Especialistas advierten que a nivel global el sector forestal sufrirá un cambio “drástico” en los próximos cinco años. Las grandes empresas del rubro “han caído” y en el futuro la industria será de unidades más pequeñas “pero más ágiles”.
El finlandés Jukka Tissari, consultor de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y coordinador del “Foro de Inversiones y Financiamiento-Financiación para el Cambio” que se realizó en el marco del XIII Congreso Forestal Mundial, expuso ante la prensa las conclusiones del encuentro que contó con la participación de 26 oradores de diez países diferentes. Entre los disertantes, participaron José Rente Nascimento, Mark Constantine, Jim Winbauer, Stuart Clenaghan, Cheg Xiaoping, Roberto Waack, Meter de Marsh, Jim Stevens, Noemí Pérez, y Hewe Bourguignon, entre otros destacados.
Desde la organización apuntaron a convocar este evento especial con una visión abierta al cambio y demostrando el modo en que las industrias pueden ser líderes en el crecimiento verde en pro de la recuperación económica.
Con el objetivo de centrarse en las soluciones del sector privado, entre ellas las inversiones de tendencia de la estrategia institucional, la creación de nuevas líneas de actividades comerciales, las inversiones innovadoras y la financiación para la reestructuración del sector que garantice de manera sostenida el futuro, invitaron a especialistas de diversos países a exponer sus experiencias.
A su vez, hicieron hincapié en que, considerando un contexto amplio de los grupos comerciales que dependen de los bosques, éstos pueden servir de importante trampolín para la realización de una economía de baja emisión de carbono. Argentina y otros países de América Latina representan una base importante de industrias y recursos forestales que puede ser aprovechada por el resto del mundo.
Cambio de modelo
P:En dos ocasiones usted dijo que era necesario promover el cambio de modelo, ¿podría ampliar este concepto? Y por otro lado, ¿en qué etapa ve a la Argentina?
Juekka Tissari: Basándonos en las descripciones de hoy, hay una crisis fundamental en el sector forestal, sin embargo no afecta a todos los segmentos de la industria de la misma manera. Si comenzamos analizando el destino de la industria de celulosa y papel, vemos que todavía no hay demasiada innovación. Esta industria está, más que nada, realizando recortes de presupuesto, ajustando costos, no se ha visto demasiada innovación en este sentido todavía. El resultado es que el sector está, de hecho, destruyendo capital. Si vemos el desempeño de la industria de pulpa y papel en los últimos diez años, el país más rentable no es Suecia, Canadá ni Finlandia, sino que la nación más exitosa ha sido la India. Esto muestra que el modelo de los países occidentales no fue el que obtuvo el mayor éxito, ni el más competitivo.
En adelante, para salir de esta crisis habrá que repensar quiénes pueden ser aliados y amigos para trabajar conjuntamente con ellos. Por ejemplo, las grandes empresas de energía y de petróleo no van a esperar a la industria forestal para desarrollar los combustibles; si la industria forestal no entra en este negocio, las empresas de energía y de petróleo se van a hacer cargo de ello. El otro punto son los nuevos productos químicos “verdes”, que son mucho más valiosos que los productos básicos forestales que se están produciendo en la actualidad. Se requiere de mucho esfuerzo administrativo, técnico y de gestión, y también todo un recambio de planteo mental de la industria, para pasar hacia este otro trabajo.
En conclusión, en los próximos cinco años habrá cambios drásticos en la industria. Se implementará el concepto de bio-refinería y se comenzará a ver más asociaciones entre la industria forestal, las energéticas y el sector petrolero. Los biocombustibles líquidos y los productos químicos “verdes” son dos sectores del negocio en los que habrá avances.
Asimismo, la industria forestal tendrá unidades más pequeñas, pero más ágiles. Los ingresos al mercado tendrán que ver con productos más especializados y con mayor valor agregado que los que se están realizando hoy en día, que son más generales.
El desafío será que el nuevo modelo de negocio forestal consiga equilibrar tres aspectos: los productos tradicionales, biocombustibles y energía, y la función de los bosques como reservorios de carbono.
P: Todo esto en un marco de un manejo sustentable. ¿Pero qué espacio queda para la industria del mueble y la vivienda de madera?
JT: Entendemos que esta demanda, más tradicional, no va a desaparecer ni decaer ante la presión de nuevas industrias. Ya comenzaron a verse los cambios en ciertas calidades de papel, pero los productos de madera sólida no van a desaparecer, dado que las necesidades humanas de este tipo de materiales serán permanentes. Quizás el equilibrio sea diferente en el futuro, a los bosques se los considera en la actualidad no solo como proveedores de madera, sino como un reservorio de carbono. La sociedad tendrá que decidir sobre el uso del carbono para propósitos diferentes.
En primer lugar, el mercado mantendrá el uso tradicional de la madera; en segundo lugar, estará el uso de los residuos forestales y carbono para bioenergías; y en tercer lugar, se avanzará en la conservación o preservación de la madera y el carbono que contienen estos bosques, para utilizarlos para el mercado de carbono, entre los servicios forestales. Notamos por ejemplo que las mismas empresas tienen interés en cubrir estos aspectos dentro de la misma compañía. Por lo pronto, la demanda seguirá estando y habrá nuevos tipos de demanda sobre la madera y sobre el carbono. El desafío es que este nuevo modelo contenga todos estos aspectos que hemos mencionado.
P: Con el cambio climático habrá nuevos fomentos para el sector forestal, sobre todo crecerán mucho para proyectos de carbono. Pero ¿está preparado el sector forestal –ante estas inversiones de largo plazo- para enfrentar estos cambios naturales? ¿No se verán afectadas sus inversiones y rentabilidad futura?
Hemos discutido mucho sobre el cambio que requiere la industria en el mediano plazo y cómo vemos el futuro. Contamos con empresas de Europa que ven este futuro de negocio para el sector y saben que es lo que falta hacer, de hecho hace bastante tiempo que saben lo que hace falta hacer, pero en la realidad son muy pocos cambios fundamentales los que han tenido lugar.
Por ejemplo, en las papeleras hay un promedio de máquinas de 40 a 50 años de antigüedad, un tiempo bastante largo para descontar contablemente los costos de inversión. Debido a esto, en el presente muchas de las empresas están redirigiendo sus inversiones a los países donde van a tener una velocidad de crecimiento mayor, y al hacerlo pueden de alguna manera acortar los períodos de pagos de sus inversiones. En muchos lugares de América Latina pareciera que está funcionando.
Pero llegar a estas grandes escalas conlleva una gran inversión y un costo financiero que hay que soportar. Y la crisis está golpeando a todo el mundo, también a los países que cuentan con grandes plantaciones.
Por otra parte, y con respecto a la pregunta del cambio climático, puede significar que plantaciones o bosques que hoy son muy productivos vayan a perder gran parte de esa productividad en los próximos 15 a 20 años. Por supuesto que esto tendría un impacto catastrófico en las nuevas inversiones a realizarse, pero hay todo un desafío y una gran tarea de prever el futuro y tratar de alguna manera de asegurar estas inversiones, contra estos cambios fundamentales.
P: En virtud de los nuevos usos que el bosque tendrá ante este nuevo paradigma (biocombustibles, bioenergía, bonos de carbono), ¿cuáles considera usted se podrán desarrollar más en los países de América Latina, dado los bajos costos relativos de forestación que se tiene?
JK: Yo diría que todo esto se va a desarrollar, si seguimos los temas analizados en el CFM sobre el cambio climático. Es importante saber que cuando Estados Unidos empiece a recuperar su sector de construcción y carpintería, será importante el impacto en el mercado de los bonos de carbono, habrá una recuperación en este sentido. Hoy por hoy tenemos que considerar que es menor la participación de los bosques en el esquema de carbono y, en este sentido, hay una gran potencialidad de crecimiento. Pero el ingreso de carbono no es suficiente de por sí.
En el Foro se mencionó claramente que lo ideal sería que los países pudieran aprovechar ambas cosas, continuar trabajando con el sector forestal y acompañándolo con un fuerte trabajo apuntando hacia el mercado de carbono. Con las negociaciones que se están realizando sobre el carbono contenido en los muebles y demás, que será contabilizado, creo que se dará más lugar al uso de madera en detrimento de otros materiales.
De esta manera, el uso de la madera se verá fortalecido a través de esta posibilidad de trabajar con la contribución al problema de carbono y, a su vez, dará continuidad al uso de la madera en la industria en general.
Respecto a las bioenergías (pellets, briquetas), es un mercado que está creciendo muy rápidamente en Europa. Por ejemplo, hay una gran cantidad de material que está llegando de Canadá, África occidental y otros lugares. Y esto tiene que ver con las metas ambientales tan ambiciosas que ha implementado la Comunidad Europea.
En cuanto al uso para transportes, biocombustibles basados en petróleo, en la actualidad avanzan estudios para utilizar los desperdicios de la madera, no sólo de celulosa, sino también los descartes de la agricultura, para producir biocombustibles. Estamos calculando aproximadamente mil millones de metros cúbicos de aumento que se van a dar debido a las políticas que se están implementando en Europa, Estados Unidos y otros sectores del mundo que van a reclamar este tipo de materiales.
Es decir, hay una gran oportunidad para todo el sector forestal. Cada país es diferente y tendrá que encontrar las posibilidades que mejor le convengan, de acuerdo a su situación y a lo que puedan brindar.
Fuente: Misiones On Line