Las aceiteras Pymes agregan valor.
Entrevista a Oscar Gentili, presidente de Cabiocor. Proyectan certificar la calidad del expeller, hacer consorcio para exportar aceite y una planta de biodiesel que absorba su producción. Ya hay más de 15 en Córdoba y apuntan a avanzar en la cadena.
Se puede afirmar que Oscar Gentili es un apasionado del desarrollo local. En Tancacha, Córdoba, lleva adelante Imegen (Industrias Metalúrgicas Gentili), desde donde comenzó a fabricar equipos de molienda de soja por extrusión, de los cuales lleva colocados más de quince en emprendimientos formados por productores que ven en el procesamiento una vía al valor agregado.
Predicando con el ejemplo, él mismo constituyó, junto a sus hermanos, Molyagro, y luego formó Cabiocor, la Cámara de Biocombustibles de Córdoba, desde donde impulsa la transformación de las materias primas de los productores.
-¿Cuál es el panorama hoy?
-Tenemos más de 15 plantas con capacidad para procesar entre 30 y 100 toneladas diarias de soja, emplazadas en localidades como Tancacha, Oncativo, Pilar, Villa El Totoral, Corralito, Monte Buey, Jovita. Hay lugares, como pueden ser Corralito o Pampayasta, que son pueblos de 1.500 habitantes, y donde estas plantas son la primera industria que tienen. Y es una industria con inversiones de los mismos productores, que procesan en origen.
-¿Cómo es el impacto en la mano de obra?
-Depende mucho de la organización comercial, pero lo mínimo son entre diez y doce personas en forma directa. Hay plantas que emplean unas 15 personas, como es el caso de la planta de Oncativo, que tiene tres módulos y alcanza una capacidad de cien toneladas por día.
-Por otro lado hay un impacto en inversión productiva. ¿De cuánto estamos hablando?
-Es difícil precisarlo porque es muy variable, pero digamos que, partiendo de cero, de un terreno pelado, armando un galpón de 20 x 40 metros, silos para 2.000 toneladas, descarga hidráulica, etc., podemos estar hablando de $5 o 6 millones. Pero en otras situaciones, la inversión puede reducirse a la mitad.
-¿Cuál es el atractivo de convertirse en procesador?
-Hay una serie de sinergias que surgen de agregarle valor a la semilla, como el valor de los fletes y la comercialización de subproductos, en vez del grano.
Por otra parte, al ser de alta calidad tanto el aceite como el expeller, permite proveer tanto al mercado interno como al externo.
-¿A quién se le coloca el expeller de soja?
-Básicamente lo están comprando los criaderos de cerdo y pollo, y los tamberos. Tenemos un trabajo que hizo la UN de Villa María, donde se demuestra que el suministro de expeller de soja mejora la producción de leche en 2 y 3 litros por día. Por otra parte estamos trabajando con el Senasa, el Inta, las Universidades y el Gobierno provincial en la certificación la calidad de nuestro expeller.
-¿No hay riesgo de saturar el consumo de harinas?
-En el proyecto estratégico de 30 plantas para 2011 estaríamos hablando de procesar el 7% de la soja que se cosecha en Córdoba. Por otra parte, la producción por extrusado es insignificante respecto de por solvente. Pero si nos concentramos en el mercado interno y no nos organizamos para la comercialización sí podría haber un problema.
-¿Y con el tema aceite?
-Hoy tanto se está exportando a Chile como vendiéndose al mercado interno para su refinación o producción de biodiésel. El mercado es muy amplio. Al respecto estamos conformando un consorcio con las plantas para actuar en forma coordinada.
-¿Y cuál es el plan respecto del biodiésel?
-La idea es integrarlo como la etapa siguiente a la obtención del aceite. Pensamos en hacer una planta grande de biodiésel, de 20/30.000 toneladas anuales, que capte la producción de todas estas plantas y que pueda participar del abastecimiento del corte obligatorio.
-¿De qué inversión hablamos?
-Para una planta así no hay un número justo, pero podríamos estar hablando de 5 o 6 millones de dólares. Lo importante es que tenemos las plantas con masa crítica para el abastecimiento.
-¿Qué apoyo hay por parte del Gobierno provincial?
-En 2006 o 2007, durante el gobierno de De la Sota, se dictó una ley de apoyo a los biocombustibles, y esa ley sigue vigente. De todos modos es algo que todavía no lo hemos considerado.
Javier Preciado Patiño
Fuente: Infocampo