El congreso técnico aceitero más importante del mundo se realizará en Rosario.
Jorge Baldi, presidente de Asaga, advirtió que sin reformas el país captará el 30% del crecimiento mundial del comercio de soja cuando en el pasado lo hizo al 80%.
Rosario será sede del XIII Congreso Latinoamericano de Grasas y Aceites, la cumbre técnica internacional más importante del sector.
El encuentro, que se realizará del 1 al 6 de noviembre en el Salón Metropolitano, convocará a más de 1.500 personas vinculadas a la industria aceitera, buena parte de ellas extranjeras de América latina, Estados Unidos, Europa y Asia. Habrá 100 conferencias técnicas, recorridas guiadas al complejo oleaginoso regional (el más competitivo del mundo) y una exposición de 3.000 m2 que 60 empresas proveedoras de bienes y servicios utilizarán para contactos comerciales.
“La anterior cumbre que se hizo en Argentina fue en 2005 y tuvimos que hacerla repartida entre Buenos Aires y Rosario, pero ahora que la ciudad es más competitiva para la atracción de estos grandes eventos, con una mayor capacidad hotelera y una buena infraestructura, tenemos la satisfacción de poder hacerla enteramente en Rosario”, dijo Jorge Baldi, presidente de la Asociación Argentina de Grasas y Aceites (Asaga), entidad anfitriona y organizadora del encuentro cumbre.
Bunge es el “patrocinador oro” de la cumbre, mientras que Terminal 6 y la Cámara de la Industria Aceitera son “patrocinadoras plata”. Entre los apoyos institucionales, figuran la Bolsa de Comercio de Rosario, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Asagir, Aposgran, Aapresid, Acsoja y la Federación Olivícola Argentina.
Junto a Baldi, el ex presidente de la organización Héctor Autino, presidieron ayer por la mañana una conferencia de prensa donde presentaron el congreso y plantearon la agenda técnica del sector que tiene el polo oleaginoso.
El lema es “Integrando conocimientos para crear valor” porque la idea es que la experiencia alcanzada en cada región sea compartida en pos de desarrollar una plataforma agroindustrial eficiente que esté a la altura de responder a la creciente demanda mundial de alimentos.
Tanto Baldi como Autino coincidieron en el liderazgo mundial alcanzado por el polo oleaginoso del Gran Rosario (tanto en capacidad de procesamiento de sus plantas como de embarque de sus puertos) y señalaron que esa posición de líder coloca al país en un lugar estratégico que debe continuar explotando competitivamente y cuyas posibilidades de expansión, por ejemplo en bicombustibles, debe seguir explorando.
Ambos especialistas de la industria aceitera no dudaron en que el sector está haciendo puertas adentro todos los deberes (por ejemplo, invirtiendo, tecnificándose e innovando en procesos) para afrontar los desafíos de la mayor demanda de alimentos producto del aumento de la población y los cambios en las conductas alimenticias del eje Asia-Pacífico. Y la realización del congreso técnico muestra el interés de seguir siendo un sector de punta a nivel internacional.
Pero el problema aparece cuando sale del complejo y se analiza la situación nacional, y es ahí cuando la Argentina puede no parecer preparada para los desafíos y para capitalizar las oportunidades que brinda el contexto internacional.
Y si bien Asaga es una entidad técnica, reconocieron que la falta de resolución del conflicto campo-gobierno y las trabas a las exportaciones pueden complicar la performance. También hablaron de escollos logísticos, como una deficiente inversión en infraestructura ferroviaria que hace colapsar los accesos viales a los puertos y encarecer los fletes.
Más allá del, se podría decir “riesgo argentino”, tanto Baldi como Autino reconocieron que otro escollo son las barreras con las que nuestros principales clientes (China y Europa) frenan el ingreso de mercadería argentina argumentando razones de calidad y salubridad cuando, muchas veces, detrás sólo hay intereses comerciales que utilizan a una opinión pública no siempre bien informada.
El impacto comercial de la no resolución de los problemas de patentes y propiedad intelectual, con el caso Monsanto y la soja RR como bandera, también entran en ese capítulo.
“Estamos muy expuestos a cambios en las condiciones de calidad y comercialización por medios de campañas que sensibilizan a la población, sobre todo en Europa”, dijo Baldi, y puso como ejemplo las trabas que tiene desde este año el aceite de girasol argentino cuando se bajó sin necesidad el nivel de tolerancia a pesticidas en aceites crudos ya que está comprobado que el actual no afecta la salud humana. El caso es que esa medida afecta al 1.5 M de toneladas que anualmente se exportaban a Europa.
Y como este tema, que amerita permanentes negociaciones bilaterales y diplomáticas entre los países involucrados, esta vez la cumbre aceitera tendrá un panel “más picante”, dicho por el propio Baldi, sobre el tema en el que disertará, entre otros, el presidente de Ciara, Raúl Padilla.
“En los próximos 10 asistiremos a un aumento muy fuerte de la demanda de alimentos, pero la Argentina no es la única proveedora y la competencia es fuerte. Si no hacemos las cosas bien, podremos captar un 20/30% del crecimiento del comercio mundial de soja cuando en el pasado llegamos a capitalizar el 80% del crecimiento que explicó las fuertes olas de inversión oleaginosa en Argentina de finales de los 80, mediados de los 90 y la de 2003/2005”, completó Baldi.
Gentileza de Punto Biz para Nextfuel Argentina www.biodiesel.com.ar