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Juan Facciano, referente de la cámara que agrupa a las pymes del sector, describió el difícil momento de la industria.
Foto: Juan Facciano, de Albardón Bio, fue entrevistado por el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura.
La gran mayoría de las plantas de biodiesel están paradas, trabajan a pérdida o están directamente concursadas. Cuatro años de gestión Macri bastaron para dejar al borde de la quiebra a la industria de los biocombustibles que abastece al mercado interno, particularmente la vinculada a la producción de bioetanol de caña de azúcar, pymes y algunas grandes no integradas productoras de biodiesel. La decisión constituye una notable paradoja, teniendo en cuenta la supuesta revolución verde de Cambiemos. Sucede, más bien, que lejos de ser una paradoja es una consecuencia lógica de la política industrial y federal del macrismo.
Juan Facciano, director de la empresa Albardón Bio y miembro de la Cámara Argentina de Empresas Regionales Elaboradoras de Biocombustible, hizo un repaso no sólo del calamitoso estado de situación del sector, sino de su historia reciente partiendo desde la ley 26.093, pero retomando el eje fundamental de encarar a los biocombustibles como herramienta de industrialización, de desenvolvimiento tecnológico y de protección y fomento de las economías regionales. Avances, en este sentido, de cara a un próximo gobierno de diferente signo al actual.
– ¿Qué impacto tuvo la ley 26.093 en la instalación de pymes de biodiesel, los niveles de producción y empleo en estos años?
– A través de la ley 26.093, sancionada en el año 2006, y su reglamentación mediante el decreto 109/07, se estableció un régimen de promoción y producción para los biocombustibles, creándose una política de Estado de alcance federal cuyos principales objetivos han sido promover y contribuir a: la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de las economías regionales; la industrialización de la producción primaria en origen; la sustitución de importaciones; y la preservación del medio ambiente. A la fecha de la sanción de la ley sólo había instaladas unas cinco plantas que se dedicaban exclusivamente a la exportación, y que eran propiedad de grupos aceiteros. A partir de la creación del régimen de promoción y producción de biocombustibles se han construido más de 25 plantas de biodiesel en seis provincias (Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa, San Luis y Santiago del Estero). Otro rasgo característico de la ubicación geográfica de las pymes de biodiesel ha sido, en muchos casos, la instalación de plantas en localidades donde nunca antes hubo una industria. Tal es el caso de Frías (Santiago del Estero), Calchaquí, Piamonte, Saa Pereira (Santa Fe), Catriló (La Pampa), etc. Lo anterior es una afirmación de que estás industrias nacieron «por» y «para» el régimen creado para los biocombustibles.
– ¿De qué forma moviliza y genera empleos directos e indirectos una planta de biodiesel?
– La industria del biodiesel genera más de 10.000 fuentes de trabajo, directas e indirectas. Esta industria es una «gran» generadora de empleo indirecto. A modo de ejemplo, en materia logística, una planta de biodiesel con capacidad de producción de 50.000 toneladas anuales, genera un movimiento anual de: 1.800 camiones para el ingreso del aceite de soja (materia prima), 1.800 camiones para el egreso del biodiesel, 180 camiones para el egreso de glicerina (subproducto que se obtiene del proceso de elaboración del biodiesel), 200 camiones para el ingreso de metanol (principal insumo), más el movimiento logístico para los demás insumos. También podemos indicar, a los fines de ponderar el impacto en materia de empleo indirecto que la industria genera en «origen», la actividad de las pequeñas aceiteras a prensa o «extrusoras». Una planta de biodiesel con capacidad de producción de 30.000 toneladas anuales es abastecida de aceite por más de 40 plantas extrusoras. En la provincia de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires hay más de 1.000 extrusoras de aceite, y cada una emplea entre 3 y 5 trabajadores. Del proceso de extrusoras se extrae, además del aceite, harinas para destinar al consumo animal (criaderos de cerdo y pollos, feed lots, etc.). A lo mencionado anteriormente se le debe agregar el «movimiento» que esta industria genera en estas localidades en actividades tales como ferretería, metalmecánica, traslados de personal, viandas, etcétera, que en el contexto nacional tal vez pueden pasar desapercibidos, pero tiene un impacto muy fuerte en estas localidades.
– ¿Por qué el desarrollo de los biocombustibles significa industrializar la producción de nuestra ruralidad?
– El biodiesel constituye el eslabón posterior en la cadena de agregado de valor de la soja, al igual que el azúcar y el maíz para la cadena del bioetanol, evitando la exportación de producción primaria. Esta transformación industrial, que se produce en «origen», contribuye además a la generación de empleo genuino que va más allá de la producción del biocombustible en sí, dando origen y/o potenciando el desarrollo de otras industrias, como pequeñas aceiteras a prensa, empresas de transportes, industria metal-mecánica, y el desarrollo de nuevas aplicaciones tecnológicas al servicio del sector, etcétera.
– ¿Qué balance hace de lo sucedido entre 2016 y 2019?
– El mercado interno automotor de los biocombustibles, en lo que se refiere a la asignación de cupos para la venta a petroleras como así también el precio de venta del producto, se encuentra regulado 100 por ciento por el Estado Nacional (Secretaría de Energía). En lo que refiere al precio del biodiesel, y de acuerdo al marco regulatorio vigente, el mismo se determina, o debería determinarse, mensualmente a partir de una fórmula polinómica que contempla todos los costos del sector, siendo los principales factores que inciden en la determinación del precio la cotización del aceite de soja, la materia prima que representa más del 85 por ciento del costo de producción, y la variación del tipo de cambio. Por lo expuesto, el precio mensual que debe publicar la Secretaría de Energía surge exclusivamente de los costos que tiene el sector para la producción de este biocombustible. Lo anterior es una explicación de lo establecido en el marco legal vigente y de cómo «debería» funcionar el régimen, pero no es la realidad de la industria. Acá incluyo también al precio del bioetanol, desde el año 2016, y que ha empeorado de manera radical durante el último año, a partir de la gestión de Gustavo Lopetegui en la Secretaría de Energía. Desde el año 2016, el gobierno nacional ha venido modificando las «reglas del juego» del negocio de manera reiterada, unilateral, intempestiva y discriminatoria, siempre en detrimento del sector, lo que implicó una transferencia indebida de renta a las petroleras y que perjudicó al consumidor final. A través de diferentes maniobras, el Estado ha venido fijando el precio de venta de los biocombustibles por «debajo» de los costos reales de producción. Esta situación ha empeorado a partir de las últimas devaluaciones. La situación antes descripta ha generado como consecuencia directa que en la actualidad la gran mayoría de las plantas de biodiesel estén trabajando por debajo de sus costos, encontrándose muchas de estas paradas, con personal suspendido o desvinculado, empresas con procedimientos preventivo de crisis presentados o directamente concursadas.
– En una reunión con usted en representación de la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (Cepreb), Gustavo Lopetegui le dijo que los biocombustibles era un lujo que el país no podía darse. ¿Fue así? ¿Por qué dijo eso?
– En reiteradas oportunidades, el actual secretario de Energía tuvo afirmaciones muy desafortunadas para la industria de los biocombustibles. Puntualmente, el 22 de marzo de este año, en un desayuno de la Fundación Libertad, afirmó que los biocombustibles eran un «lujo» que un país como la Argentina no podía darse, agregando que eran algo para países como Suecia. En esa misma línea, en una presentación en el Bolsa de Comercio de Córdoba, el último 30 de mayo, también manifestó que los biocombustibles eran un «costo» para el país, desconociendo absolutamente todo el aporte, entre otros, fiscal que la industria genera en toda la cadena de agregado de valor de la soja, azúcar y maíz. Lamentablemente, estas afirmaciones del Secretario Lopetegui no fueron casuales ni aisladas, sino que reflejan lo que realmente piensa de la industria de los biocombustibles, y no desde que asumió la cartera de Energía, sino desde que se desempeñaba en la Jefatura de Gabinete.
En base a datos de la Secretaría de Energía, con Cambiemos, el mercado interno pasó a consumir apenas un 5,2 por ciento más de biodiesel en 2019 que en 2015 (enero a julio). ¿Cuál es la capacidad ociosa del sector? ¿Cómo se revierte esta tendencia de forma urgente?
La capacidad de producción de biodiesel instalada en nuestro país supera los 4.500.000 de toneladas. En la actualidad, con la exportación incluida, existe una capacidad ociosa mayor al 50 por ciento que fácilmente podría ocuparse a partir de medidas concretas del gobierno nacional, tales como incrementar el porcentaje del corte automotor, mandatos para transporte de pasajeros y cargas, generación eléctrica, etc. Desde el punto de vista técnico y económico, las medidas antes indicadas son totalmente viables desde lo técnico, fiscal y económico. Entre otras cuestiones, se debe tener en cuenta que la Argentina importa más del 30 por ciento del gas oil que se consume.
¿Qué opinión le merece la creación de la Liga Bioenergética de Provincias Argentinas? ¿Por qué?
El papel de la Liga Bioenergética de Provincias Argentinas es fundamental para el desarrollo de la industria. En este sentido, se ha creado un ámbito federal donde está representada la industria en su conjunto y las provincias donde se producen los biocombustibles, y desde donde, entre otras cuestiones, se debe discutir, consensuar y proponer, la estrategia a largo plazo para las bioenergías y demás energías renovables. La Liga, y acciones concretas como las que está tomando la provincia de Santa Fe en materia de energías renovables, como también otras medidas similares que está adoptando Tucumán, por mencionar solo algunas, marcan el rumbo hacia donde debe transitar una política de estado federal en materia de uso de biocombustibles.
¿Qué puntos, políticas o cambios en la normativa vigente considera fundamentales implementar a partir de diciembre para reactivar el sector de los biocombustibles y potenciarlo?
Considero necesario que el Estado Nacional, conjuntamente con las provincias, retome el fomento de la industria de los biocombustibles a través de una Política de Estado de alcance federal, brindando seguridad jurídica y previsibilidad. En materia de medidas concretas para reactivar la actividad, el Estado Nacional debería, por un lado, aprovechar al máximo la capacidad de producción instalada, mediante un aumento de los porcentajes de corte obligatorio, y, además, adoptar las medidas necesarias para la apertura de nuevos nichos de mercado, tales como: transporte público de pasajeros y carga a nivel nacional, sector agrícola, generación eléctrica, etc. Como lo mencioné anteriormente, estas medidas son totalmente viables desde lo técnico, fiscal y económico.
En la provincia de Santa Fe, el transporte público lleva biodiesel. ¿Qué opinión le merece este programa? ¿Qué sustitución de combustibles fósiles se produce?
La provincia de Santa Fe ha sido pionera en la utilización de biodiesel en el transporte público de pasajeros. Puntualmente, en el caso de la Municipalidad de Rosario, la flota de colectivos de las empresas de la municipalidad se encuentra funcionando con biodiesel al 100 por ciento. Por otra parte, la provincia también ha aplicado medidas para estimular que el transporte público de pasajeros en las rutas de la provincia utilice 100 por ciento biodiesel.
Con este tipo políticas, Santa Fe ha cambiado el paradigma de tener que depender del Estado Nacional para potenciar y/o incursionar en la utilización de fuentes de energías renovables, y no se limita únicamente al biodiesel, sino también a la generación de energía eléctrica a partir de fuentes fotovoltaica y eólica, etc.
¿Qué país modelo considera necesario seguir o replicar aquí, con nuestras particularidades? ¿Por qué?
Creo que en el caso de las bioenergías no deberíamos seguir ningún modelo, sino nuestro país. En materia de recursos naturales de origen renovable, la Argentina tienen todo para constituirse en líder absoluto. Lo que se debe hacer es simplemente «potenciar» lo nuestro, explotando nuestros recursos de manera sostenible y sustentable, promoviendo y desarrollando las economías regionales y la industrialización la producción primaria, y diversificando la matriz energética (no se pretende sustituir a los combustibles fósiles, sino complementar la matriz actual con fuentes generadoras de energía renovables). La generación industrial de las bioenergías requiere de políticas de Estado direccionadas, pensadas para una Argentina de hoy y futura, donde la promoción, producción y utilización de las bioenergías constituyan las bases de un país sostenible y sustentable, contribuyendo al autoabastecimiento en materia energética y preservando el medio ambiente.
Por Federico Bernal OETEC / Especial Agroclave
FUENTE: DIARIO LA CAPITAL/ROSARIO/SANTA FE/ARGENTINA