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A Estados Unidos y a Brasil -líderes mundiales en lo que respecta a la producción y a la utilización de biocombustibles- se les están uniendo cada vez más países, que optan por sistemas más amigables con el ambiente.
Comprendieron que se avanza hacia la era del hidrógeno. Los Gobiernos deben levantar la mirada, y dirigirla hacia el futuro. La humanidad lo reclama.
Hace 8 Hs Por Gustavo Frías Silva.
Existen dos países que han decidido impulsar grandes cambios, con el objetivo de liderar en el mundo el lugar de los combustibles eficientes y limpios para el futuro de la movilidad. Por un lado, Estados Unidos, con una gran producción de bioetanol elaborado, principalmente, a partir del maíz como materia prima; por el otro, nuestro vecino Brasil, que mediante la caña de azúcar lanzó en 1975 un programa proalcohol, que lleva casi cinco décadas de desarrollo. A lo largo de estas alcanzó una participación del bioetanol de aproximadamente un 44 % en el consumo global de combustibles líquidos para motores de Ciclo Otto. Como estos, otros países se sumaron con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Este camino que se empezó a transitar es muy importante, porque el transporte es el segundo rubro de generación y de uso de energía mundial, emisor de GEI, que debe mejorar sustancialmente en términos de utilizar combustibles más amigables con el ambiente.
Según afirman los representantes de la Sociedad Argentina de Técnicos de la Caña de Azúcar (Satca), es necesario tener en cuenta esos conceptos para que en el futuro la descarbonización sea una realidad y que la matriz energética no siga dependiendo de los combustibles fósiles, que solo aumentan la emisión de GEI.
Los miembros de la Satca afirman que debemos tener en cuenta los dichos de Plinio Nastari, expositor en el Congreso Internacional de la caña de azúcar de la Issct, realizado en la Argentina en 2019, que afirmaba: “el futuro de la movilidad dependerá cada vez más de motorizaciones más eficientes y, en la medida de lo posible, con emisiones de carbono reducidas”. Y afirmaba que aún hay grandes oportunidades para reducir el consumo de energía con la optimización de los motores de combustión interna, y con la introducción de soluciones intermedias, como vehículos híbridos, que también se consideran eléctricos.
En el Congreso de la Issct de Tucumán, Ricardo Abe, de Nissan Brasil), nos ilustró sobre las investigaciones que se están realizando para desarrollar una innovación tecnológica, que puede tener un gran impacto en el futuro de la motorización. Esencialmente, los esfuerzos experimentales están orientados a liberar y a utilizar el hidrógeno contenido en la molécula de etanol, la cual se descompone en combinación con el oxígeno por medio de una celda de biocombustible, para activar el tren de potencia y la batería del vehículo, y para hacer que el automóvil funcione con el tanque lleno de bioetanol.
De esta forma, nos estamos dirigiendo hacia la era del hidrógeno. Pero muy probablemente no hacia el hidrógeno capturado y guardado con alta presión y a muy baja temperatura -costoso y con el alto riesgo de los tanques de titanio-, sino hacia el hidrógeno representado por la alta densidad, la baja huella de carbono y la sustentabilidad que producen los biocombustibles de avanzada, como el bioetanol, el biogas y el biometano. “En definitiva, por medio de la celda de biocombustible de óxido sólido podemos contar con un auto eléctrico que utiliza etanol, aprovechando el alto contenido de hidrógeno de su molécula”, afirman los técnicos de la Satca.
Según el experto Plinio Nastari, la visión estratégica para el futuro de la movilidad implica cinco aspectos importantes:
1.- El aumento del uso de los combustibles líquidos de alta densidad y bajo carbono, generando una mayor eficiencia y una disminución de la huella ambiental.
2.- Complementando favorablemente el uso de los combustibles renovables con los tradicionales.
3.- Utilizando la infraestructura existente de distribución de los combustibles líquidos.
4.- Promoviendo la tecnología local para la producción de biocombustibles y de la tecnología automotriz, tanto para uso doméstico del país, como para la exportación a importantes regiones del mundo que no los pueden producir.
5.- La electrificación con biocombustibles representa un modelo para la expansión de una solución limpia y eficiente en transporte.
Por último, cabe mencionar que la declaración de visión de la convención de las Naciones Unidas por el Cambio Climático, realizada en Bonn (Alemania) en 2017 -de la que participaron representantes de más del 50% de la población mundial- impone la siguiente premisa: el porcentaje de biocombustibles sustentables, bajos en carbono, para el transporte terrestre, marítimo y aéreo debe triplicarse para 2030.
Argentina fue anfitriona del XXX° Congreso de la Sociedad Internacional de Tecnólogos de la Caña de Azúcar. Y el sector de la agroindustria local, pensando en el futuro desarrollo económico y social de la Región, quiere hoy “escribir la próxima página de esta actividad”, tal cual rezaba el eslogan del Congreso, según puntualizaba el informe de la Satca.
Por Gustavo Frías Silva
FUENTE: LA GACETA