La demanda actual de biocombustibles ya integra el nuevo mapa mundial de consumo de productos agrícolas. Por la menor superficie con soja en Estados Unidos, la oferta mundial de aceite de soja caerá en tres millones de toneladas.
Esta semana se desarrollo en Rosario el Foro Global de Bioenergía, donde un grupo de expertos nacionales y extranjeros debatieron sobre el presente y futuro de los cultivos energéticos y la bioenergía, las innovaciones genéticas en cultivos energéticos, enzimas y bacterias para biocombustibles y la situación mundial del abastecimiento del etanol y de biodiésel.
Nunca un tema estuvo tan cerca de los mercados como lo esta en la actualidad por la creciente utilización de granos para producir combustibles vegetales, y por su impacto directo en las tendencias de los precios. Hoy , los mercados de maíz y soja están siendo influenciados, como nunca antes, por el crecimiento de la demanda global de etanol y biodiésel.
A esta altura de los acontecimientos no hay ninguna duda que la demanda actual de biocombustibles ya forma parte, integra e impacta en el nuevo mapa mundial de consumo de productos agrícolas. Estamos ante una nueva estructura mundial de consumo tanto de alimentos como de biocombustibles. Lo que esta sucediendo hoy en el mundo no es una coyuntura, es un cambio que no tiene retorno. Estamos ante un nivel de consumo mundial de alimentos, que cada año consolida un nuevo piso difícil de retroceder; por el contrario, para los próximos 10 años se están proyectando tasas de crecimiento económico global superiores a los registrados en el último quinquenio. Esta última frase es «la clave» para poder predecir los mercados a futuro.
Por el mundo. Veamos qué está sucediendo con los principales cultivos; hoy Estados Unidos van camino a consumir 85 millones de toneladas de maíz para etanol en su nueva cosecha 2007/08. Seis años atrás consumía menos de 25 millones de toneladas de maíz para etanol. Esto demuestra que el tema biocombustibles no es una coyuntura, sino que es un cambio en la demanda estructural que seguirá creciendo con mucha mayor fuerza en los próximos años.
Las proyecciones para los próximos 5 años indican que los estadounidenses van a necesitar por lo menos 150 millones de toneladas de maíz para etanol.
Con este solo dato podemos aventurar un análisis previo, los precios del maíz a futuro tendrán muy pocas chances de bajar; muy por el contrario tendremos por delante fuertes subas en el precio si el clima no acompaña en forma «perfecta e ideal» la evolución de los cultivos en Estados Unidos.
En el caso del biodiésel vemos que la caída proyectada en la cosecha de soja estadounidense, la estimación de AgriPAC está previendo una caída de 15 millones de toneladas en la producción de soja con respecto al año anterior. Esta caída implica una reducción de casi tres millones de toneladas en la oferta global de aceite de soja.
Ni Argentina ni Brasil juntos podrán compensar en sus cosechas de soja 2008 la caída proyectada en la producción en Estados Unidos. Esta menor oferta de aceite de soja ha provocado una mayor demanda de otros aceites, colza y palma, para poder suplir la demanda de biodiésel de la Unión Europea.
En este sentido el volumen de semillas oleaginosas destinados a biocombustibles en la UE pasará de pocos más de 10 millones de toneladas en la actualidad a más de 21 millones de toneladas en 2016. Estamos entonces ante otro factor estructural que tendrá un impacto alcista sobre el precio de las oleaginosas. En estos momentos, el precio del aceite de girasol CIF Rotterdam ha llegado al máximo de 960 dólares, el mayor valor de la ultima década. Lo mismo sucede con el precio del aceite de soja, que en esta semana superó la barrera de los 900 dólares.
Pablo Adreani
Analista del Mercado de Granos, titular de Agri-Pac Consultores
http://www.agripac.com.ar/
Fuente: La Voz del Interior