La retirada de los residuos forestales para producir electricidad servirá para luchar contra los incendios, señala un estudio del Gobierno regional.
Foto: Planta generadora de biomasa en la papelera Ence, ubicada en Navia.
Las 300.000 toneladas de residuos del monte (biomasa) que se generan cada año en Asturias se convertirán en un arma para luchar contra los incendios forestales. El Principado diseña una nueva estrategia de aprovechamiento de la biomasa, apoyada en la creación de infraestructuras a pie de obra. El objetivo es acercar a las personas que viven en el medio rural los trabajos de limpieza y conservación del bosque, que supone 330.898 hectáreas.
Un estudio presentado por el Principado plantea una estrategia de lucha contra las quemas forestales, que se asienta en propiciar que la biomasa que se recoge en el bosque se utilice y transforme en ese mismo entorno. Una de las soluciones propuesta es instalar pequeñas plantas generadoras de energía por biomasa en el medio rural. «Queremos lograr la autosuficiencia energética en los municipios forestales y de paso conseguir una mejor gestión y ordenación de los montes, la prevención de incendios y la conservación de la biodiversidad», según señala el director general de Política Forestal, Joaquín Arce.
Precisamente, Arce visitó ayer en Guadalajara una planta de producción de energía por biomasa, para «copiar» ideas aplicables en Asturias.
El informe indica que la extracción de biomasa de los montes de forma adecuada previene los incendios y frena la aparición de plagas y enfermedades forestales. Además, el documento señala que la recogida de biomasa contribuye a hacer más rentables los tratamientos selvícolas y potencia el sector forestal.
Arce corrobora que Asturias tiene un gran potencial de generación de biomasa forestal. Añade que la fuente de energía del bosque también puede servir para dinamizar las áreas rurales.
Pone como ejemplo los dos proyectos de plantas de producción eléctrica, a partir de materiales procedentes de los bosques, que se desarrollarán en el concejo de Salas. Ambas industrias, que se ubicarán en El Quintanal y La Espina, impulsadas por las empresas Renova y Biorenova, supondrán una inversión superior a los sesenta millones de euros y la creación de unos 40 empleos. La Consejería de Industria ha confirmado que hay más proyectos en marcha, aunque aún no se ha concretado dónde se realizarán. Además, la papelera Ence, en Navia, mantiene una planta de generación de energía por biomasa que autoabastece a la empresa y vende a la red de suministro público la potencia sobrante.
Arce estima que la recogida y la gestión logística de la biomasa generará nuevas empresas que crearán puestos de trabajo y riqueza en la zona rural, «lo que ayudará a fijar población». Considera que la retirada de la biomasa forestal, que básicamente es combustible, provocará un descenso espectacular del riesgo de incendios en las zonas gestionadas. «Estamos ante el instrumento de mayor valor, para prevenir los incendios forestales. Un monte limpio crecerá más, más sano y más protegido contra el fuego», explica.
Los empresarios forestales son optimistas, pero con matices. Luis Enrique García, presidente de la Asociación de Aserraderos y Maderistas (Asmadera), asegura que antes de explotar la biomasa, es necesario elevar la competitividad forestal en Asturias. «Somos la región de España, junto con Cataluña, donde más caro y difícil resulta realizar la explotación forestal, una media de 24 euros por tonelada con transporte incluido, que duplica el coste de países como Francia, Finlandia, Alemania o Suecia», comenta.
Otro problema añadido es la baja calidad de la madera que se obtiene en los bosques asturianos. El castaño es una especie que padece enfermedades como el chancro, que merman la productividad. García señala que Asturias importa más de 20 millones de euros anuales de maderas con calidad. A su juicio, incrementar la calidad y cantidad de la producción regional evitaría que la riqueza se fuese fuera.
Los estudios realizados por Asmadera señalan que en Asturias se talan unos 750.000 metros cúbicos anuales, mientras que la masa forestal crece a ritmos superiores a los 2,5 millones.
Los maderistas lamentan el férreo control administrativo que sufren por parte de las entidades locales. García estima necesario que se reconozca, en términos socioeconómicos, que el sector genera puestos de trabajo, riqueza y fija población en las zonas rurales, evitando el éxodo a las ciudades.
El plan de fomento de las energías renovables de España proponía que para finales de este año el 13 por ciento de la energía consumida en España proceda de fuentes renovables. Dentro de las previsiones, la biomasa es la energía renovable con más peso, con un 63% del total. El desarrollo de esta energía en los últimos años no ha sido tan notable como el de otras, como la eólica. Arce no quiere pasar por alto que será necesario un importante esfuerzo para compatibilizar el desarrollo de la biomasa con la conservación y mejora los recursos medioambientales, paisajísticos y culturales. Está convencido de que la biomasa forestal, que fue la principal fuente energética, se plantea como una propuesta de futuro.
Fuente: LNE España/Spain