BRASILIA — El gobierno brasileño lanzó el jueves un proyecto de ley que prohibe plantar caña de azúcar en la Amazonía, el Pantanal y la cuenca del Alto Paraguay, para evitar que el cultivo, base para la producción de etanol, fomente la deforestación en áreas de flora nativa.
«Ahora podremos decir que nuestro etanol es 100% verde», declaró el ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc.
El Ordenamiento Agroecológico de la Caña de Azúcar veta las plantaciones en más de 90% del territorio de Brasil, prohibiendo construir nuevas usinas y ampliar el plantío en áreas de flora nativa de la Amazonía (norte), el Pantanal (centro oeste) y el Alto Paraguay (sur).
El proyecto, que debe lograr la aprobación del Congreso, también favorece que la caña se expanda en zonas ya degradadas, que no necesitan irrigación plena y son de fácil mecanización, para evitar las contaminantes quemas del producto sobrante en el campo, informó el gobierno.
Brasil es el mayor exportador mundial de azúcar y de etanol, y con la nueva reglamentación intenta frenar cuestionamientos internacionales que vinculaban la expansión de la producción de caña a la deforestación.
«Ese ordenamiento es extremamente bienvenido porque da señales claras a los agricultores y al mundo de que el gobierno quiere ejercer un control» sobre la expansión de esos cultivos, dijo a la AFP el investigador del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM) Paulo Moutinho.
Los ambientalistas advierten, sin embargo, que será necesaria una fiscalización paralela.
«Impedir la expansión de la caña en la Amazonía no quiere decir que no habrá deforestación. Ya se comprobó que el aumento de la plantación de caña en Sao Paulo desplazó cultivos de soja hacia el sur de la Amazonía, donde había pasto, y la pecuaria avanzó en la selva», afirmó Moutinho.
La producción de caña en Brasil prácticamente se duplicará en los próximos ocho a diez años, informó el ministro de Agricultura, Reinhold Stephanes, asegurando que, a pesar de los límites ambientales, «el inversionista tiene opciones».
«Queremos que el etanol sea una gran commodity (materia prima)», proclamó el ministro de Medio Ambiente, aunque, a su lado, el de Agricultura criticó que «los países más desarrollados que hablaban mucho de etanol, a medida que el precio del petróleo bajó, hablan menos».
Brasil ha convertido el etanol en su bandera energética «verde» internacional, aunque ahora se debate con un gigantesco descubrimiento de yacimientos de petróleo en aguas profundas.
En Brasil, la gasolina vendida contiene 25% de etanol y una buena parte de la flota de autos dispone de un motor bi-combustible (flex fuel), que permite que funcionen con alcohol, gasolina o cualquier mezcla de ambos.
El director del Instituto de Estudios del Comercio (Icone), André Nassar, afirmó en un reciente artículo que el ordenamiento no solo puede ayudar a generar confianza internacional en la sustentabilidad del etanol, sino que «si se hace bien, y los productores lo apoyan», puede favorecer otros procedimientos similares, por ejemplo para la cría de ganado, la principal causante de la deforestación.
Brasil prevé producir este año 629 millones de toneladas de caña de azúcar (+10% sobre 2008) que ocuparán 7,7 millones de hectáras (+9,5%) y que se traducirán en 27.800 millones de litros de etanol (+4,2%) y 36,7 millones de toneladas de azúcar (+16,2%).
Por Yana Marull
Fuente: AFP