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BIOENERGIAS, LA IMPORTANCIA DE LAS ENERGIAS ALTERNATIVAS

Una energía alternativa, o más precisamente una fuente de energía alternativa es aquella que puede suplir a las energías o fuentes energéticas actuales, ya sea por su menor efecto contaminante, o fundamentalmente por su posibilidad de renovación.

El consumo de energía es uno de los grandes medidores del progreso y bienestar de una sociedad. El concepto de crisis energética aparece cuando las fuentes de energía de las que se abastece la sociedad se agotan. Un modelo económico como el actual, cuyo funcionamiento depende de un continuo crecimiento, exige también una demanda igualmente creciente de energía. Puesto que las fuentes de energía fósil y nuclear son finitas, es inevitable que en un determinado momento la demanda no pueda ser abastecida y todo el sistema colapse, salvo que se descubran y desarrollen otros nuevos métodos para obtener energía: éstas serían las energías alternativas.

Las fuentes renovables de energía se basan en los flujos y ciclos naturales del planeta. Son aquellas que se regeneran y son tan abundantes que perdurarán por cientos o miles de años, las usemos o no; además, usadas con responsabilidad no destruyen el medio ambiente. La electricidad, calefacción o refrigeración generados por las fuentes de energías renovables, consisten en el aprovechamiento de los recursos naturales como el sol, el viento, los residuos agrícolas u orgánicos. Incrementar la participación de las energías renovables, asegura una generación de electricidad sostenible a largo plazo, reduciendo la emisión de dióxido de carbono. Aplicadas de manera socialmente responsable, pueden ofrecer oportunidades de empleo en zonas rurales y urbanas y promover el desarrollo de tecnologías locales.

En contraposición tenemos los combustibles fósiles (carbón, petróleo, uranio y gas) usados por las energías convencionales, que tienen un tiempo de vida determinado, se agotan y su utilización ocasionan graves impactos sobre el medio ambiente. Los hidrocarburos son combustibles de alto valor energético, pero su combustión introduce una variedad de contaminantes en la atmósfera.

Producir energía limpia; apostar por las renovables; frenar la dependencia de las  importaciones energéticas, limitar el efecto invernadero… son objetivos a los que es difícil oponerse.

Las energías renovables podrían solucionar muchos de los problemas ambientales, como el cambio climático, los residuos radiactivos, las lluvias ácidas y la contaminación atmosférica. Las energías renovables podrían cubrir un tercio del consumo de electricidad y reducir las emisiones de dióxido de carbono.

El mundo tiene abundantes fuentes potenciales de energía renovable, pero cada una tiene sus propios desafíos técnicos. Los científicos están trabajando para desarrollar fuentes alternativas de energía que sean sustentables, limpias y convenientes.

Es responsabilidad de los países industrializados señalar el camino para dejar atrás el uso de combustibles fósiles y el cambio hacia las energías renovables. Claramente estos países también deben apoyar el desarrollo de energía renovables en países en desarrollo para proteger el medio ambiente global.

Las energías renovables en América Latina aunque ya han dado pasos importantes para su desarrollo, se encuentran aun en una etapa incipiente en cuanto se refiere a capacidad instalada de tecnologías no convencionales. Sin embargo, si sumamos las grandes hidroeléctricas de las que depende más de la mitad del consumo de energía eléctrica en la región, se posiciona como líder en energías renovables.

Todo parece indicar que la curva de crecimiento exponencial que hemos visto en otros lugares del mundo, esta solo a punto de cambiar de pendiente para esta región, por lo cual a mediano plazo veremos avances significativos y la implementación masiva de tecnologías renovables no convencionales para este grupo de países.

 Hablando de potencial para las energías renovables en Sudamérica. solo basta con mencionar que la región posee dos de los mejores lugares del mundo para la generación de energía eólica, La Patagonia en el sur del continente y el Istmo de Tehuantepec en México, no siendo solo estos los lugares con excelente recurso eólico, ya que las estimaciones de potencial para toda la región hacen soñar con un futuro impulsado por el poder del viento. Por otro lado, varios países de América Latina poseen también una importante irradiación solar que podría generar con la tecnología actual gran parte de las necesidades energéticas de la región.

Ni que hablar del potencial de otras energías renovables, como la mareomotriz, con un continente bañado en sus dos costas por los océanos pacífico y atlántico. De la misma manera, la energía geotérmica es también una de las grandes opciones que se vislumbran para la generación de energía eléctrica en la región, con varias zonas potenciales identificadas y varios proyectos en marcha; la energía proveniente desde el fondo de la tierra podría también realizar un aporte importante a la matriz renovable de varios países.

La biomasa merece un lugar especial, ya que también aquí están depositadas grandes esperanzas para generación de energía y combustibles. Tratando de apartarse de la polémica mundial por el aumento del precio de los alimentos con plantaciones de bajo impacto para este fenómeno, son varios los países que depositan en la biomasa grandes esperanzas para mover su parque vehicular e inyectar energía al sistema eléctrico. Argentina y Brasil se perfilan como grandes exportadores a escala mundial de biodiesel.

Hoy, en Argentina, el uso de energías renovables (excluyendo la hidráulica) representa sólo el 1% de la energía total. Pero si la situación logra revertirse y país aprovecha las fuentes renovables disponibles puede llegar a ser un fuerte exportador de energía para latinoamérica.

La energía solar en nuestro país tiene una aplicación muy relativa, restringida a zonas rurales alejadas de los tendidos de redes de distribución pública. También se ha iniciado la instalación de este sistema como fuente de calefacción de viviendas individuales, para el calentamiento de agua y electrificación de pequeños establecimientos, como escuelas, sin llegar a aplicaciones a gran escala.

En tanto, la energía eólica tuvo en la última década en el país un crecimiento interesante, sin embargo, Argentina tiene instalados tan solo 30MW de potencia eólica, casi en su totalidad por cooperativas eléctricas. Este número es prácticamente despreciable dentro de la matriz energética nacional. Se han gastado en el año 2008 unos 1800 millones de dólares en combustibles líquidos importados y en energía eléctrica de origen térmico comprada a países vecinos. Si se hubiese destinado el 15% de esa cifra a proyectos de energía eólica, tendríamos encaminados casi 700MW adicionales de potencia totalmente limpia y renovable. La región patagónica presenta condiciones ideales para la producción de este recurso. Lo demuestran las instalaciones de los molinos generadores en Santa Cruz, Chubut. Neuquén, La Pampa y sur de la provincia de Buenos Aires.

El gobierno de Argentina promulgó una ley de fomento del uso de fuentes renovables de energía, la cual prevé aumentar de uno a 8% su participación en la matriz eléctrica nacional en 10 años.

La norma, que declara de interés nacional la generación de energía eólica, energía solar y energía geotérmica, entre otras, promueve la inversión y el desarrollo de investigaciones, a través de incentivos fiscales y subsidios por cada kilovatio generado mediante fuentes no fósiles.

Geólogos, biólogos, geografos, físicos, economistas, ambientalistas procuran hoy desplegar soluciones y alternativas a una profunda crisis de abastecimiento que se expresa, entre otras formas, en el aumento sostenido que ha experimentado el precio del petróleo en los últimos dos años, el barril cuesta hoy aproximadamente el doble que hace dos años. Este aumento –impulsado a su vez por los conflictos en Medio Oriente- ha estimulado una nueva búsqueda de fuentes alternativas de energía.

Todos los días vamos siguiendo los avances de la tecnología que nos acercarán cada día más al reemplazo definitivo de las energías no renovables. La disponibilidad energética de las fuentes de energía renovable es mayor que las fuentes de energía convencionales, sin embargo su utilización es escasa.

El desarrollo de la tecnología, el incremento de la exigencia social y los costos más bajos de instalación y rápida amortización, están impulsando un mayor  uso de las fuentes de energía de origen renovable en los últimos años.

Por Cristian Frers Técnico en gestión ambiental

Fuente: Mdzol

Fimaco

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