Se trata de un avión Pucará que levantó vuelo propulsado por un combustible elaborado a partir de la soja. Con esta prueba, la Argentina se pone a la vanguardia en el desarrollo de biocombustible aeronáutico.
La prueba se realizó en la pista de la Escuela de Aeronáutica de Córdoba y estuvo a cargo del Centro de Ensayos en Vuelo de la Fuerza Aérea Argentina (FAA). La elección de la nave fue por seguridad, ya que si se planta uno de los motores los Pucará pueden seguir volando con el otro sin problemas.
Muy clara fue la diferencia al ver prueba: desde una de las turbina, la que utilizó querosene aeronáutico (JP1), salió una humareda, mientras que de la otra, con biojet, los gases despedidos fueron más limpios y con menos olor.
El Biojet está compuesto en un 20 por ciento por derivados de aceites de soja y en un 80 por ciento por JP1. Tiene las mismas prestaciones que el JP1, pero bastantes ventajas potenciales en lo ambiental, ya que emite menos carbono fósil y de azufre. También es más económico.
Este es el primer paso de un emprendimiento conjunto entre los sectores científicos, , agroindustriales y militares, decididos a posicionar a la Argentina como un referente mundial en agrocombustible aeronáutico.
Detrás de este «proyecto estrella» de la FAA, que tratará de homologar internacionalmente el Biojet, patentar su receta de fabricación y volverlo habitual en las flotas aerocomerciales de todo el planeta, hay otro proyecto nacional mucho mayor. Se llama «Generación y optimización de tecnologías de producción de biocombustibles».
Fuente: Infobae