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Las plantas de biodiésel, que se concentran en Santa Fe, son claves para sustituir las importaciones millonarias de gasoil, que encima se encarecieron por la guerra en Ucrania. Desde el sector, reclaman que el Gobierno Nacional los escuche y en la provincia piden que se sancione la ley de biocombustibles.
En la provincia de Santa Fe se produce el 80% del biodiésel argentino. El insumo central es el aceite de soja.
“Todos se dan cuenta de lo que la industria del biodiésel podría aportar en esta crisis, menos el Ministerio de Economía y el Ministerio de la Producción de la Nación. Están hechas todas las presentaciones en la Secretaría de Energía pero por ahora no avanzan”.
Las palabras de Juan Facciano, de la Cámara Santafesina de Energías Renovables (Casfer), expresan el sentimiento de los fabricantes de biodiésel que aseguran que el país está a las puertas de una crisis energética y el sector podría amortiguar sus consecuencias sustituyendo un millón de toneladas de gasoil importado por un millón de toneladas de biodiésel.
También reclaman al gobierno provincial por la reglamentación de la ley de biocombustibles de Santa Fe, que fue votada por la Legislatura en 2020 pero todavía no se aplica.
“La industria de biodiésel podría aportar 1 millón de toneladas para uso automotor, para generación eléctrica y para consumo del sector agrícola. Implicaría motorizar la industria aceitera más todos los beneficios ambientales que ya conocemos de los biocombustibles”, explica Facciano.
El aceite de soja es el insumo básico para fabricar biodiésel y Santa Fe produce el 80% del total del país. “Más que nunca recalcamos que el biodiésel permite la sustitución de importaciones, como lo venimos diciendo hace diez años. Esa discusión se daba en un escenario en el que algunos cuestionaban que el precio del biocombustible era mayor comparado con el gasoil importado; nosotros sosteníamos que no era así, pero hoy esa discusión pasó a ser anacrónica.
Hoy la discusión es biodiésel o nada, porque el gasoil importado no existe, porque el país no tiene los dólares suficientes y es un hecho que no compró los barcos necesarios”, afirma.
Las importaciones millonarias de gasoil de la Argentina se encarecieron por la guerra en Ucrania.
«El biodiésel subió de precio, porque subieron los precios de todos los commodities, pero es un producto que se paga en pesos versus algo que no existe, o versus algo que se paga en dólares, pero no están los dólares”, explica el directivo de la cámara que representa a fabricantes pyme de la provincia. Argentina importó gasoil en 2021 por 1.663 millones dólares, pero a precios muy inferiores a los actuales, que se multiplicaron tras la invasión rusa a Ucrania. Si hoy tuviera que importar la misma cantidad a precios actuales la sangría de divisas sería mucho más alta. Lo mismo ocurre con los otros combustibles que el país adquiere en el exterior: gas natural licuado (GNL) y gas natural de Bolivia. Con los actuales precios y la escasez de divisas, el faltante de gasoil es un hecho. Las empresas no quieren importar con un precio de referencia del petróleo a 130 U$s teniendo para venderlo en el mercado interno a un precio mucho más bajo. Si bien el precio de la soja se disparó al igual que el petróleo, la gran ventaja es que el biodiésel se produce en el país, no demanda divisas porque se cancela en pesos y en plazos posteriores a la entrega. Con stocks de materia prima (soja) más que garantizados, una alta capacidad ociosa en las empresas, el sector podría empezar a producir de inmediato.
Cuánto ahorraría la Argentina si produce más biodiésel
Según las proyecciones que maneja Casfer, un millón de toneladas de biocombustibles agregadas al mercado interno permitiría “ahorrar U$S 1.450 millones en importaciones de 1 millón de toneladas de gasoil”. A su vez, teniendo en cuenta que el biodiésel se hace en base a aceite de soja, que se extrae al procesar el poroto, del cual se extrae 20% de aceite y 80% de harina de soja, el incremento de producción “propicia exportaciones adicionales de 4 millones de toneladas de harina de soja por U$S 2.250 millones, lo que generaría divisas en total por u$s 3.700 millones”.
El uso del biodiesel en el transporte público y en la generación de energía permitiría ahorrar unos 3.700 millones de dólares a la Argentina.
El uso del biodiésel en el transporte público y en la generación de energía permitiría ahorrar unos 3.700 millones de dólares a la Argentina.Así se “reduciría de U$S 10.000 a U$S 6.300 millones el impacto de las importaciones totales de combustibles (gasoil, GNL y gas) entre mayo y septiembre”, que son los meses críticos en los que el país necesita adquirir combustibles afuera. La propuesta técnica sostiene que 1 millón de toneladas permitiría incrementar al 10% el corte obligatorio del gasoil para uso automotor (hoy está por debajo del 3%), y a la vez cortar en un 10% el gasoil que se importa para la generación eléctrica en usinas de ciclo combinado.
Santa Fe: la ley provincial de biocombustibles
Los fabricantes ponen el ojo en la demora del gobierno provincial en reglamentar y poner en práctica la ley de biocombustibles de la provincia. Esa norma fue votada en 2020, pero la Casa Gris la mantuvo pisada, en primer término porque consideró prudente esperar a ver cómo se definía la letra final de la ley nacional que se discutió en 2021 y ahora a la espera del desenvolvimiento de los precios. Cabe recordar que Santa Fe produce el 80% del total de biodiésel del país y es la provincia con más industrias productoras de ese biocombustible: 18 plantas elaboradoras con una capacidad de 3.473.600 toneladas anuales. La norma provincial fija beneficios tributarios y fiscales para empresas de transportes, de pasajeros y cargas, empresas en general y concesionarias de obra pública, entre otras, que incorporen el uso total o mezcla de biocombustibles. La industria del biodiésel tiene capacidad ociosa en Argentina y en Rosario se demostró que el sistema de transporte público puede funcionar con B100, es decir biodiésel al 100%. Los empresarios del sector se entusiasmaron cuando días atrás el gobernador Perotti reclamó a la Nación por el cierre de las exportaciones de aceite y harina de soja y la eliminación del diferencial de 2 puntos en las retenciones para esos subproductos. “Nobleza obliga también estamos pidiendo que Santa Fe reglamente la ley”, dijo Facciano. Aunque no lo digan así, esperan que Santa Fe active lo que está en sus manos. En las últimas semanas se sumó un nuevo proyecto a la Legislatura que profundiza los alcances de aquella ley: declara “política de Estado provincial la incorporación de los biocombustibles en las usinas instaladas en el territorio de la provincia de Santa Fe, que utilizan actualmente combustibles fósiles líquidos de manera alternativa para su operación en los períodos en los cuales no disponen de gas natural”. Apunta a las dos grandes generadoras eléctricas: San Martín y Vuelta de Obligado, capaces de generar 2.681 megavatios de energía eléctrica.
Los gigantes del biodiésel quieren otras reglas de juego
También desde la Cámara de Exportadores de Biocombustibles, conformada por las grandes agroexportadoras, creen que el biodiésel “puede ser una opción para un país como el nuestro, en el marco de una crisis energética en Argentina y en el mundo”. Su principal directivo, Luis Zubizarreta, ratificó a AIRE las diferencias que este sector mantiene con el Régimen de Promoción de Biocombustibles que sancionó el Congreso el año pasado, de ahí que recalca que “lo que se haga tiene que hacerse en un marco de mercado libre”. Por encima del cupo obligatorio de corte del 5% “la competencia debe ser libre y el comprador poder elegir el combustible que le convenga, siempre a partir de un precio que surja del mercado”. Zubizarreta reiteró que “la industria tiene capacidad ociosa en Argentina, la calidad del producto es buena, los testeos están hechos, como en el caso del transporte público de Rosario que funcionó con B100” (es decir, 100% de biodiésel) durante dos años.
POR DAVID NARCISO
FUENTE: AIRE DE SANTA FE