarra, no contamina el medio ambiente, no atenta contra la seguridad alimentaria del país y promete ser la solución a la contaminación producida por la quema de combustibles fósiles.
Más del 50% de las emisiones de Co2 en el planeta son producto de la quema de combustibles fósiles y esto constituye la primera causa del calentamiento global. Si observamos las reales ventajas del diesel, por citar un ejemplo, podemos tomar en cuenta su bajo consumo y reducido costo; sin embargo, de su composición se derivan también contaminantes pesados como el ácido sulfúrico, cadmio, aluminio, entre otros.
En contraste, el biodiesel es elaborado en su totalidad por productos vegetales y su producción no requiere de elementos contaminantes, además, al ser un aceite, reduce considerablemente la producción de gases de efecto invernadero. Así lo explicó Edmundo Recalde, director del Programa de cultivos energéticos alternativos para la producción de biocombustibles, cuyo objetivo es la elaboración de biodiesel a partir de aceites naturales.
“Esta tecnología, desarrollada a escala industrial permite reducir los gases de efecto invernadero, aprovechar tierras que no están siendo cultivadas, diversificar la producción agrícola sin desplazar cultivos ni amenazar la seguridad alimentaria, reducir el impacto ambiental, entre otros”, aseguró Recalde en declaraciones para la agencia de noticias ANDES, durante una visita a centro universitario en Ibarra.
El proyecto de la PUCE inició en 2007 con financiamiento de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo y con el apoyo de la Universidad Politécnica de Madrid. Para 2008 la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) invirtió $246.512 al proyecto, logrando la consecución de la planta experimental, construida gracias al aporte de las entidades mencionadas.
La planta se compone de dos módulos, uno para producción de biocombustible y otro para la extracción de aceites comestibles. “Un módulo puede procesar 100 litros por cada seis horas”, explicó Recalde. “El biocombustible que se obtiene de la planta es apto para que un vehículo a diesel pueda funcionar sin necesidad de hacer adaptaciones al motor”.
Para la elaboración de biodiesel se aprovecha de materias primas como higuerilla y la jatropha, dos plantas oleaginosas de donde se extrae un aceite de uso industrial no comestible. Y de la reacción química resultante de la mezcla de este aceite con metanol e hidróxido de sodio se obtiene el biodiesel y glicerol, este último es utilizado para elaborar productos como fertilizantes, jabones, detergentes, etc.
Algo que llama mucho la atención es que la planta de biodiesel se encuentra en una habitación, que si bien se encuentra algo apartada del recinto universitario, carece de cañerías y su ventilación es relativamente limitada. Eso se justifica porque la obtención de biodiesel se logra a través de una reacción química y no por un proceso térmico, como es el caso de otros combustibles. “Los equipos no generan calor. Se llega máximo a 60º C., no más”, dijo Recalde.
Otra de las ventajas del biodiesel es que no emite óxido de azufre, gas responsable de las lluvias ácidas, y en su producción se produce harina de alto contenido en proteínas para la ganadería, procedente de los restos de las cáscaras de semillas.
Asimismo, en caso de un derrame o accidente, no representa un mayor peligro para el entorno. “No habría un mayor daño debido a que es un aceite, obviamente tendrá su impacto, pero no el mismo que con el combustible corriente. El impacto sería mucho menor pues no estamos extrayendo el biodiesel de la tierra sino de las plantas”, aseveró el ingeniero.
En cuanto a las desventajas, el biodiesel puede llegar a solidificarse a bajas temperaturas y puede producir obstrucciones en los conductos. Pero su principal problema es el costo, tres veces superior al diesel común, por lo que Recalde sugiere que en el momento de comercializar este combustible sería necesario un subsidio al precio original.
Está previsto que en noviembre del año en curso inicie la segunda etapa del proyecto, misma que consiste en probar la calidad y resistencia del biodiesel producido en la planta experimental de Ibarra. Así podría responderse a las interrogantes sobre el rendimiento del combustible en diferentes tipos de maquinaria y cuáles son los resultados un régimen de trabajo promedio.
“Lo que vamos a hacer es utilizar dos motores de generación eléctrica a diesel, y vamos a colocar en un motor diesel y en otro motor biodiesel. Los resultados iniciales los tendríamos para finales de este año”, dijo Recalde./LGP
FUENTE: ANDES/ECUADOR