Alieto Guadagni

Las naciones tienen intereses

Alieto-GuadagniHacia 1947 el entonces embajador norteamericano, George Messersmith, entrevistó al presidente Perón. Al informar a Washington acerca de esta reunión narra que Perón le habló largamente de geopolítica y relaciones internacionales y le dijo, parafraseando a Disraeli, el gran político británico del Siglo XIX: «Embajador, las naciones más que amigos tienen intereses comunes». Esta anécdota es relevante para interpretar la discusión sobre biocombustibles, particularmente la posición sostenida por Chávez y apoyada por Castro. 

Los biocombustibles están despertando creciente interés en el nivel mundial. Los países industrializados ven una oportunidad para diversificar las fuentes de energía y además reducir las emisiones de gases con efecto invernadero. Los países en desarrollo los ven como una forma de estimular el desarrollo rural, crear puestos de trabajo y ahorrar divisas que hoy gastan en importar petróleo.

Hasta hace unos años, salvar la brecha entre los precios de los combustibles fósiles y los costos de la bioenergía era una limitación. Pero a los precios actuales del petróleo, las cuentas lucen diferentes. Señalemos que una correcta evaluación comparativa entre los costos de ambas alternativas deben computar los efectos diferenciales sobre el medio ambiente. Este no es un tema menor, ya que en el futuro los biocombustibles podrán acreditar a su favor «bonos verdes», bonificando así su contribución positiva a mitigar el cambio climático global.

Dado que los vehículos contribuyen sustancialmente a la pobre calidad del aire en las ciudades, los biocombustibles pueden resultar preferibles frente a los derivados del petróleo. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos indicó que el uso de una mezcla de diésel que contenía un 20% de biodiésel redujo las emisiones de partículas, hidrocarbono y monóxido de carbono en un 10, 21 y 11% respectivamente -además, libres de sulfuro-, aunque aumentó las emisiones de oxido de nitrógeno en un 2%.

Hasta ahora, el etanol derivado de la caña de azúcar proveniente de la región centro-sur de Brasil es el biocombustible más económico, ya que comienza a ser financieramente rentable cuando el precio del petróleo supera los 35 dólares el barril. Brasil tiene una larga experiencia en esta materia; es muy factible que cuando otros países, como la Argentina, comiencen a ganar experiencia tecnológica en este campo también accedan a costos competitivos con el petróleo.

Pero ahora Chávez y Castro insisten en que los biocombustibles agravarían la pobreza mundial vía alza del precio de los alimentos; este argumento más que una exageración es un error. La pobreza mundial es hoy un fenómeno esencialmente rural. Tres de cuatro pobres en el mundo viven hoy en el campo y deberán pasar más de treinta años para que esta proporción se reduzca a la mitad. Por eso, para un futuro con esperanza para el mundo en desarrollo, es esencial que no se trabe el progreso agrícola que abatiría la más endémica y penosa forma de pobreza en América latina, África y Asia.

Pero para que esta población emerja de la pobreza es ineludible el aumento de la productividad de la agricultura, lo cual exige masivas inversiones en bienes de capital, infraestructura y nuevas tecnologías. Toda nueva oportunidad para la producción agrícola tenderá a valorizar justamente estas acciones, creando posibilidades nuevas con nuevos empleos y mejores remuneraciones. Es así que podemos decir que el fracaso de Doha ha sido una mala noticia para el mundo en desarrollo, pero el biocombustible puede significar un escenario futuro más positivo, lo cual exigirá que los países centrales no cierren el comercio internacional en este campo.

Los biocombustibles pueden significar una oportunidad de diversificación geográfica de la oferta mundial de energía, lo cual contribuiría a mitigar potenciales conflictos de carácter geopolítico, ya que las naciones que son eficientes productoras de esta nueva fuente de energía, no son los antiguos países petroleros.

Así como las naciones en desarrollo dependen de su agricultura y tienen centenares de millones de pobres rurales, las naciones que hoy controlan la oferta petrolera mundial tienen muy baja participación de gente que depende del campo. La riqueza petrolera está en manos de grandes multinacionales o de Estados, muchos de los cuales son controlados por minorías feudales y donde el grueso de la renta petrolera es apropiada corruptamente por los políticos en el poder.

Reconozcamos que es razonable que Chávez proteste contra los biocombustibles, ya que su interés es petróleo caro, aunque la cuenta la paguen millones de africanos, asiáticos y latinoamericanos. Pero carecería de sentido que su prédica fuera acompañada por nuestro país, ya que nuestros intereses son objetivamente distintos.

Fuente: Diario La Nación

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