La humanidad enfrenta tres desafíos complejos: en primer lugar, incluir a los miles de millones de seres humanos que carecen de acceso a alimentos y energía; en segundo, producir alimentos y energía necesarios; por último, hacerlo evitando el apocalíptico daño al ambiente que se pronostica a partir de la quema de combustibles fósiles.
La energía es esencial para el desarrollo económico y social. Su demanda viene aumentando a medida que los países en desarrollo expanden sus economías y superan la pobreza. Hoy, menos de 20 por ciento de la población mundial tiene acceso a la energía requerida para alcanzar el nivel de vida de los países desarrollados.
Entonces, el abastecimiento de fuentes de energía moderna es decisivo para resolver la pobreza y los problemas de desarrollo, por lo que se debe trabajar para mejorar la eficiencia en el uso, la diversidad y el avance tecnológico de las fuentes.
Excedentes. Un informe de Maizar indica que se gastan más de 100 mil millones de dólares al año para subsidiar a agricultores de países desarrollados. Ese esquema tienen más de 50 años y ha provocado un efecto destructivo en la capacidad de otros países para desarrollar sus cadenas agroindustriales.
En principio, ha generado excedentes de alimentos y materias primas como maíz, que son volcados al mercado o transformados en otros productos para llegar a los países en desarrollo.
El impacto del ingreso de estos productos y su competencia desigual produjo la caída de áreas sembradas y la disminución de las capacidades productivas y transformadoras de esas materias primas.
Por su parte, la necesidad de buscar alternativas a los combustibles fósiles está permitiendo que estos enormes excesos agrícolas sean canalizados y que los países que no podían aumentar sus producciones primarias, inviertan ahora en una nueva base alimentaria y de energía renovable.
Etanol. La producción de etanol es un proceso biológico que genera un combustible líquido que sirve para los motores de combustión interna. También permite obtener un alimento de alta calidad para ganado de carne o leche y propicia electricidad a partir de la quema del bagazo, rastrojo o biogás.
En la visión actual del recambio de las fuentes de energía se observa que no existe una alternativa capaz de reemplazar a los combustibles fósiles. Por el contrario, el uso de éstos se debe racionalizar mientras se desarrollan fuentes paralelas.
Para Maizar, la solución para erradicar el hambre y la pobreza en los países subdesarrollados no está en la distribución de los excedentes de los países ricos, sino en desarrollar estrategias locales para que los ciudadanos accedan a educación, salud y empleo. ¿Cómo se logra? Con recursos propios, cultivando los suelos y creando industrias y servicios necesarios para crecer en forma sustentable.
«En este nuevo modelo, la Argentina tiene una oportunidad increíble, ya que posee la fortaleza para desarrollar una nueva cadena agroindustrial enfocada en la energía renovable, liderada por la innovación tecnológica en ingeniería, agronomía, metalmecánica y comercio internacional, herramientas que permitirán aumentar el área sembrada en las zonas más alejadas y menos competitivas y desarrollar nuevos cultivos energéticos, su biotecnología y su genética», señaló la entidad.
En tal sentido, Maizar ratificó su compromiso para que el país asuma el nuevo rol de proveedor de energías renovables para el exterior.
Fuente: Diario La Voz del Interior