Ayer voló sobre el Aeroparque Metropolitano un avión de diseño y fabricación local, un IA-58 Pucará, movido por un biocombustible igualmente criollo, llamado «Biojet» y elaborado con soja, el cultivo número uno del país: casi un exceso de argentinidad.
Para darle relevancia a este proyecto de la Fuerza Aérea, que la vincula con el sistema científico, con varias universidades nacionales y con los productores agropecuarios, estuvieron presentes la ministra de Defensa, Nilda Garré, y el secretario de Tecnología, Ciencia y Producción, Dr. Tulio del Bono.
El avión despegó casi sin tomar carrera y entre aplausos hizo un «circuito de pista» sobre el río, con virajes muy ceñidos, y aterrizó sin novedad. Los instrumentos mostraron que el motor izquierdo «ni se enteró» de que quemaba un producto de origen agrícola.
Previendo que hay que tener a mano un reemplazo viable para el petróleo, la Argentina fue el segundo país del mundo en hacer volar un avión con un biocombustible (el mes pasado, en Córdoba). «El premio por ser pioneros puede ser doble -dijo el Dr. Roberto Marqués, de la Fundación Innova-T-. Por una parte, queremos posicionar al país en el futuro mercado mundial de biocombustibles. Y por otro, desarrollar recursos humanos para tener patentes propias.»
«Además de la soja, queremos probar otras fuentes de aceites que no impacten sobre los mercados alimenticios, como la colza, o las algas marinas, que podrían rendir hasta 150 veces más combustible por hectárea que la soja», agregó el comodoro y doctor en física Eduardo Sellés, a cargo de este desarrollo en la Fuerza Aérea.
Fuente: Diario La Nación