Los ésteres metílicos de ácidos grasos constituyen un biocarburante líquido de calidad similar a la del gasóleo (biodiésel). Aunque estos ésteres se pueden producir por esterificación de ácidos grasos con metanol, el proceso habitual está basado en la transesterificación de aceites vegetales o grasas animales con metanol. En este proceso se genera una gran cantidad de glicerina como subproducto, del orden de 10 Kg por cada 100 Kg de ésteres metílicos, lo que supone el 10 % del biodiésel producido. Una vez refinada, el principal consumidor de la glicerina es la industria farmacéutica y cosmética.
En la actualidad, la glicerina se produce principalmente como producto secundario de la industria oleoquímica (65 %). De hecho, la glicerina constituye el subproducto más importante de esta industria, (aproximadamente el 10 % de su producción total), lo que aumenta la rentabilidad de los procesos oleoquímicos.
Por otra parte, la producción de biodiésel en la Unión Europea ha aumentado exponencialmente en los últimos años hasta alcanzar un valor de 1.7 millones de toneladas en el año 2004, lo que representa el 90 % de la producción mundial. Aunque esta cifra es todavía poco significativa, el precio de la glicerina ha disminuido considerablemente. Asimismo, el porcentaje de sustitución de los biocarburantes en la Unión Europea debe aumentar del 2 % actual al 5.75 % en el año 2010, según la Directiva 2003/30/CE. En este sentido, se estima que en los próximos años habrá un gran excedente de glicerina a menor precio en Europa, lo que puede reducir la competitividad de la industria oleoquímica europea frente a la asiática.
Ante esta situación y la perspectiva de futuro, existe una necesidad urgente de encontrar nuevas aplicaciones para la glicerina. Aunque la glicerina puede aprovecharse energéticamente como combustible, resulta más ventajoso transformarla en productos de alto valor añadido. Así, a partir de la fermentación, la oxidación catalítica, la esterificación selectiva etc. de la glicerina, se pueden producir derivados de la misma con aplicaciones como detergentes, aditivos alimentarios, productos cosméticos, lubricantes etc.
La producción de hidrógeno por reformado de la glicerina en fase acuosa también se está investigando en la actualidad. Sin embargo, una de las alternativas más recientes y más interesantes, consiste en la transformación de la glicerina en productos que puedan sustituir parcialmente al gasóleo de automoción, por lo que pueden considerarse, a su vez, biodiésel y, por lo tanto, su utilización contribuye a alcanzar los objetivos de la Directiva Europea 2003/30/CE. En este contexto, la glicerina puede transformarse en dos tipos de productos diferentes: éteres de glicerina, a partir de su eterificación con olefinas ligeras; o ésteres de glicerina, a partir de su esterificación con ácidos carboxílicos o su transesterificación con ésteres.
DAVID SERRANO/JAVIER DUFOUR
FUENTE: MADRIMASD