etanol

COLOMBIA FIEBRE DE ETANOL

El mundo aspira a encontrar en los biocombustibles, ETANOL Y BIODIESEL, el reemplazo del petróleo y Colombia puede ser un jugador importante en este nuevo mercado. Inversionistas locales le apuestan con fuerza a esta posibilidad.

Con el precio del barril de petróleo por encima de US$70, los países desarrollados están buscando maneras para reducir su dependencia del combustible importado y, de paso, bajar la contaminación ambiental. La búsqueda tiene mensaje de urgencia.

En su State of the Union Address de este año, el presidente George Bush anunció que la reconversión hacia fuentes de energía renovable es prioridad en Estados Unidos y que uno de los pilares será el etanol, hecho a base de productos agrícolas. La Ley Energética Nacional de 2005 obliga a las grandes refinerías a incrementar el uso del alcohol hasta duplicarlo en 2012. Esto abre un escenario de extraordinarias oportunidades para las empresas que logren producir y comercializar este biocombustible.

Se ha desatado una «fiebre de etanol» en el mundo y Colombia es uno de los países mejor posicionados para tomar ventaja. Los ingenios del Valle del Cauca han sido pioneros en el mercado doméstico en la producción de alcohol carburante, a partir de caña de azúcar. Sin embargo, no son los únicos jugadores, pues en estos momentos hay en el país una diversidad de empresas y consorcios (Ethanol Consortium Board S.A., Alcol S.A., Maquiltec y Petrotesting, entre otras) que promueven y comercializan la construcción de por lo menos 11 plantas para producir etanol a partir de caña, remolacha azucarera y yuca por más de US$500 millones en varias regiones del país, que generarían más de 120.000 empleos rurales en los próximos cuatro años.

El etanol encierra grandes esperanzas para Colombia. Desde el punto de vista de la economía, no solamente es una manera de reducir la contaminación ambiental y la dependencia del petróleo, sino que debería convertirse en una importante fuente de divisas en el futuro. Para las regiones, podría representar una salida para la vocación agrícola del país. Para los empresarios, podría ser todo un frente estratégico de negocios. Colombia llega al tema a tiempo y tiene la ventaja de ser un productor importante y eficiente de caña de azúcar en el mundo. Sin embargo, es innegable que el etanol también implica riesgos, pues en todo el mundo hay otros jugadores que quieren participar en la bonanza.

Tras el objetivo

Colombia ha avanzado en la producción de etanol, gracias a una serie de incentivos legales. La Ley 693 de 2001 obliga a hacer una transición en los combustibles automotores, de manera que la gasolina tenga una mezcla de 10% de alcohol carburante. Por otra parte, la reforma tributaria de 2002 declaró exento de IVA al alcohol carburante con destino a la mezcla con el combustible motor y la exoneró del pago del impuesto global y de la sobretasa al porcentaje.

La industria ha respondido a los estímulos. Jorge Bendeck, presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles, afirma que la actual producción de las cinco plantas de etanol que hay en el Valle del Río Cauca (Incauca, Providencia, Manuelita, Mayagüez y Risaralda), y que asciende a un millón de litros diarios de alcohol carburante, equivale a haber descubierto un campo petrolero de 16.500 barriles por día, no declinables. «Hace 10 años que no descubrimos en el país un campo de tales proporciones. Eso le representa a Colombia un ahorro de US$360 millones, mientras que el costo de las exenciones para promover las inversiones en este sector solo asciende a US$40 millones», sostiene.

Se necesita más etanol todavía. La producción de las plantas existentes equivale al 57% de la demanda que se genera debido al requisito de incorporar un 10% de etanol en la gasolina, que por ahora solo está vigente en Bogotá, Valle del Cauca y el Eje Cafetero. Se requieren otros 600.000 litros de etanol al día para cubrir nuestro territorio.

Julio César Vera, director de hidrocarburos del Ministerio de Minas y Energía, afirma que hay un amplio espacio en el país para desarrollar estos proyectos. La producción de etanol ya es una realidad en la zona donde era previsible, en el Valle del Cauca y, ahora, afirma, hay que impulsar el desarrollo de los nuevos proyectos que se empiezan a avizorar en otras zonas del país.

En la búsqueda de este objetivo, en el presupuesto nacional del año entrante se incluyó una partida de US$30 millones para crear un fondo de capital de riesgo que promueva la construcción de plantas en zonas que tienen bajo atractivo para los inversionistas privados. Vera también anunció que el gobierno creará zonas francas especiales para la producción de biocombustibles que se dirijan a los mercados externos. Los beneficios adicionales previstos son la reducción de la tarifa del impuesto de renta, la ampliación de las exenciones del IVA para materias primas y productos terminados y la eliminación del impuesto de remesas para fomentar la inversión extranjera.

Otro entusiasta promotor de los biocombustibles en Colombia es Jorge Cárdenas Gutiérrez, ex gerente de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, quien hoy es presidente de la junta directiva de la Federación Nacional de Biocombustibles. Cárdenas pone a Brasil como modelo en el tema de energía vegetal, ya que cuenta con más de 3 millones de hectáreas dedicadas a los biocombustibles, las cuales dan empleo a un millón de personas. «Están desarrollando toda una política para sembrar otros dos millones de hectáreas en caña e invirtiendo en un programa de investigación para la transformación de la soya en diesel. En cuanto al etanol, proyectan invertir US$400 millones en investigación y construcción de nuevas plantas», sostiene. «Brasil produce 40 millones de litros diarios, pero tiene la mente puesta en el mercado internacional. Exportó el año pasado 2,5 millones de litros diarios. Colombia va en la dirección correcta, si sigue este ejemplo. Para el año 2010, la demanda mundial de etanol habrá crecido sustancialmente y el país tiene todo para convertirse en una gran potencia productora de este biocombustible», afirma Cárdenas.

Mercado internacional

El mercado de Estados Unidos es particularmente atractivo. Si bien la fuerza política detrás de los cambios legales es el deseo de beneficiar a los productores internos de maíz, es previsible una creciente demanda de importaciones (se han más que duplicado desde 2002). Brasil y Centroamérica son las principales fuentes de etanol para Estados Unidos.

Además, el precio es favorable. De acuerdo con Asocaña, entre noviembre de 2005 y abril de 2006, el precio del biocombustible en Colombia fue de US$1,74 por galón, mientras que en Estados Unidos fue de US$2,28, 30% superior. Las ventajas de las exportaciones hacia ese país son evidentes.

Por otra parte, en el TLC con Estados Unidos quedó establecido que las exportaciones de etanol y biodiesel a ese país gozarán de un régimen libre de aranceles y de otras limitaciones. Esto pone a Colombia en ventaja frente a otros proveedores como Brasil, Sudáfrica y los países de Centroamérica. Estos últimos se rigen por estrictas reglas de origen para garantizar que el etanol sea producido localmente y están sujetos a cuotas que condicionan su participación.

Es un mercado sin duda muy atractivo, pero no está exento de riesgos. Por una parte, la motivación para los cambios regulatorios sobre etanol en Estados Unidos es la protección de la producción doméstica de maíz (materia prima para el etanol en Estados Unidos). Si en el futuro los productores locales perciben las importaciones de etanol como una amenaza, sin duda ese país introduciría restricciones a las compras externas.

Por otra parte, la competencia entre productores se multiplicará. De acuerdo con The New York Times, se espera que en los próximos 12 meses se abran 39 nuevas plantas de producción de etanol en ese país, con lo cual Estados Unidos se convertirá en el mayor productor mundial, superando a Brasil.

Otro riesgo importante en el mediano y largo plazo es el cambio tecnológico. El presidente Bush ha tomado la decisión política de buscar formas de producir etanol más barato dentro de Estados Unidos. La producción a partir de celulosa, que podría tomar como materia prima los desechos de la producción agrícola, es una alternativa privilegiada. El presupuesto de soporte a la industria para la investigación en este campo se duplicó el año pasado y el Departamento de Energía ha planteado a la empresa privada una competencia por su apoyo para construir las primeras tres plantas industriales de producción de etanol a partir de celulosa. De acuerdo con The Wall Street Journal, cerca de 30 empresas participan en el proceso. Una de ellas, Iogen, tiene ya una planta piloto que podría producir a US$1,35 por galón, y espera reducir pronto ese costo a US$1 por galón. Detrás de las iniciativas de producción de celulosa hay nombres tan poderosos como Goldman Sachs, Archer Daniels Midland, DuPont y Shell.

Los proyectos

Ante este entorno, empresarios colombianos están desarrollando grandes proyectos dirigidos a la producción de etanol. Es relevante anotar que estas iniciativas no solamente están en cabeza de los ingenios azucareros tradicionales. Si estos proyectos salen adelante, la producción de etanol en Colombia se multiplicará a la vuelta de pocos años y el país estará dirigiendo una parte sustancial de esta producción hacia los mercados internacionales.

La actual coyuntura ha validado la visión que algunos emprendedores albergaban desde hacía tiempo. Uno de ellos es Juan Manuel Hernández, un ingeniero civil de Cartagena que trabajó en Ecopetrol, Oxy, BP y Schlumberger. En sus viajes descubrió que el etanol era el negocio del futuro. Tras cuatro años de estar persiguiendo este sueño, hoy lidera un proyecto para la producción de etanol para el mercado internacional en la Costa. Se trata de la construcción de tres plantas en Bolívar, Sucre y Córdoba, que producirán 300.000 litros de alcohol diarios cada una, de los cuales 750.000 ya están vendidos a la firma sueca Svensk Etanol Kemi AB, Sekab, una de las más grandes comercializadoras de etanol de Europa, durante los próximos 10 años. Gracias a esta promesa de compra se logró que la banca de inversión Deutsche Bank financiara la operación.

Hernández logró consolidar con socios nacionales y extranjeros una holding estratégica para esta empresa, que demandará inversiones por US$250 millones en los próximos 36 meses. Entre ellas está Sekab, que finalmente terminó convirtiéndose en socia; Unisystem de Brasil, experta en la tecnología de extracción del jugo de caña; una firma de alta tecnología que fabrica plantas procesadoras de etanol (de España); otra experta en el desarrollo de grandes cultivos de caña de azúcar (de Filipinas) y con experiencia en la operación y mantenimiento de plantas industriales (de Escocia). Mediante el sistema de arriendo a largo plazo, ya se comprometieron 11.000 hectáreas en Bolívar y 6.000 en Córdoba. En total se requerirán de 45.000 hectáreas que generarán unos 11.000 empleos entre directos e indirectos.

Por Colombia se unieron al proyecto el Grupo de Inversionistas de Colombia, que lidera Juan Manuel Giraldo, e Ingeniería Zar, entre otros. La idea es que en octubre de 2008 se estén entregando los primeros 300.000 litros diarios, para llegar a 600.000 en abril de 2009 y a una mezcla de 750.000 para el mercado externo y 150.000 para el local en octubre de ese mismo año.

Un proyecto altamente innovador es promovido por Maquilagro, empresa que lidera Ariel Pinzón Pomar, un ingeniero industrial que trabajó durante 22 años en Bavaria. Mientras estaba en Shangai, en 1998, se dio cuenta de las posibilidades del etanol. Después de una amplia investigación, llegó a la conclusión de que lo más conveniente es producir a partir de remolacha azucarera tropical. Desde el año 2001 lleva a cabo siembras de prueba en Boyacá y la Costa. Pinzón también logró reunir a un grupo de inversionistas colombianos en la holding Maquiltec S.A., cuya meta es construir 6 plantas productoras de alcohol carburante a base de remolacha, cuyo costo individual es de US$40 millones.

La primera planta arrancará en un mes en Boyacá y la meta es empezar a construir una cada seis meses (dos más en Cundinamarca y otras tres en Cesar, Guajira y Magdalena). Cada procesadora requerirá 4.000 hectáreas de remolacha y 2.000 adicionales para cultivos de rotación. En total, producirán 1,8 millones de litros diarios de etanol y generarán 108.000 empleos entre directos e indirectos.

Otro de los pioneros en este negocio es el ingeniero Luis Ricardo Roa. Fue el primero en iniciar el proceso de construcción de una planta de alcohol carburante en la hoya del Río Suárez, en los límites de Boyacá y Santander. En el año 2000 creó Alcoholes de Colombia (Alcol S.A.), para producir en el municipio de Guepsa, Santander, en cuyos alrededores hay unas 45.000 hectáreas de caña panelera. La idea es que la planta inicial, de 150.000 litros diarios, se amplíe a otros 150.000. El presidente Álvaro Uribe asistió a la colocación de la primera piedra, el año pasado. Uribe dijo entonces: «Nadie discute la viabilidad, la factibilidad de los proyectos de alcohol carburante en la zona plana del Cauca, en el Valle del Cauca y en el ingenio de Risaralda. Pero necesitamos ejemplos que le demuestren al país que zonas con esta topografía de pequeño punto de caña, también son viables. El éxito de este proyecto lo necesitamos, no solo para la hoya del Río Suárez sino para que les dé ejemplo a otras regiones de Colombia, a la ladera cundinamarquesa, a Vegachí en Antioquia, para no citar sino esos dos sitios».

Roa vendió ese proyecto a un grupo de inversionistas. Ahora, con banca de inversión propia, adelanta un nuevo proyecto de similares características en los Llanos, cerca de Puerto López, y con expectativas en Tolima y Norte de Santander, siempre con caña como materia prima.

También en los Llanos, el Grupo Petrotesting de Colombia (GPC) está llevando a cabo un programa piloto para producir etanol a base de yuca. La idea es producir 200.000 litros diarios. Según la Federación Nacional de Combustibles, en otras regiones del país como Antioquia, la Costa y Tolima hay en remojo nuevos proyectos para construir plantas procesadoras de alcohol carburante. Y no se descarta que en el Valle los ingenios construyan otras dos.

Colombia tiene excelentes condiciones para convertirse en uno de los jugadores importantes en el mundo en etanol. Si esta es la decisión, sin embargo, el país tiene que estar dispuesto a invertir fuertemente en desarrollo tecnológico, como lo ha hecho Brasil, donde este elemento ha sido crítico en la reducción de costos que le ha permitido convertirse en el productor más competitivo del mundo. Colombia tiene ventajas, pero son muchos los jugadores que aspiran a participar en esta nueva frontera empresarial que plantean las energías renovables. Para capitalizar la oportunidad, se necesita invertir en tecnología.

Fuente: Fedecombustibles

Fimaco

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