Domingo 18 de abril de 2010, BRUSELAS.- En Europa hay interesados en comprar alimentos del Mercosur. «Los conservadores dicen que tenemos que organizar la seguridad alimentaria para los europeos, porque con el cambio climático perderemos tierras que quedarán bajo el agua. Este y los biocombustibles son los mayores intereses para empujar un acuerdo», explica un eurodiputado de la izquierda alemana, Jürgen Klute.
En la Comisión quieren eliminar las retenciones a la exportación, algo que la Argentina rechaza. «Además, Alemania quiere que toda la UE se oriente, como ella, a la exportación ante el envejecimiento de la población y esto será un problema para el Mercosur», advierte Klute.
No a todos los países europeos les entusiasma tanto como a España la relación con América latina. Por eso el Mercosur quiere aprovechar la presidencia española de la UE para relanzar la negociación. También la impulsan Portugal, Alemania e Italia. Otros apoyan lo que huela a libre comercio: Suecia, Holanda y Reino Unido. «Francia pone los mayores obstáculos», reconoce Yáñez. Otros países se esconden detrás de la resistencia a abrir el mercado bovino, como Irlanda, el de pollo, como Hungría, o el de azúcar, como Grecia y Polonia. Hay países indiferentes a América latina, como algunos socios del Este. Por ejemplo, una eurodiputada conservadora lituana de la Comisión de Comercio Internacional, Laima Andrikiene, dice que no sabe nada del acuerdo, pero se manifiesta a favor del libre comercio, pese a que afectaría su producción de carne vacuna y etanol.
El eurodiputado progresista italiano Vittorio Prodi, hermano del ex primer ministro de su país y ex presidente de la Comisión, advierte que la crisis dificulta el tratado: «Hay un repliegue europeo. Muchos partidos usan el miedo al otro para mantener el consenso interno. Esto hace más difícil los acuerdos con el resto del mundo». Pero en la UE también hay un interés geopolítico en el acuerdo, según el eurodiputado de la izquierda portuguesa Rui Tavares: «En un mundo en que se consolida el G-2, EE.UU. y China, la UE y el Mercosur son las dos entidades regionales que unidas pueden evitar que surjan dos polos como en el pasado».
Europa pide que a sus compañías el Mercosur les dé el mismo trato que a los locales. Tiene como «ideal» que tengan las mismas ventajas en las licitaciones públicas. Pretende que el Mercosur respete las denominaciones de origen de sus bebidas (como champagne o chianti ) y alimentos ( mozzarella di bufala ), aunque en la Comisión dicen que ya no están «talibanes» como en 2004 y respetarán las marcas registradas hace años y que estén en uso en el Mercosur. Está en discusión si se protegerán las denominaciones cuando se las traduzca o cuando sean nombres genéricos, como el whisky . La UE quiere respeto de la propiedad intelectual, pero el Mercosur no.
FUENTE: LA NACION