Finalizó el encuentro sobre energía en Venezuela.
Hay acuerdos en temas de gas y políticos.
ISLA DE MARGARITA, Venezuela.- «A ver, tráiganle un café al presidente Kirchner», dijo Hugo Chávez, y miró con una media sonrisa hacia donde estaba, con cara de pocos amigos, el presidente argentino, que una hora después de ese episodio abandonaba de manera abrupta las deliberaciones finales de la Primera Cumbre Energética rumbo al aeropuerto.
Más allá del optimismo de voceros de la delegación argentina, que calificaron la reunión de presidentes de «muy positiva», lo cierto es que, luego de dos días de deliberaciones, hubo pocas cosas para festejar y divergencias en temas centrales, como la utilización de combustibles vegetales como el etanol y el proyecto de creación del Banco del Sur. Proyectos que quedaron para una próxima oportunidad.
El texto final, firmado por los mandatarios de diez países (faltaron el uruguayo, Tabaré Vázquez, y el peruano, Alan García), sólo decidió, por consenso y a pedido de Chávez, la creación de la Unión de Naciones Sudamericanas, en reemplazo de la actual y fallida Comunidad Sudamericana de Naciones.
También se acordó, a pedido del presidente boliviano, Evo Morales, la conformación del Consejo Energético que analizará la propuesta de Chávez para firmar un tratado energético continental, en temas como el gas, el petróleo, las energías alternativas y el ahorro de energía.
Para el canciller Jorge Taiana, que acompañó a Kirchner, quedó, al menos, un premio consuelo: los presidentes firmaron una declaración conjunta de apoyo al reclamo argentino de soberanía de las islas Malvinas y a la resolución del 27 de marzo, en la que Argentina dio por finalizado el acuerdo para explotación y exploración de hidrocarburos que tenía vigente con Gran Bretaña desde el gobierno del ex presidente Carlos Menem.
Luego de la extensa reunión de presidentes de anteayer, que duró casi cuatro horas, Kirchner se dejó ver poco y nada. Por la mañana, llegó tarde a la tradicional «foto de familia», por lo que recibió un aplauso irónico de Luiz Inacio Lula da Silva y un reto simpático y ampuloso de Chávez.
El presidente pareció aprovechar un corte en la transmisión televisiva por circuito cerrado y partió rumbo a Buenos Aires. Fuentes del Gobierno aclararon que su partida «ya estaba prevista» y evitaron la palabra fracaso. «Está muy contento por cómo se dieron las reuniones», afirmaron.
La declaración conjunta abordó de manera general los problemas energéticos del continente. Ratificó la «integración energética regional como herramienta para promover el desarrollo social, económico y la erradicación de la pobreza». También habla de promover la inversión e impulsar el desarrollo de infraestructura energética de los países más pobres.
Un punto esencial fue el etanol, combustible que Lula quiere impulsar tras un acuerdo con Bush, resistido en público y en privado por Chávez.
Los presidentes acordaron expresar, en la declaración consensuada, «su reconocimiento al potencial de los biocombustibles para diversificar la matriz energética sudamericana».
Un caso similar ocurrió con el proyecto para crear un Banco del Sur que permita financiar proyectos e inversiones de petróleo y gas. Más allá del optimismo de los funcionarios de Economía, encabezados por su titular, Felisa Miceli, Brasil aclaró que no adheriría al proyecto, ideado y «cocinado» por Kirchner y por Chávez.
Sí se avanzó en las reuniones de ministros de Energía: cobraron protagonismo el local Rafael Ramírez y Julio De Vido. La futura creación de la organización de países productores y exportadores de petróleo, una especie de OPEP del gas, y la aceleración del Gasoducto del Sur fueron los avances más significativos.
Demasiado poco para una cumbre y suficiente para terminar con la paciencia del presidente argentino.
Por Jaime Rosemberg
Enviado especial
Fuente: Diario La Nación