biocombustibles

La Guajira, un lugar para las bioenergías y el desarrollo de las comunidades indígenas

biodiesel-petroplantIndígena  de la comunidad Wayúu en cultivo experimental de Petroplant(euphorbia Tirucalli) para producción de biocombustibles en Puerto Virgen, Alta Guajira, Colombia.

Foto: Emilio López King/Director de Nextfuel.

El desarrollo productivo entre los indígenas.

Los modelos de desarrollo económico y social no se pueden aplicar de manera homogénea a todas las sociedades.

Los planificadores al plantearse la construcción de una sociedad más justa, equitativa e incluyente, asumen posiciones encontradas cuando se enfrentan al reto de articular las comunidades indígenas al circuito de producción, circulación, consumo masivo de bienes y servicios.

Los conceptos de nivel de vida y calidad de vida no son los mismos para todas ellas. El sistema de vida urbana es totalmente distinto al practicado por campesinos e indígenas.

Muy a pesar de que en la Nación y en nuestro Departamento nos reconocemos como pluriétnico y multicultural, las diferencias existentes entre los tipos de sociedades y comunidades que conviven en la región se perciben como una restricción al desarrollo económico y social.

Hoy se pueden encontrar algunos ejemplos de despojo de tierra que han venido afectando a las comunidades indígenas, en aras de vincular o destinar grandes territorios al desarrollo productivo.

Las masacres en la Alta Guajira en las zona de Bahía Portete, el desalojo forzado que vivieron las comunidades Wiwas en su propio resguardo en la Sierra Nevada de Santa Marta y el actual regateo por las tierras costeras de Mayapo, se constituyen en importantes antecedentes que nos están indicando que en el fondo de la estructura económica de La Guajira, a los indígenas se les ha venido calificando como un obstáculo para el desarrollo productivo, por lo tanto, hay que sacarlos de cualquier manera de su territorio ancestral.

Por ello, el desalojo de 15 hogares miembros de la comunidad indígena wayúu de Jarijin Amana en el municipio de Riohacha, debe prender las alarmas, porque eso puede estar sucediendo en otros lugares de nuestra geografía departamental

En La Guajira existe un conflicto por la tierra, que no aparece fácilmente ante nuestros ojos. Para algunos empresarios, la comunidad wayúu y con ella el territorio de propiedad colectiva protegido bajo la figura del resguardo, se constituye en una restricción para la transformación productiva local y regional. Los wayúu ocupan 15.300 km2 de los 20.848 km2 que tiene La Guajira.

El 73% de esas tierras se encuentran por fuera del mercado, es decir, no se pueden comprar y ni vender libremente.

La propiedad colectiva del territorio se constituye en el talón de Aquiles de la diversificación productiva.

Para algunos grupos de empresarios, las iniciativas relacionadas con la producción de agrocombustible con base en jatropha curca e higuerilla, energía eólica y el desarrollo turístico en las costas guajiras, presentan esa gran debilidad.

Este medio periodístico considera todo lo contrario. Si bien los resguardos indígenas estan excluidos del mercado de tierra, tienen múltiples bondades en su proceso de articulación con el desarrollo económico y productivo.

El resguardo permite tener seguridad sobre la tierra. No se pueden cambiar las reglas de juego sobre ese factor productivo.

Las comunidades se organizan por grupos familiares que acceden al establecimiento de acuerdos con interlocución específica y con un responsable directo.

Los indígenas cumplen acuerdos de palabra y tienen antecedentes en el trabajo colectivo, experiencias que se pueden apropiar y encadenar a los procesos productivos destinados a los mercados.

La creatividad de los planificadores y de los empresarios se encuentra en establecer al interior de esas comunidades los planes de vida, que le permitan su realización como individuos, grupo familiar y comunidad.

La estrategia para incluir a las comunidades indígenas al desarrollo productivo, debe combinarse con iniciativas de seguridad alimentaria y seguridad nutricional.

Atacar esas dos variable, es la clave para garantizar su participación en procesos productivos más complejos, independientemente de que el territorio sea de propiedad colectiva. 

Fuente: El informador

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