Agroindustria, nada se pierde, todo se transforma.
Con una inversión de $15 millones un frigorífico de Córdoba utilizará los subproductos bovinos para elaborar biodiesel y suero.
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y Juan Carlos Grimaldi, de Río Segundo./Foto: Irma Montiel.
CORDOBA.- Nada se pierde, todo se transforma. Ese antiguo principio físico-químico se ha aplicado al pie de la letra en un frigorífico cordobés: por el portalón de ingreso entra la hacienda, pero no salen luego sólo medias reses para consumo interno o cortes para la exportación y alguna que otra manufactura.
Todo lo que derive de la faena, incluidos los efluentes, será convertido en un nuevo elemento comercializable o en biocombustible, bioenergía o biofertilizante. La planta procesadora de subproductos bovinos y el proyecto de matriz bioenergética inaugurada por el Frigorífico Río Segundo le permitió al presidente de la empresa propietaria, Logros SA, Juan Carlos Grimaldi, decir que la empresa ingresa en «un avanzado y nuevo modelo de proceso productivo».
El gobernador de la provincia, Juan Schiaretti, le puso dimensión al emprendimiento al celebrar que la planta es la «primera» en la Argentina y la «segunda» en América del Sur en enfilar hacia este concepto de integración vertical.
Con una inversión por 15 millones de pesos y una capacidad de trabajo de 120 toneladas diarias, el establecimiento ha unido varios eslabones: en la sección de procesamiento de sangre bovina elaborará suero bovino para dilución de vacuna antiaftosa; plasma y hemoglobina en polvo para ser utilizado en la producción de alimentos balanceados; albúmina para la industria de reactivos biológicos, y trombina para la elaboración de kits tópicos quirúrgicos.
Desde un desecho industrial como es la sangre, no sólo se disminuye la contaminación de los efluentes, sino que también se generan productos de alto valor agregado.
Por otra parte, a partir del sebo industrial pronto se obtendrán grasas hidrogenadas y biodiésel, que le permitirán al frigorífico autoabastecerse de energía eléctrica y ahorrarse el consumo de 45.000 litros mensuales de fueloil. Un aporte al entorno social al reemplazar combustibles fósiles por energías renovables. Los excedentes, naturalmente, cuando los haya, se venderán.
El proyecto contempla también que los efluentes del frigorífico, principal contaminante del ambiente, serán convertidos en biolodos que podrán ser utilizados como fertilizantes orgánicos, agua limpia para lavado y biogás para generación de vapor, que empleará el propio establecimiento fabril, para eliminar la emisión de gases efecto invernadero.
Grimaldi dijo que la nueva planta ofrecerá un espectro de productos «que se encontraban fuera del proceso productivo» y, por ende, les otorgan también mayor estabilidad a la colocación de hacienda.
Por Juan Carlos Vaca
Corresponsal en Córdoba
Fuente: La Nación